Por Romina Pons / La-Lista
Para las mamás, este ha sido EL tema de los últimos meses. Y aunque en julio yo percibía una tendencia hacia volver presencial, siento que ahora el pánico se está apoderando de nosotras y somos más las que ya no los queremos mandar a un salón a tomar clases.
La desinformación es tremenda y la psicosis aún más. En distintos chats de mamás en los que estoy, mujeres preocupadas exponen que los hospitales infantiles están saturados y que los niños están muriendo de covid. Madres que habían empezado a permitir que sus hijos interactuaran con más personas los volvieron a encerrar y el ambiente está plagado de miedo y ansiedad.
¿Es verdad esto? Si y no. Y por eso son tan importantes los matices. Sí, el Hospital Infantil de México Federico Gómez tiene todas sus camas pediátricas llenas. Pero son 70. Setenta camas en una ciudad de 9 millones de habitantes, o 22 millones si sumamos la Zona Metropolitana del Valle de México. Además no existe ningún estudio concluyente que afirme que la variante Delta está matando a más niños que las variantes previas.
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Como lo explica el doctor Luis López Birlain, neumólogo pediatra en este Instagram Live –que si eres mamá y quieres más info sobre el regreso a clases, lo tienes que ver–, no es que la variante Delta ataque más a niños, es que en nuestro país la gran mayoría de adultos mayores ya están vacunados, mientras que los que tenemos hijos (y solemos salir a trabajar) tenemos el esquema incompleto y, por eso, ahora somos nosotros quienes más estamos enfermando. Y lo común no es que los niños infecten a sus padres, sino al revés.
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Pero con esto no quiero minimizar la complejidad del tema. Sí es una decisión muy complicada y más cuando el gobierno nos ha dejado solas. Ponen un semáforo rojo pero no cierran nada, nos ponen una vacuna pero no nos dicen nada de la segunda. Es como si quisieran deslindarse para que, a la hora de los trancazos, la responsabilidad no caiga en ellos.
Apenas la semana pasada, en el manual del Consejo Técnico Escolar de la SEP propusieron como actividad el inflar globos y ponchar un globo ajeno. Casi casi covid en bolsita directo a la cara de tu hijo. Me daría risa si no fuera porque es un escenario sumamente preocupante: la secretaría que tiene que velar por el bienestar de los niños no tiene ni idea ni ganas de hacer las cosas bien. Y en lugar de enfocarse en lo que importa, como ventilación o medidores de CO2, siguen con tapetes sanitizantes y este tipo de dinámicas que no sirven de absolutamente nada, dan una falsa sensación de seguridad y evitan que los recursos se vayan a lo que de verdad sirve.
Los daños psicosociales también deben de tomarse en cuenta. Un niño que no ha visto a otro niño en año y medio verá su desarrollo muy, muy afectado, y eso no lo digo yo, sino múltiples estudios médicos. Ahora, la escuela no tiene que ser la única opción, existen muchas maneras de hacer que los niños convivan entre ellos sin ponerse en riesgo. Ir a un parque abierto y que los niños tengan cubrebocas es un plan seguro y divertido.
Llevarlos a la escuela es un riesgo, sin duda, y un riesgo que muchas no estarán dispuestas a tomar y está bien. Y mandarlos, mientras los protocolos de la escuela de tus hijos te hagan sentido, también está bien. Al final, cada casa es un microcosmos y lo que funciona en la mía no tiene por qué funcionar en la tuya. Pero lo que sí es nuestra responsabilidad es tomar decisiones desde la información veraz y no desde el miedo.
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