¿Cómo fomentar el buen comportamiento en tus hijos? ¿Qué tal si comenzamos por poner atención a las cosas que hacen bien en lugar de simplemente regañarlos y castigarlos cuando hacen algo que no te gusta o que socialmente se considere un “mal” comportamiento?
Para Healthy Children, la labor de todo padre y cuidador debe ser la de moldear el comportamiento de los niños, y para ello es importante saber que:
“Los niños aprenden observando a las personas a su alrededor, especialmente a sus padres. Cuando tú como padre usas buenos modales y buenas estrategias para enfrentar dificultades, entonces le estás enseñando a tus hijos a hacer lo mismo”.
¿Te parece complicado? En realidad solo es cosa de tomar conciencia de nuestras acciones y del modo de dirigirnos (no solo cuando estamos frente a los peques).
Aquí te damos algunos consejos prácticos para llevar a cabo este enfoque positivo y poner fin a la posibilidad de más berrinches, lágrimas y jaloneos.
Usa tu propio comportamiento para guiar a tus peques. Tus hijos observan cómo te comportas tú y así saben cómo deben comportarse ellos. Tus acciones son mucho más importantes que lo que dices. Por ejemplo, si quieres que tus hijos digan por favor, pídeles las cosas por favor. Si no quieres que tus hijos te griten, tú no le grites al mesero.
Decirles honestamente a tus hijos cómo te afecta su comportamiento les ayudará a reflejar sus propios sentimientos en los tuyos. Comienza siempre con ‘YO’ para darles la oportunidad de ver las cosas desde tu perspectiva. Por ejemplo, YO me siento molesto porque hay mucho ruido y no puedo terminar mi reporte.
Cuando tus hijos se comporten adecuadamente haz comentarios positivos. Por ejemplo, “Wow, están jugando muy bien, están siguiendo las reglas. Me gusta mucho la forma en que acomodan los juguetes sobre la mesa”. Esto funciona mucho mejor que esperar a que los juguetes se estrellen contra el suelo y oírte gritar: “Oigan, dejen de hacer eso”. Esta retroalimentación positiva les dice a los niños específicamente lo que están haciendo bien. Trata de hacer cinco comentarios positivos por cada comentario negativo. Y recuerda que, si los niños pueden elegir entre no poner atención o recibir atención negativa, a menudo buscarán atención negativa.
Cuando te acercas a tu hijo puedes sintonizarte con lo que podría estar sintiendo o pensando. Estar cerca también ayuda a tus hijos a concentrarse en lo que les quieres decir sobre comportamiento.
Para escuchar activamente puedes asentir mientras tus hijos hablan y repetir lo que crees que sienten. Por ejemplo: “Parece que estás muy triste porque tu muñeco se rompió”. Cuando haces esto, les estás ayudando a lidiar con la tensión y otras emociones como la frustración, que a veces conducen a un comportamiento no deseado. También los hace sentir respetados y reconfortados. Incluso puede evitar los terribles berrinches.
Cuando cumples tus promesas tus hijos aprenden a confiar en ti y a respetarte. Tu hijo aprende que no lo decepcionarás cuando le prometiste algo bueno, y también aprende a no intentar hacerte cambiar de opinión cuando le explicas que habrá consecuencias si no tiene un comportamiento esperado. Así que cuando prometas salir a jugar después de que tus hijos recojan sus juguetes, asegúrate de tener a mano tus zapatos de correr. Cuando digas que se irán del centro comercial si no dejan de correr, prepárate para irte de inmediato.
El entorno que rodea a tus hijos puede influir en su comportamiento. Esto es tan simple como asegurarte de que el lugar donde juegan sea seguro y con cosas estimulantes y adecuadas para su edad. También asegúrate de que tus hijos no alcancen cosas que podrían romper o dañar.
Antes de empezar las discusiones y decir ‘no’ o ‘basta’, pregúntate si realmente importa. Si mantienes al mínimo nivel las órdenes, exigencias y comentarios negativos, crearás menos oportunidades de conflicto y resentimientos. Apégate a las reglas familiares para que todos sepan lo que es realmente importante en la familia.
Si cedes cuando tus hijos están llorando por algo, lo estás entrenando para que llore más y más fuerte. ‘No’ significa ‘no’, no ‘tal vez’, así que no lo digas a menos que lo digas en serio.
Las instrucciones deben ser claras, breves y apropiadas para la edad de tus hijos, para que puedan entenderlas y recordarlas. Y las reglas positivas suelen ser mejores que las negativas, porque guían el comportamiento de tus hijos de manera positiva. Por ejemplo, “Por favor, cierra la puerta” es mejor que “No dejes la puerta abierta”.
A medida que tus hijos crecen puedes darles más responsabilidad sobre su propio comportamiento. También puedes darles la oportunidad de experimentar las consecuencias naturales de ese comportamiento. Por ejemplo, si es responsabilidad de ellos empacar para una fiesta de pijamas en casa de sus primos y olvidan su almohada, la consecuencia natural es que tus hijos tendrán que arreglárselas sin almohada durante la noche.
En otras ocasiones es posible que debas aplicar consecuencias por un comportamiento inapropiado o inaceptable. Para estos momentos, asegúrate de haber explicado qué es lo que esperas y qué sucederá si no siguen esas reglas y algo muy importante, los chicos deben estar de acuerdo, de antemano, con dichas consecuencias.
Si les dice a tus hijos lo que deben o no deben hacer cada 5 minutos, ellos van a terminar “dándote el avión”. Si quieres darles una última oportunidad, recuérdales las consecuencias. Luego empieza a contar hasta tres.
Reconoce a tus peques por su buen comportamiento. Por ejemplo, asigna a tus hijos algunas tareas sencillas o cosas que puedan hacer para ayudar a la familia. Elogiar el comportamiento y el esfuerzo de tus hijos los alentará a continuar. Y pedirles a tus peques hacer una tarea fija de casa los ayudará a mejorar, a sentirse bien al hacerlo y a querer seguir haciéndolo.
Hay momentos en los que satisfacer las necesidades de tus hijos y hacer las cosas que debes hacer será complicado, por ejemplo, cuando van de compras, en el automóvil o a una cita médica tal vez. Si piensas en estas situaciones con anticipación puedes planificar las necesidades de tus hijos. Dales una advertencia de cinco minutos, habla con ellos y explícales que necesitas de su cooperación. Entonces tus hijos sabrán lo que esperas de ellos.
Tener un buen sentido del humor ayuda a que la vida diaria con los niños sea ligera. Puedes usar canciones, rimas y chistes. Por ejemplo, puedes fingir que eres el amenazante monstruo de las cosquillas que necesita que recojan los juguetes del suelo. Los juegos que hacen reír a los chicos y a ti son excelentes, pero los chistes a expensas de tus hijos no son nada buenos. Los niños pequeños se lastiman fácilmente con las “burlas” de los padres.
Verás que cuando tus hijos reciban atención positiva, de apoco dejarán de lado el comportarse “mal” para llamar tu atención. ¿Tienes algunos otros consejos para compartir con la amorosa comunidad Baby Daily? Te esperamos en nuestras redes sociales.
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