En un esfuerzo por proporcionar una experiencia de vuelo “más agradable” para todos los pasajeros, la aerolínea internacional “FlySky” implementó una medida de “servicio a cliente” que consiste en anunciar la ubicación de los asientos donde hay niños y bebés al momento de comprar un vuelo. Esta iniciativa busca mitigar el malestar y la incomodidad causada por el llanto de los bebés durante los viajes aéreos, sin embargo, diversas voces aseguran que en realidad se trata de un acto de niñofobia y disciminación a las familias con niños.
¿Por qué anunciar los asientos donde hay niños y bebés?
De acuerdo con la compañía con esta medida se espera que se brinde mayor transparencia a los pasajeros, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre la ubicación de sus asientos.
Al reservar un vuelo con “FlySky”, los pasajeros ahora recibirán un aviso detallado sobre la ubicación de los asientos designados para bebés en el avión. Esto les permitirá elegir, si así lo quieren, asientos alejados de estas áreas si desean evitar posibles molestias ocasionadas por el llanto de los pequeños. La aerolínea señaló que información estará disponible durante el proceso de reserva en línea y también se proporcionará en el boleto electrónico.
La iniciativa de “FlySky” ha sido bien recibida por muchos pasajeros, quienes consideran que esto les brinda una mayor tranquilidad y control sobre su experiencia de vuelo. Sin embargo, algunos críticos han expresado su preocupación de que esta medida pueda llevar a una segregación o discriminación hacia las familias que viajan con bebés. La aerolínea ha respondido a estas preocupaciones afirmando que no se trata de prohibir o restringir la ubicación de los bebés en los aviones, sino de permitir que los pasajeros tengan información adicional al tomar decisiones.
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¿Niñofobia o “servicio a cliente?
Diversas compañías como aviones, autobuses o trenes han adoptado la política de anunciar los asientos donde se encuentran bebés y niños. Algunas personas argumentan que esta práctica es niñofóbica y excluyente.
Quienes no tienen niños o son fácilmente irritables esta medida puede ser un alivio. Hay padres enojados porque consideran que son etiquetados y segregados, unos más, los acostumbrados a lidiar con críticas y miradas de reproche, dicen puede ser un alivio, tal es el caso de Cathy Winston, de 35 años, quien en su blog Mummy Travels habla de los viajes que hace con su hija desde que tenía 10 semanas y dice que con un compartimento dedicado a familias no tendría que preocuarse por los demás.
“Sé, desde antes de tener a mi hija, lo que es intentar dormir y que haya un bebé que llora”, escribe en su entrada titulada Why I’d like child-free sections on planes (Porqué me gustan las secciones libre de niños en los aviones). “Si supiera que toda esa gente de mi alrededor había elegido sentarse allí, sentiría menos estrés”.
Sin embargo, reconoce la existencia de niñofobia en nuestra sociedad. “No sé de dónde viene la suposición de que los bebés y los niños son automáticamente una pesadilla en los aviones. Por supuesto que pueden serlo, y un bebé que grita no es divertido para nadie a 35,000 pies, y menos para los padres que intentan desesperadamente callarlos. Pero he tenido más problemas con los adultos que con los niños pequeños, ya sean míos o de cualquier otra persona”.
Esta mamá agrega: “Estoy a favor de las secciones libres de niños en los aviones. No porque crea que los niños deben ser segregados, sino porque hay muchos adultos que me gustaría esconder ahí. ¿Llevaría a mi hijo de tres años a un restaurante con estrella Michelin, con un ambiente tranquilo y platos elaborados a las 10 p. m.? Obviamente no. ¿Alguien? ¿Me embarcaría en un avión sin tratar de pensar en 900 formas de entretenerla, mantenerla alimentada y feliz hasta que aterricemos? No. Por cada padre deshonesto que se pone auriculares con cancelación de ruido y se queda dormido en un vuelo de larga distancia, hay docenas que intentan asegurarse de que sus hijos no ofendan a nadie accidentalmente, incluso cuando algunas personas abordan con muchas ganas de sentirse ofendidas y murmurando sobre la ausencia de niños”.
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Tranquilidad para papás y pasajeros
Esta no es la primera vez que las aerolíneas buscan soluciones para abordar el desafío del llanto de los bebés en los vuelos. En 2016, la aerolínea japonesa “Japan Airlines” introdujo una función en su sistema de reserva en línea que mostraba en un mapa los asientos ocupados por niños menores de dos años, permitiendo a los pasajeros elegir asientos alejados de esas áreas si así lo deseaban.
Además, en 2019, la aerolínea húngara “Wizz Air” presentó una propuesta para introducir zonas de “vuelos libres de niños” en sus aviones, donde los pasajeros podrían optar por viajar sin la presencia de bebés o niños pequeños. Desde que surgió, esta idea es ampliamente criticada y ha generado un intenso debate sobre la discriminación hacia las familias con niños.
En 2015, una pareja de padres de recién nacido entregó bolsas de obsequios a otros pasajeros para el primer vuelo en avión de su hija. Su gesto fue con las mejores con las mejores intenciones, pero ¿por qué disculparnos por tener hijos Paola Acuña, autora del blog Mi vida de madre escribió en un posteo por qué este tipo de actitudes no es un ejemplo de cultura de respeto, sino de culpa y estigmatismo.
“Las madres no tendríamos que disculparnos por existir con nuestras crías, nuestra obligación es mantener a nuestros hijos a salvo y cómodos, no preocupados los adultos que no entienden que un bebé llora en un avión por mil causas. Dejemos de normalizar y aplaudir el adultocentrismo y empecemos a pensar en las infacias. Si existen adultos que no saben regular sus emociones y se muestran molestos por los comportamientos naturales de la infancia, imagínate un bebé que nada sabe de esto”, dice Paola Acuña.
Ventajas de áreas asignadas y que pague el que pueda
Las aerolíneas como “FlySky” dicen que anunciar los asientos con bebés no implica niñofobia sino todo lo contrario, pues con esto se pretende que tanto padres como pasajeros se sientan cómodos e incluso resaltan la seguridad de los pequeños. Entre las ventajas que podría tener están las siguientes:
- Seguridad infantil: Anunciar los asientos donde hay bebés y niños tiene como objetivo principal garantizar su seguridad. En caso de una situación de emergencia o turbulencia, los asistentes de vuelo o el personal encargado pueden identificar rápidamente a los pasajeros que requieren una atención especial y brindarles asistencia adecuada. Esto permite una respuesta más rápida y efectiva en caso de necesidad.
- Atención adecuada: Los bebés y los niños pequeños necesitan cuidados especiales durante los viajes. Al anunciar los asientos donde se encuentran, se facilita la comunicación entre los padres o cuidadores y el personal del transporte, permitiendo una atención más precisa. Esto incluye la disposición de asientos adicionales, facilitar el acceso a las áreas de cambio de pañales o proporcionar asistencia en caso de malestar del niño.
- Comodidad de otros pasajeros: Anunciar los asientos con bebés no tiene la intención de discriminar a los niños, sino de brindar información a otros pasajeros. Al saber de antemano la presencia de bebés en ciertos asientos, aquellos que deseen un ambiente más tranquilo o que puedan tener necesidades especiales podrán tomar decisiones informadas al elegir su ubicación. Esto fomenta una experiencia de viaje más cómoda tanto para los padres como para los demás pasajeros.
- Adaptabilidad y flexibilidad: Anunciar los asientos donde hay bebés y niños no implica una segregación permanente. Esta práctica busca adaptarse a las necesidades cambiantes de los pasajeros y brindar soluciones adecuadas para diferentes situaciones. En muchos casos, se ofrecen opciones alternativas de asientos o se brinda la posibilidad de cambio según la disponibilidad. Esto demuestra una actitud de flexibilidad y consideración hacia todas las partes involucradas.
Cathy Winston invita a los papás a que analicen las ventajas de las áreas familiares y una zona libre de niños. “Suenan bien en teoría, pero no son exactamente prácticas rentables para las aerolíneas cuando estarán vacías durante una gran cantidad de vuelos y meses del año. Como los precios de las vacaciones escolares contribuyen en gran medida a subsidiar los viajes el resto del año no me siento inclinada a pagar más”.
“Cualquiera que no pueda soportar la posibilidad de que un pequeño humano esté cerca puede pagar más para esconderse en las áreas libres de niños o por elegir asientos lejos. Obtienen su paz garantizada (si los adultos desconsiderados lo permiten), como mamá no necesito tratar con personas que supongan que mi hija se está preparando en secreto para hacerles la vida imposible, y las aerolíneas obtienen más dinero. ¿No quieres pagar extra? Bien. El mundo está lleno de niños. Es hora de aprender a convivir con ellos, no exigir vuelos sin niños”, finaliza Winston.
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