Cuando se habla de trastornos en el aprendizaje, los más comunes suelen ser el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o la dislexia. Es poco lo que se habla de otro tipo de padecimientos, como es el caso de los relacionados con la comunicación escrita, pero hay estudios dentro del sistema de información científica, por ejemplo, los compilados en la Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Redalyc), que arrojan que entre el 5 y el 20% de los estudiantes de corta edad (de segundo a cuarto de primaria) se presenta algún tipo de complicación al escribir, de modo que hoy nos ocuparemos de la disgrafía explicando qué es, cuáles son los síntomas y la posible solución; pues la disgrafía al ser uno de los trastornos que afectan la capacidad de comunicarse por escrito, de no ser detectada y tratada a tiempo, puede llegar a afectar severamente la vida académica de un niño e, incluso, su autoestima.
Se trata de un trastorno neurológico funcional que aqueja el desarrollo de la habilidad escritora. Afecta directamente el trazado de las letras y las palabras, es decir, que afecta el acto de escribir a manos sobre una superficie (papel, por ejemplo). Las personas que la presentan tienen complicaciones para controlar su escritura. Este trastorno afecta concretamente el acto motriz de transcribir el lenguaje verbal a palabras escritas o grafías, lo que involucra la psicomotricidad fina y el sistema visual.
No me refiero a tener mala letra o a los procesos naturales de acuerdo con la edad del alumno, la disgrafía se caracteriza porque al individuo se le complica recordar y dominar de manera automática cómo debe mover la mano para lograr escribir letras, números y hasta formar palabras, tal como sucede después de que se ha aprendido a escribir de manera fluida; incluso a veces hasta les es difícil recordar cómo debe sostenerse el lápiz para escribir.
Un niño con disgrafía tiene una afectación en sus habilidades motoras, esto no significa que se trate de un problema intelectual. Aunque en su mente está claro cómo es, en la práctica el hecho de tomar un lápiz y lograr organizar letras para escribir palabras sobre una línea es muy difícil, le es sumamente complicado que consiga plasmar sus ideas o pensamientos por escrito.
Como sucede con cualquier trastorno relacionado con el aprendizaje, la afectación puede presentarse negativamente en el rendimiento escolar en varios niveles, por ejemplo, suele haber un retraso en la aprehensión de conocimientos en casi todas las áreas, frecuentemente hay un deterioro en la imagen social del estudiante y, por lo tanto, una merma en su autoestima.
El primer punto importante en cuanto a detectarla es la edad, ya que la única manera de saber que existe la posibilidad de que haya disgrafía es cuando ya el niño debiera dominar el proceso del lenguaje escrito, esto es después de los seis o siete años, antes de esta edad es inoportuno, ya que por la natural estructura del proceso de enseñanza-aprendizaje escolar aún no se ha desarrollado por completo la habilidad escritora.
Cuando por edad y nivel escolar el niño ya debiera ser capaz de plasmar por escrito sus ideas, puedes considerar que quizá tenga disgrafía si sus habilidades no son las esperadas:
La escritura a mano de quienes tienen disgrafía es en general desordenada, presentan complicaciones severas para deletrear y consecuentemente con la ortografía.
Según algunas teorías psicológicas podemos hablar de ciertas características genéricas en la escritura de quienes tienen disgrafía:
Si tienes la sospecha de que tu peque tiene disgrafía puedes hacer alguna (o todas) de las siguientes pruebas, recuerda siempre tratar a tu pequeño con respeto, empatía y mucho amor, lo que menos ayudará es que se sienta etiquetado o menospreciado.
Ante cualquier sospecha lo recomendable es hacer equipo con el cuerpo docente de la escuela de tu pequeño, sus maestros podrán decirte cómo es su desempeño en el salón de clases.
Si consideras que es probable que tu chico tenga algún grado de disgrafía, lo correcto será acudir con un psicopedagogo, que es el especialista indicado para hacer la valoración necesaria, llegar a un diagnóstico certero y plantear el mejor programa para que tu pequeño pueda mejorar su escritura con las técnicas adecuadas a su caso particular, este puede enfocarse en psicomotricidad gruesa y fina, viso-motricidad, grafo-motricidad, posturas, percepción (temporal, espacial, viso-perceptiva y atencional) y relajación.
La oportuna detección, el tratamiento y seguimiento, así como el compromiso por parte de padres y maestros son la mejor ayuda para que, a pesar de la disgrafía, tu hijo pueda desarrollarse con éxito durante su vida académica.
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