Llegó esa época del año en que muchas casas y negocios se visten de naranja, morado y negro; las calabazas con extrañas caras talladas, brujas y fantasmas aparecen intencionalmente por donde mires y en el ambiente se respira aire de fiesta: Halloween ha llegado. ¿Y cuál es el significado de Halloween? He aquí una explicación para que la compartas con tus niños.
¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene esta fiesta? ¿Tus hijos han cuestionado por qué se celebra el Halloween, por qué se acostumbra disfrazarse y salir a pedir dulces a cambio de no hacer una travesura? Por si ya te pasó y no supiste qué responder o si no te ha pasado y ya te sembramos la duda, aquí te compartimos unos datos muy interesantes que quizá no sabías sobre esta singular fiesta.
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Antes de tratar de responder qué significa Halloween, hagamos un viaje al pasado para poder tener más claro cuál es su origen, de dónde viene y por qué se realiza cada año en la misma fecha.
Hace muchos, muchos años, en Irlanda habitaban los celtas. Para estas tribus, la fecha que coincide con nuestro 31 de octubre representaba el fin de su año. Una época llena de significados pues era el cierre de las cosechas, concluían los meses de más calor en el año y todos (naturaleza y humanos) se alistaban para recibir el inminente invierno.
Así, en la noche de ese último día del año, y hacia el amanecer del primer día de invierno, realizaban una celebración conocida como Samhain, fiesta con la que daban las gracias por las cosechas y todo lo recibido durante el último ciclo agrícola, de modo que todas las actividades se detenían para dar pie a la celebración.
Esa noche era como una especie de pausa en la frontera entre el mundo de los vivos y el de los que ya se han marchado, así que mientras los celtas daban paso a su alegría y agradecimiento también podían visitar el mundo de los muertos y viceversa.
Como no había modo de que ese paso se le permitiera únicamente a los espíritus humanos, también otros seres podían cruzar ese umbral, por ejemplo, hadas y demonios.
Entonces, algunos se pintaban la cara o usaban máscaras por dos motivos:
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Otra costumbre celta era iluminar las puertas de sus casas por si los suyos querían visitarlos, además ponían comida en la entrada a modo de ofrenda para que los espíritus malvados o demoniacos pudieran tomar lo que quisieran sin tener que entrar, era una manera de “trato” a cambio de no ser molestados, ¿te suena familiar? Este es el antecedente remoto del divertido ritual infantil de recibir dulces de las casas vecinas mientras las recorren enfundados en audaces disfraces intercambiando una travesura por un trato (un caramelo).
Con el tiempo, cuando la iglesia católica se extendió hasta estas tierras, igual que lo hizo con otras religiones del mundo, mezcló su tradición eclesiástica con las festividades locales, entonces, como el Samhain coincidía casi exactamente con la celebración de los fieles difuntos (2 de noviembre), la celebración católica de Todos los Santos fue movida por el Vaticano al día en que concluía la fiesta celta:
“El Papa Gregorio III trasladó la fecha de la celebración al 1 de noviembre”.
Fue así como el 1 de noviembre se convirtió en el Día de todos los Santos, en inglés All Hallow’s Day. De modo que el 31 de octubre era el día previo: All Hallow’s Eve, frase de cuya contracción puede venir la palabra Halloween, ¿Qué te parece?
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Más tarde, en el siglo XIX, debido a una hambruna que se extendió por todo su territorio, muchos irlandeses emigraron hacia Norteamérica llevando con ellos sueños, planes, familias y, por supuesto, costumbres.
Así fue que entró la celebración al continente americano, en donde se adaptó a la nueva tierra junto con las personas que llegaron. Un ejemplo de esto son las calabazas talladas; pues en Europa lo que se tallaban eran nabos, pero en el Nuevo Mundo había calabazas, que eran mucho más suaves y fáciles de tallar.
Una costumbre norteamericana en ese tiempo era el remanente del día de Guy Fawkes, llegada de la Gran Bretaña con los primeros colonos. En Inglaterra, cada 5 de noviembre se recordaba el triunfo de los anglicanos sobre los adeptos al Papa que conspiraron para matar a su rey; vandalizando las propiedades de los llamados “papistas”, la noche previa se hacía una gran fiesta popular y los niños se disfrazaban y recorrían las casas del vecindario pidiendo dulces.
Aunque ya no se celebraba con ese nombre, la diversión de pintar, ensuciar e incluso destruir las casas vecinas se volvió parte de las fiestas católicas de octubre, previo a la llegada de Todos los Santos y los Fieles Difuntos: Halloween.
Entonces, en el estado norteamericano de Kansas, una mujer intentó hacer algo para que este vandalismo dejara de ser una amenaza para todo el pueblo y, luego de varios intentos, en 1914 consiguió que todo su pueblo la apoyara para hacer una fiesta comunal en la que hubo concurso de disfraces, música, comida, dulces y resultó en un gran éxito.
Pronto esta fiesta se extendió a todo el país y la celebración se convirtió en uno de los más fuertes pilares de la cultura norteamericana. Esa mujer se llamaba Elizabeth Krebs, conocida en algunos sitios como la madre del Halloween moderno.
Lo que ella planeó para dejar de padecer vandalismo y destrucción en su comunidad dio pie a una fusión de costumbres que, hasta el día de hoy, es una de las fiestas más esperadas y replicadas no solo en Norteamérica sino en todo el mundo.
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