Por Beatriz Gaspar/La-Lista.com
La pandemia por Covid-19, a finales de marzo de 2020, obligó a las escuelas a trasladarse a la casa. A más de un año después, la promesa del regreso seguro y la oportunidad de que los estudiantes mexicanos recobren los conocimientos que se han perdido parece desvanecerse.
Pese a que el gobierno de la Ciudad de México anunció un regreso a las aulas de manera voluntaria, dos semanas después volvió a declarar su cierre tras el cambio de semáforo a color amarillo. Pocos habían regresado, muchos dijeron un rotundo ‘no’ y otros más se quedaron con el deseo de volver al salón de clases.
En La-Lista recopilamos algunas historias de madres que se han enfrentado al regreso y no regreso a clases, y aunque todas lo experimentan en circunstancias diferentes, lo cierto es que comparten comunes denominadores: soledad, miedo, incertidumbre y la gran preocupación del futuro académico y profesional de los estudiantes.
Bien lo dijo Fátima Masse, directora de sociedad incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO): la secuela más importante que nos dejará la pandemia y de la cual veremos durante varias décadas será el rezago educativo.
En México, son 33 millones de estudiantes los que se mantuvieron o mantienen aún en casa con clases a distancia, todos en diferentes circunstancias. Estimaciones del Banco Mundial indican que la pandemia causó en nuestro país un rezago que equivale a dos años de escolaridad. Considerando lo anterior, previo a covid los mexicanos alcanzaban en promedio aprendizajes correspondientes a tercero de secundaria, lo que hoy nos colocaría en primero de secundaria.
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Además, el IMCO señala que esto tendría dos tipos de costos económicos: individual, los trabajadores tendrán menor acceso a empleos mejor pagados; en el país, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que en los próximos 80 años el impacto educativo podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del PIB de 2019, el país dejaría de producir hasta 1.7% del PIB cada año o un monto similar al gasto total ejercido por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 2019.
Durante 15 meses pocas escuelas han mantenido una buena estrategia educativa, los recursos han sido limitados, los trabajos han sido poco flexibles y hacia el futuro no se ve un plan de recuperación de conocimientos y fortalecimiento de los mismos, ni algo que acompañe a los padres y madres de familia y a los niños para evitar que este rezago educativo abra aún más las brechas en el país.
“Esta evidencia nos lleva a concluir que, de no tomar medidas contundentes al volver a las escuelas, las pérdidas de aprendizajes ponen en riesgo el futuro de una generación completa de estudiantes”, advierte el IMCO. Aún no somos conscientes del impacto tan grande que traerán los rezagos educativos a nuestras generaciones más jóvenes, en las del futuro. Un futuro al que no se le está apostando.
Este artículo se publicó originalmente en La-Lista.com. Consúltalo aquí.
* Beatriz Gaspar es periodista egresada de la carrera de Comunicación, de la FES Acatlán, UNAM. Actualmente es reportera de La-Lista, mamá de Natalia y columnista de Lazos, una publicación semanal que aborda temas sobre liderazgo femenino, maternidad feminista y crianza responsable.
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