Todos llevamos con nosotros las cicatrices de nuestra infancia, esas experiencias que marcaron nuestra forma de analizar, ver e interactuar con el mundo. En ocasiones, éstas pueden impedirnos vivir nuestro presente con plenitud, por eso es importante saber cómo sanar las heridas de la infancia.
Puede que haya sido un comentario hiriente, un momento en el que no nos sentimos suficientes, ese día que mamá o papá no pasaron por nosotros a la escuela o incluso un episodio que dejó una huella más grande y profunda en nuestra manera de ser. Estas heridas, aunque a menudo invisibles, tienen una manera sutil – y a veces no tan sutil – de manifestarse en nuestra vida adulta.
Aprender cómo sanar las heridas de la infancia es posible, y es uno de los regalos más transformadores que puedes darte a ti misma. Es un acto de amor propio, de reconciliación con tu pasado, y de liberación para abrazar tu presente en su totalidad.
En nuestro libro The Orchid: El Código Secreto de las Diosas Modernas, compartimos herramientas prácticas y profundas para acompañarte en este proceso. Lo hacemos a través de cinco lecciones, mismas que son las que compartimos rápidamente contigo en esta ocasión.
El primer paso hacia la sanación es ser consciente de lo que rige nuestra vida. Muchas veces, al no saber cómo sanar las heridas de la infancia, estas se enraizan en nuestras creencias y hacen que pensemos y creamos cosas como: “No soy suficiente”, “No merezco amor” o “Tengo que ser perfecta para ser aceptada”.
Estas creencias limitantes, aunque nacen de experiencias del pasado, suelen moldear nuestras decisiones, relaciones y comportamientos actuales. Pregúntate:
La respuesta a estas preguntas no siempre es inmediata, pero empezar a reflexionar sobre ellas abre un espacio de conciencia donde la sanación puede florecer.
Sanar no significa borrar las experiencias pasadas, sino aprender a integrar todo lo vivido como parte de tu historia. Una herramienta invaluable para esto es la gratitud.
La gratitud no necesariamente minimiza el dolor, pero te ayuda a enfocarte en lo que aprendiste, en cómo creciste, y en la fuerza que descubriste dentro de ti misma.
Es un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros hay luz.
Escribe una carta a tu pasado, agradeciéndole por las lecciones que te dejó. Asegúrate de hacerlo desde un lugar de amor y aceptación, no de culpa ni reproche. Es posible, que te sorprendas por la liberación que se puede sentir cuando reflexionas sobre tu historia con gratitud.
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Perdonar no significa justificar lo que sucedió ni minimizar tu dolor. Significa liberarte de la carga emocional que llevas contigo y que ya no sirve a tu bienestar pero que vienes cargando, muchas veces inconscientemente.
El perdón comienza contigo misma. Tal vez hay partes de tu pasado que juzgas con dureza: decisiones que tomaste, sentimientos que reprimiste, o cosas que no pudiste cambiar.
Durante esta etapa, háblate tanto a ti, como a tu niña interior con mucho amor y compasión. Recuérdate que eres la persona más importante en tu vida, y que tanto tú, como ella siempre han hecho lo mejor que pudieron con las herramientas que tenían en ese momento.
Uno de los mayores actos de amor propio es la aceptación. Aceptar es abrazar todo lo que eres: tus luces y sombras, tus heridas y tus logros.
Aceptar no significa que no debas aprender cómo sanar tus heridas de infancia, ni que estés de acuerdo con lo que pasó, sino que reconoces su existencia sin permitir que definan tu presente. Es un acto de reconciliación contigo misma y con la vida, un reconocimiento de que, a pesar de todo, eres suficiente tal como eres.
El paso final es abrazar la intención como brújula para tu vida. Vivir con intención significa decidir qué energía quieres traer a tu vida, qué sueños quieres perseguir y cómo quieres sentirte cada día. Es escribir un nuevo capítulo desde un lugar de claridad y propósito.
Este ejercicio consiste en escribir, con detalle, cómo te gustaría que fuera un día ideal en tu futuro. Imagina cómo te sientes al despertar, qué haces, quiénes te rodean, qué proyectos emocionantes estás desarrollando. Al poner estas intenciones en palabras, estás enviando un mensaje al universo sobre lo que deseas manifestar.
Aprender cómo sanar las heridas de la infancia y vivir en el presente son pasos hacia un destino aún más hermoso: el amor propio. Este no es un concepto abstracto ni un lujo, sino una base fundamental para construir una vida auténtica y plena.
Amarte a ti misma significa aceptarte tal como eres, con todas tus luces y sombras, con todas tus fortalezas y vulnerabilidades. Es reconocer que mereces todo lo bueno que la vida tiene para ofrecer, simplemente por ser tú.
El proceso de entender cómo sanar las heridas de la infancia no es lineal ni rápido. Es un viaje que requiere paciencia, coraje y mucha compasión contigo misma.
Hoy te invitamos a reflexionar sobre tu propia historia y a dar ese primer paso hacia la sanación. Si sientes que es momento de profundizar en tu camino hacia el amor propio y la plenitud, te invitamos a leer The Orchid: El Código Secreto de las Diosas Modernas. En sus páginas encontrarás historias conmovedoras, herramientas y lecciones que te guiarán en este proceso transformador.
¡El viaje hacia ti misma comienza aquí! Haz espacio para sanar, aceptar y crear la vida que siempre has soñado.
Con mucho amor, Rocío y Angel
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