La tristeza es un sentimiento normal en todos los seres humanos y a las mamás también nos pasa. Hoy te voy a contar una etapa que me ha costado muchísimo y con la que todavía estamos luchando todos: el Covid-19. Que justo empezó cuando llegó Emiliano a nuestras vidas.
Cada embarazo es diferente. Con Manu no experimenté ningún tipo de tristeza, me sentí feliz, pero con Emiliano fue distinto. No puedo decir que tuve depresión postparto. Todo estaba normal en mi cuarentena, pero cuando pasó ese periodo, al día siguiente, comenzó el encierro por Covid-19.
Ante la pandemia y la nueva “cuarentena” me vino un bajón durísimo. Como todos, sentí incertidumbre y temor. Pensaba: “acabo de traer a este pequeño humano al mundo y el mundo se está cayendo a pedazos”.
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Nos encerraron y ahí fue cuando experimenté mucha tristeza. Pasé más de seis meses en los que realmente no asomé ni la nariz a la puerta porque tenía a un recién nacido. Sentí que se me vino el mundo encima y muchos pensamientos de miedo me rondaban.
Bendito sea Dios ya no traigo todos esos miedos, pero para mí fue muy duro volver a salir. Incluso hoy, el Covid-19 sigue siendo un tema difícil. Al igual que a millones de personas, la pandemia me afectó muchísimo y me sigue costando trabajo. Después cuando nos dio covid, imagínate, ¡más duro todavía!
Poco a poco entendí que debemos salir adelante, tenemos que echarle ganas. Y sí, hay que seguir viviendo. Con la vacuna ya podemos hacer ciertas cosas, pero con cuidado, porque todavía la pandemia no ha terminado.
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Ten la certeza de que todo estará bien
Como a millones de mamás, mis hijos son quienes más me impulsan. Ellos me dan esperanza y fe.
Todos los seres humanos, mujeres, hombres, todos debemos creer en algo. En lo que tú quieras creer, pero CREE, porque la fe es nuestra mayor fortaleza. Es creer que todo saldrá bien, pero también tener fe en ti mismo, en que puedes seguir adelante. Quizá no sepas cómo pero visualízate con salud, felicidad y bienestar. Por muy oscuras que se vean las cosas, ten la seguridad de que todo esto se va a calmar, también pasará.
No sé si te sirva, pero quiero platicártelo porque a mí me ha ayudado mucho. Hago mucha yoga y meditación. Trato de estar en mi equilibrio, en mi centro. Obviamente, como todos, también tengo momentos difíciles, pero me esfuerzo por tratar de no depender de nada externo. Nosotros solitos podemos darnos un apapacho y, créeme, es lo que más necesitamos.
Para todas aquellas mujeres que sienten que están tristes o deprimidas, por la razón que sea, llámese el Covid-19 o una depresión postparto, les diría que por favor pidan ayuda.
Sé que se dice muy fácil, que tal vez no tengan los recursos suficientes para buscar a un profesional (porque una terapia también es muy cara), pero trata de hablarlo.
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Cuando platiques tus miedos, tristezas o preocupaciones a la gente en la que confías, en automático te sentirás mejor. Pueden ser tus amigos, tu familia, tu pareja, los más cercanos. Te aseguro que eso ayuda muchísimo y puede sacarte de un gran hoyo.
Lo peor que podemos hacer cuando estamos en un periodo de depresión o tristeza es aislarnos, encerrarnos en nuestros pensamientos, quedarnos con todo lo que tenemos dentro…
Yo te recomiendo que si estás en una etapa así, lo hables. Saca las cosas que te están haciendo daño dentro de ti. Eso es lo que aconsejaría: ¡grítalo, platícalo una y otra vez hasta que te sientas mejor!
Si no puedes ir a una terapia o no tienes esa oportunidad, entonces háblalo con la gente que te quiere, que te va a responder desde el corazón y que va a querer ayudarte. Recuerda que no estás sola.
Soy Anahí y te espero en mi próxima columna en Baby Creysi.
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