Entre los tres y los cuatro años de edad un niño ya tiene la capacidad de comunicarse e interactuar verbalmente con su entorno, camina y está decidido a conocer y explorar el mundo. Los pequeños de esta edad son investigadores natos, están ávidos de conocer todo cuanto puedan acerca de la realidad en la que viven y ahora son parte activa de la vida y no solo espectadores, como lo fueron todo el tiempo que estuvieron en su cuna o sillita, ya que aún no caminaban. Los niños pueden hacer las mejores preguntas debido a que son naturalmente inquisitivos y tolerantes, pero en algún punto casi todos dejan de preguntar. ¿Por qué es importante hacer preguntas y alentar a tus peques para que no pierdan la sana costumbre?
Tiempo de preguntas
Para los adultos, atravesar con un pequeño por la edad de los porqués puede ser un poco tortuoso, a todos nos ha pasado en algún momento llegar a saturarnos de todas las preguntas que la curiosidad infantil genera, ya sea con los hijos, los primos o los hermanos.
Sin embargo, quizá hay algo que en medio de ese proceso abrumador no siempre se considera: ¡tu bebé ha crecido! Ya no es más ese tierno pequeñito de brazos que pasa la mayor parte del tiempo dormidito o jugando con sus manitas y pies, ahora es un torbellino andante e independiente que quiere comerse el mundo (a veces de manera literal).
En su libro Sobre las preguntas infantiles y su relevancia para el cambio educativo, Mario Candelas, licenciado en Pedagogía y Máster en Estudios Avanzados en Pedagogía por la Universidad Complutense de Madrid explica que:
Las preguntas están relacionadas con el afán de conocer y aprender, siendo entonces una fuente inagotable de aprendizaje, hacer preguntas pone en funcionamiento muchas de nuestras capacidades, es natural en todos hacerlas, y se evidencia aún más esta capacidad en la niñez, es normal de todo niño hacer preguntas a los adultos y en muchas ocasiones estos temen a ellas pues son vistas como algo negativo y en lugar de fomentarlas les restan importancia.
Viéndolo desde este punto, los incesantes porqués de tu pequeño son como la llave que les abre la puerta a un mundo que, para ellos, es completamente nuevo, quizá para ti sea muy normal que todas las mañanas la licuadora haga el batido, pero él no sólo no lo sabe, ¡necesita desesperadamente entender cómo se hace la magia de volver líquido un plátano! Así que, por favor, sé paciente y empático.
Comprendiendo por qué es importante hacer preguntas
Por otro lado, si tu hijo (tu primo o tu sobrino) te agobia con sus preguntas siéntete orgulloso, los pequeños preguntan a quienes consideran que tienen toda esa sabiduría y conocimiento del mundo que ellos ansían, así que si eres el blanco de sus afanes de conocimiento es porque da por hecho que eres como una especie de sensei de la vida, ¿lo habías visto de esta manera?
Lo que quiero decirte es que esta es solo una etapa, es sólo cosa de entender que para los peques es importante hacer preguntas y, que como la etapa de los terribles dos también pasará. No debes creer que tu chiquitín está empeñado en sacarte de tus casillas con tantas preguntas, simplemente tiene una casi inagotable necesidad de aprender cómo funciona el mundo, desde por qué su perro ladra hasta por qué un foco produce luz cuando mueves un botón.
Ahora bien, debes saber tres cosas:
- Nunca des información de más.
- Si tienes dudas es mejor que respondas con otra pregunta para estar seguro de qué es lo que el niño quiere saber.
- Utiliza lenguaje simple, que él pueda comprender.
Recuerdo cuando la mamá de mi sobrina (quien tenía como tres o cuatro años) me platicó que en el regreso del kínder a la casa, en un alto escuchó la voz de la pequeña preguntar “¿mamá te abrieron la panza cuando yo nací?”, ella respondió con un honesto “¡no!”, a lo que la niña respondió alarmada y sorprendida “¿entonces por dónde salí?”. Ahora lo recordamos y nos da mucha risa, pero en ese momento la mamá no supo cómo reaccionar y fue salvada por el semáforo, así que dijo “en cuanto lleguemos a la casa te explico”, y claro que lo hizo, siguiendo las indicaciones que el pediatra ya les había dado: no dar información que la niña no demandara, dando respuestas concretas pero reales, sin mentir, y la nena se quedó muy tranquila y satisfecha de haber aprendido algo nuevo.
El ejemplo es para decirte que los niños no ven nada con morbo o prejuicios, para ellos todo es información dura, que registran en su memoria, somos los adultos quienes les damos a nuestras frases cargas emocionales o juicios de valor que les transmitimos a los pequeños, lo que no debería suceder ya que los predisponemos, nada mejor que sólo enseñarles y dejar que sean ellos mismos. Cuando un niño pregunta el porqué de un tema sensible, como la manera en que nacen o se hacen los bebés, es aconsejable responder con preguntas y de manera natural, para que sus respuestas indiquen con precisión qué y hasta dónde quiere saber.
La bióloga Katherine Torres, en su estudio El potencial de las preguntas y su importancia en el aprendizaje de los niños, nos recuerda que “las preguntas están presentes a lo largo de nuestra vida, pues son la manera por la cual intentamos buscar respuestas o dar explicaciones a todo fenómeno que nos rodea, y es desde este punto de vista que las preguntas cobran gran importancia en el desarrollo del aprendizaje de los niños”. Katherine, basándose en el enfoque de Investigación Dirigida se basó en potenciar los cuestionamientos por parte de los niños sobre temas como el
medio ambiente, el reciclaje y los problemas presentes en su entorno, demostrando la importancia de potenciar los cuestionamientos y qué importancia tiene estos en el aprendizaje de los niños. Los resultados evidencian que potenciar que los niños hagan preguntas genera una respuesta positiva y de acción por parte de los peques.
Por qué sí…
Además de conocimiento hay algo más que los peques ganan al hacer preguntas: vocabulario. Recuerda que en esta edad ya hablan mejor y eso les ayuda a socializar, así que, al querer saber más cosas, de las respuestas que recibe aprende no solo los conceptos sino también las palabras, de hecho, muchas veces no dejan que termines de responder cuando ya están preguntando sobre una palabra que no conocían, así que, insisto, por favor sé paciente y recuerda que para ellos todo, de verdad todo es nuevo.
Quizá no lo habías pensado, pero tu pequeño también te puede hacer preguntas sobre temas tan complejos como la muerte. Lo que los sicólogos y pedagogos recomiendan es que ante una pregunta infantil la respuesta siempre ha de ser lo más honesta posible para no crear confusiones ni conceptos equivocados. Es fundamental que ambos padres platiquen y se adelanten a las preguntas sobre temas que consideren importantes y sensibles, para que lleguen a acuerdos y ambos manejen la misma información con su retoño.
Finalmente, y no por eso menos importante, debes saber que cuando tú le respondes a un niño de manera honesta y directa le estás fortaleciendo su autoestima, ya que estás dándole el lugar y valor de una persona como cualquier otra, con quien puedes mantener una conversación sin hacer tonos de voz distintos al que normalmente usas y, sobre todo, sin menospreciar o ridiculizar sus dudas y cuestionamientos, ¡eso sí que está completamente prohibido!, ya que sería muy perjudicial para el menor.
Recuerda siempre que si un niño te hace una o varias preguntas es porque confía en ti y porque sabe que posees el conocimiento que a él le falta y está demandando. ¡Estás siendo su guía en el natural proceso de crecer, lo que sin duda es magnífica experiencia y como tal hay que disfrutarla!
Para que te vayas entrenando, practiques la paciencia y recuerdes no responder de más, te dejo acá unas preguntitas muy divertidas:
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