Siempre he creído que tanto las mamás que trabajan como las que se quedan en casa son modelos positivos para los niños. Lamentablemente cada grupo tiene estigmas y hoy quiero referirme a quienes decidimos combinar la maternidad con el deseo de desarrollo profesional, con todo y la dosis de culpa que eso conlleva. ¡Seguro te ha pasado!
Antes de entrar en el tip, algo muy bonito que me gustaría compartir contigo es que yo toda mi vida he trabajado. No conozco otra vida. Desde que cumplí dos años -y ahí está Youtube de testigo -he salido en la tele y he trabajado.
A muy temprana edad aprendí que ese era mi mundo. Claro, pude haber dicho “no más”, pero desde muy chiquita entendí que para salir adelante a veces hay que hacer sacrificios. En mi época, los niños artistas éramos vistos como personas raras. Hoy afortunadamente todo ha cambiado. Por fortuna hay mucha más apertura y respeto.
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Ahora bien, todas las cosas que se dicen de la maternidad son ciertas: amas a tus hijos desde antes de conocerlos y es un amor tan grande que resulta indescriptible y te rebasa. Estás frente a una transformación profunda de tu vida. Nada de lo que hayas experimentado antes te cambiará tanto como la llegada de tu primer hijo.
Un día eres independiente, haces novelas, te vas de gira, llenas estadios y nueve meses después –y para el resto de tu vida– deberás tomar cada decisión considerando las repercusiones que tendrá en ese nuevo ser que, al principio, depende totalmente de ti.
Es una guerra interna y creo que nada tiene tanto peso como la decisión de volver o no al trabajo. Sin duda es un área que genera mucha tensión en las mujeres.
Tengo amigas trabajadoras que me dicen que sienten culpa por no estar con sus hijos en todo momento y tengo otras que, a pesar de estar felices con su decisión de estar en casa, reconocen que en ocasiones se sienten aisladas y resentidas.
Las respeto profundamente a todas, porque hoy sé lo que es ser mamá y que te critiquen por ambas decisiones.
Las que se dedican al cuidado de los niños reciben comentarios como: “ah, solo estás en casa”, como si no fuera un trabajo de alta demanda y que requiere de toda tu energía.
Si te vas al trabajo, y por mala fortuna tuviste que faltar a la junta de tus hijos, no falta quien te diga: “ya veo, el trabajo. Deberías ponerles más atención”. ¿Cómo saben ellos que no les pones atención?
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Hagas lo que hagas, tomes la decisión que tomes, siempre habrá quien te critique. Lo peor es que muchas veces los comentarios más hirientes vienen de las propias mujeres, de otras mamás que increíblemente parecen no darse cuenta de la situación en la que está la otra. Deberíamos ser más empáticas entre nosotras.
Pues bien, como siempre habrá quién te juzgue, te propongo que tomes la decisión de regresar o no al trabajo considerando, en primer lugar, qué es lo que quieres hacer tú, qué te hace feliz.
Una vez que me hice esa pregunta, pensé y analicé: ¿qué es lo mejor para mi hijo (ahora hijos, dos hermosos ‘muñecos’ que adoro).
La verdad es que no hay mucha evidencia de que el hecho de que uno de los padres se quede en casa (o no) afecte de manera positiva o negativa al desarrollo de los niños.
Hay un estudio de la Universidad de Harvard que sugiere que las hijas cuyas madres desempeñan un empleo remunerado tienen mayor probabilidad de encontrar un empleo y, en la mayoría de los casos, puestos de responsabilidad y bien retribuidos.
Según Kathleen L. McGinn, una de las autoras de este reporte, las madres trabajadoras buscan la manera de equilibrar el empleo fuera de casa y sus responsabilidades del hogar, lo que influirá en los hijos. A través del ejemplo, los hijos tomarán el mismo camino y lo repetirán en sus propias vidas.
Pero este estudio tiene muchos huecos. ¿Cómo influyó en los niños exactamente? ¿Qué repercusiones tuvo a nivel emocional? Hasta el momento no he encontrado nada serio que incline la balanza hacia uno u otro lado.
En mi caso tomé la decisión considerando lo que le funcionaba a mi familia y creo que esa es una gran clave, pues cada una tenemos contextos diferentes. Lo único que te pido, y que me sirvió, es que trates de ser honesta contigo misma sobre lo que deseas para ti. Considera sugerencias, escucha a tu pareja, pero al final haz lo que tu corazón crea conveniente.
Te comparto que, otro gran tip para tomar la decisión, es que pienses en cómo quieres que te vean tus hijos.
En mi caso lo que quiero es que se den cuenta de que soy una mujer que siempre ha trabajado, que ha salido adelante absolutamente de todo, que no se rinde. Eso es lo que quiero: que sean personas que luchen siempre. En la vida hay muchos tropiezos, pero lo importante es la actitud y las ganas con la que salgas adelante.
Soy Anahí y te espero en mi próxima columna en Baby Creysi.
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