“No soy buena madre”: Ejemplos de creencias limitantes en la maternidad

La maternidad es un viaje hermoso pero desafiante, en el que a veces pueden aparecer inseguridades como pensar: “no soy suficiente” o “no soy buena madre”. Estos son ejemplos de creencias limitantes que pueden influir de manera negativa en el autoestima de las madres, por eso es importante reconocerlas y saber cómo enfrentarlas.

¿Qué son las creencias limitantes?

Las creencias limitantes son pensamientos y convicciones que nos impiden alcanzar nuestro máximo potencial. Pueden originarse en experiencias pasadas, en la educación que recibimos o en las expectativas sociales. Estas afectan nuestra forma de ver el mundo y condicionan nuestra vida, pero rara vez nos damos cuenta de que las tenemos, ya que suelen ser automáticas y subconscientes. 

Desarrollo de las creencias 

Las creencias fundamentales del ser humano se consolidan en el periodo de aprendizaje, por lo que las madres y padres sin duda tienen una influencia muy importante en la forma de pensar que tendrá su hijo como adulto. 

El entorno familiar, socio-cultural y la educación que recibimos en la infancia condiciona en gran medida nuestra forma de pensar. Por ello, algunos ejemplos de creencias limitantes son aquellas aprendidas durante la infancia que, a la larga, se convierten en problemas de confianza y autoestima. 

Las creencias no sólo se asientan en la infancia, sino que a lo largo de toda nuestra vida las vamos adoptando y, más aún, en situaciones cambiantes o de crisis. En ese sentido, una madre puede comenzar a pensar: “No soy buena madre”, sólo porque no puede hacer todo lo que ve en las redes sociales. Esta idea puede generarle ansiedad y una sensación de insuficiencia, llevándola a dudar de sus habilidades parentales.

Efectos de las creencias limitantes en la maternidad

Las creencias limitantes pueden tener un impacto significativo en la salud mental de las madres. En entrevista, Rocío Aquino y Ángel Orengo, autores de The Orchid: El Código Secreto de las Diosas Modernas, nos compartieron su conocimiento sobre este tema y su experiencia personal como padres, venciendo las creencias limitantes que pueden entorpecer la crianza de los hijos. 

Los autores nos explicaron que, a menudo, muchos de los ejemplos de creencias limitantes se deben a la familia, ya que esta puede hacer que carguemos con cosas toda la vida, que nos pueden generar resentimiento o tristeza:

“Algo que hemos aprendido es cómo la energía se almacena en el cuerpo. El cuerpo a veces no sabe la diferencia entre un abuso verbal o físico y el que papá o mamá no me hayan recogido de la escuela. El sentimiento puede ser el mismo: ‘no soy suficientemente importante’ o ‘no valgo la pena’. Si almacenamos eso, a la larga crea un atoro de energía en nosotros y pensamos así toda nuestra vida“.

Ángel Orengo

Estos ejemplos de creencias limitantes son sólo una muestra de muchos otros pensamientos que afectan nuestra vida diaria y que pueden impedirnos disfrutar de nuestras experiencias de vida. En el caso de la maternidad, las mamás a veces pueden llegar a sentirse atrapadas en un ciclo de autocrítica y a perder la conexión con sus hijos, afectando tanto su bienestar como el de su familia.

Ejemplos de creencias limitantes en la maternidad

A continuación, exploramos algunos ejemplos comunes de creencias limitantes que pueden afectar a las madres:

1. “No soy suficiente”

Este pensamiento puede manifestarse en la forma de sentirse inadecuada, ya sea en la crianza, la alimentación, la educación o el tiempo de calidad. Muchas madres sienten que no cumplen con las expectativas, lo que puede generar sentimientos de culpa y ansiedad.

2. “Debo ser perfecta”

La idea de la “madre perfecta” es una creencia limitante que puede ser perjudicial. Las redes sociales a menudo perpetúan esta idea, mostrando solo los momentos felices de la maternidad. Esta presión puede hacer que las madres sientan que cada error es un fracaso.

3. “No tengo tiempo para mí misma”

La maternidad puede ser absorbente, y muchas madres creen que no pueden dedicar tiempo a su autocuidado. Esta creencia puede llevar al agotamiento y a problemas de salud mental. Es importante recordar que cuidar de uno mismo es esencial para poder cuidar de los demás.

4. “Mis hijos necesitan tener éxito a toda costa”

El deseo de que nuestros hijos sean exitosos puede llevar a presionarlos demasiado. Las madres que piensan de esta manera pueden sentirse culpables si sus hijos no cumplen con las expectativas, olvidando que cada niño tiene su propio camino y ritmo.

5. “No puedo pedir ayuda”

Muchos padres sienten que deben manejar todo por sí mismos, lo que puede ser abrumador. La creencia de que pedir ayuda es un signo de debilidad puede llevar a un aislamiento innecesario. Reconocer que está bien pedir ayuda es crucial para la salud mental.

Cómo superar las creencias limitantes

Superar estas creencias no es un proceso instantáneo, como señalan Ángel y Rocío: “Es necesario ir adentro y tratar de identificar la raíz de las creencias limitantes”. Revisitar estar creencias nos puede ayudar a sanar internamente para no seguir arrastrando y repitiendo patrones que, sin darnos cuenta, afectan nuestra vida diaria.

Algunos pasos que las madres pueden seguir para empezar a cambiar su mentalidad son:

1. Reconocer y cuestionar las creencias

El primer paso para superar una creencia limitante es identificarla. Pregúntate: “¿De dónde viene esta creencia?” y “¿Es realmente cierta?”. Desafiar estos pensamientos puede ayudar a desmantelar su poder.

En entrevista, Rocío Aquino comentó su experiencia personal venciendo creencias limitantes al trabajar con diversas herramientas que le ayudaron en su proceso de sanación emocional y espiritual:

“Vi que no tenía que cargar con la culpa y que realmente me estaba limitando con mis propias creencias. Entendí que al invertir en mí, en sentirme mejor, mis hijas también iban a estar bien. Por eso, yo les recomiendo a todas las mamás invertir en su fortaleza interior, porque cuando te sientes bien internamente te puedes comunicar mejor con tus hijos, con tu pareja, con otros familiares, y generas un cambio a tu alrededor.

Rocío Aquino

Por otra parte, cabe destacar que no todas las creencias limitantes son negativas, pues hay algunas “creencias trampas” que, en un primer sentido son positivas, pero que también pueden comenzar a limitar nuestra vida si lo permitimos. Por ejemplo: “Debo ayudar a los demás, aunque tenga que ponerme a mí en segundo lugar”.

2. Reemplazar lo negativo con afirmaciones positivas

Escribe afirmaciones que contradigan tus ejemplos de creencias limitantes. Por ejemplo, si piensas “No soy buena madre”, reemplázalo con “Hago lo mejor que puedo y eso es suficiente”. Estas afirmaciones pueden ayudarte a cambiar tu perspectiva y aumentar tu autoestima.

Lo siguiente es consolidar la creencia, ya sea repitiendo las afirmaciones sobre la nueva creencia para reprogramar el cerebro o bien, entrenar la creencia a través de comportamientos, conductas y lenguaje asociado a esta. 

3. Practicar la autocompasión

Recuerda que nadie es perfecto. La autocompasión implica ser amable contigo misma, aceptando que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje. Reconocer tus logros y celebrar tus esfuerzos también es crucial.

“En mi casa, yo aprendí que la manera de educar era: “Yo siempre tengo la razón” o “Yo sé más que nadie”. Pero pude cambiar esto, ahora sé que no soy perfecta, que yo también estoy aprendiendo a ser madre y que es responsabilidad de todos tener una buena relación familiar, no sólo mía”.

Rocío Aquino

Por otra parte, Ángel Orengo también compartió en entrevista que el proceso de sanar heridas internas y vencer creencias limitantes impacta nuestra forma de ver la vida diaria, incluyendo la forma en que vemos el proceso de crecimiento de nuestros hijos, pues podemos entender que ellos están pasando por su propio proceso de crecimiento.

4. Buscar apoyo

Hablar con otras madres, un profesional de la salud mental o participar en grupos de apoyo te puede dar otras perspectivas diferentes y ayudarte a sentirte menos sola. Compartir experiencias puede ser un gran alivio.

“En los aviones, cuando cae la máscara de oxígeno dicen: ‘Antes de ponérsela a alguien más, primero ponte tú la tuya’. Es lo mismo con el tema emocional y espiritual, primero eres tú y cuando estás mejor o llegar a estar bien, entonces puedes liderar con todo a tu alrededor”.

Ángel Orengo

Las mamás suelen enfrentar esto a diario pues, a menudo, se ponen en segundo lugar, dando toda su energía a otras situaciones o a otras personas, por lo que se quedan con muy poca energía para cuidar de ellas mismas.

5. Establecer límites

Aprender a decir “no” y establecer límites saludables es esencial para evitar el agotamiento. Recuerda que cuidar de ti misma te permite cuidar mejor de tus hijos.

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Aprendiendo a superar las creencias limitantes

Como hemos visto, las creencias limitantes pueden ser un obstáculo significativo en la maternidad, afectando tanto a la madre como a los hijos. Reconocer estos ejemplos de creencias limitantes es el primer paso hacia una crianza más positiva y saludable. A través de la autocompasión, la búsqueda de apoyo y la práctica de afirmaciones positivas, las madres pueden deshacerse de estas limitaciones y disfrutar de su proceso de crianza. 

Si te interesa conocer más acerca de las creencias limitantes y otros factores que pueden limitar tu potencial, Ángel y Rocío te invitan a leer “The Orchid”, su libro de crecimiento personal, que explora las distintas maneras de sanar espiritual y físicamente, brindando diversas herramientas a sus lectores para ayudarles a emprender un viaje de autodescubrimiento y liberación.

Y recuerda: Ser madre no significa ser perfecta; sino ver cada día como una nueva oportunidad para aprender y crecer.