¿Eres padre o madre primerizo? Es posible que por tu cabeza ronden un montón de preguntas acerca de cuál es la mejor forma de criar a tus pequeños ya que todas tus acciones y decisiones tendrán un impacto a largo plazo en la vida de tu hijo. Sin duda, la mejor forma de tomar una decisiónes tener suficiente información. Averigua qué tipo de crianza usas y su efecto en el desarrollo de tus nuños.
De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología (APA), retomado por BYJU’S Learning, sitio de tecnología educativa con clases online para niños, los siguientes son algunos tipos de crianza que pueden generar determinados comportamientos en los niños y afectar su desarrollo:
Dime qué tipo de crianza usas y te diré que efectos tiene en tus niños
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Este estilo de crianza implica exactamente lo que su nombre indica: el padre/madre establece las normas y el niño las sigue. Como resultado, se dificulta una comunicación bidireccional eficaz y positiva. A menudo, estos padres esperan que sus hijos sean perfeccionistas sin tomarse realmente el tiempo de explicarles lo que se espera de ellos. Además, las travesuras que el niño realiza con regularidad dan lugar a frecuentes castigos. Están sometidos a mucha presión y sus padres esperan que cumplan casi siempre, mientras que a menudo no les hablan con ternura ni les cuidan con eficacia.
Efecto: Aunque estos niños crecen y se comportan bien y hablan bien, a menudo con una personalidad tranquila, es probable que haya un trasfondo de ira e inseguridad en ellos, lo que les hace propensos a estallidos repentinos. También suelen tener baja autoestima y les cuesta tomar sus propias decisiones.
Con esta forma de crianza, los padres logran un sano equilibrio entre el consejo y la cautela: le dicen al niño por qué y qué hacer, al tiempo que le explican claramente las consecuencias si no se les obedece. Además, este estilo de crianza permite interacciones más frecuentes entre padres e hijos. A la vez que trabajan para ayudar a sus hijos a fijar y alcanzar objetivos, los padres autoritativos no pasan por alto las necesidades emocionales de sus hijos.
Efecto: Estos niños crecen sabiendo canalizar eficazmente emociones como el enojo o la tristeza. Tienen pocos problemas para desarrollarse como individuos independientes y alcanzar sus objetivos. Además, son menos propensos a la depresión, manejan mejor el estrés y son más asertivos.
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En este enfoque no hay normas ni expectativas, pero sí mucho amor. Los niños no están sobrecargados de responsabilidades y son dueños de sus propias decisiones. En este estilo de crianza, es muy raro que el progenitor rechace la petición del niño debido a la falta de disciplina. En este caso, la cercanía entre padre o madre e hijo puede rivalizar fácilmente con la de los amigos.
Efecto: De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología, la falta de normas y regulaciones ocasionan que estos jóvenes sean más propensos a caer en comportamientos agresivos, impulsivos y rebeldes. El tiempo de pantalla sin restricciones, la falta de disciplina en los deberes y los hábitos poco saludables de picoteo son habituales entre estos niños. Como consecuencia, crecen eludiendo responsabilidades, toman decisiones precipitadas, se agitan con facilidad y son más propensos a experimentar ansiedad o desesperación. La naturaleza de la comunicación abierta entre padres e hijos les hace socialmente hábiles, pero también egoístas.
Estos padres siguen una checklist para asegurarse de satisfacer las necesidades diarias de sus hijos a pesar de no estar activos en las actividades regulares de sus hijos. Como resultado, no hay bromas entre el padre y el niño. Es posible que ni siquiera establezcan metas para que sus hijos trabajen, y falta el conjunto de lo que se debe y no se debe hacer que los jóvenes generalmente deben seguir. En este tipo de crianza, puede parecer que el niño está siendo descuidado.
Efecto: Ante circunstancias tan difíciles, estos niños crecen para ser autosuficientes. Este estilo de crianza tiene un impacto directo en la inteligencia emocional del niño, lo que dificulta que formen y mantengan conexiones. También afecta su rendimiento académico porque sus padres están desconectados y creen que no tienen a nadie a quien responder. La depresión, la incapacidad para lidiar con el estrés y la falta de confianza en sí mismos son problemas que enfrentan estos niños.
En general, no hay un tipo de crianza que sea más adecuado que otro y la forma de cuidar y educar a los hijos también depende del contexto social, incluso, de las tradiciones familiares que se tengan arraigadas. Lo que sí es importante considerar es que ante los grandes retos que traen las nuevas generaciones, los padres de familia deben pensar en integrar actividades que les permitan estrechar su relación con la familia, fortalecer algunas habilidades como el pensamiento crítico, resolución de problemas y hasta la afinidad con habilidades de emprendimiento que les serán útiles para su desarrollo.
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