Por Nayeli Rueda
Las frutas y verduras son alimentos que aportan una gran variedad de nutrimentos esenciales para la salud. A algunas mamás y papás les preocupa que sus hijos no las consuman; sin embargo, a veces, ni ellos mismos las comen en una variedad y cantidad suficiente.
Abre el refrigerador, ¿qué comerías? Luego, revisa la alacena, ¿qué tomarías? Finalmente, observa qué hay sobre la mesa, ¿una canasta con frutas? Ahora responde, si a tu hijo le diera hambre entre comidas, ¿qué elegiría?, ¿una manzana o una galleta? Seguramente, va a tomar lo que está a la mano.
Por eso, si quieres que tu hijo coma frutas y verduras, tienes que educar con el ejemplo y poner a su disposición este tipo de alimentos, “así será más fácil que las niñas y niños los integren a su dieta diaria, porque será lo que ven y lo que viven”, opina la nutrióloga Alicia Parra Carriedo, directora del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana.
Los papás son los que finalmente decidirán qué comen los niños, ya que “la disponibilidad de los alimentos en el hogar está determinada por lo que compran sus cuidadores. Lo ideal es que un niño tenga a su alcance siempre verduras y frutas”.
La doctora en nutrición clínica recomienda evitar dar a las niñas y niños alimentos ultra procesados y altamente saborizados, los cuales están adicionados con azúcares, sodio y grasas saturadas, y optar por exponerlos a texturas y sabores naturales desde que son bebés, una vez que comienzan con los alimentos sólidos.
Para incentivar el consumo de verduras y frutas, la experta también sugiere:
- Incluirlas en cada una de las comidas principales.
- Dar una fruta como postre, en lugar de un dulce, una galleta o un pastelillo.
- Sustituir los embutidos por vegetales y preparar para el desayuno, por ejemplo, huevo con calabacitas, nopales o ejotes, entre otros.
- Convertir su consumo en un hábito.
Un año para crear conciencia
Este 2021 es el año Internacional de las Frutas y Verduras (AIFV), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). La finalidad es crear conciencia sobre la importancia de incluir estos alimentos en nuestra dieta diaria.
No se trata de que solamente este año comas brócoli o espárragos, sino que trates de mantener una dieta saludable y variada de por vida; que reflexiones sobre los hábitos alimenticios de tu familia.
De acuerdo con el informe “Estado Mundial de la Infancia 2019. Niños, alimentos y nutrición”, publicado por Unicef, millones de pequeños no comen una cantidad suficiente de los alimentos que necesitan, mientras que millones más consumen en exceso lo que no necesitan.
UNICEF México apunta que el sobrepeso y la obesidad son un problema que se presenta desde la primera infancia, entre los cero y cinco años. Al menos uno de cada 20 niños, menores de cinco años, padece obesidad, lo que favorece el sobrepeso durante el resto de su vida y los pone en riesgo de sufrir enfermedades circulatorias, del corazón y de los riñones, diabetes, entre otras.
Come frutas y verduras, sí o sí
Cuando consumes verduras y frutas como parte de una dieta saludable baja en grasas, azúcares y sodio, previenes sobrepeso y obesidad. Otros de los beneficios que aportan a la salud, son:
- Proporcionan energía, vitaminas, nutrimentos inorgánicos, fibra y fitoquímicos que reducen el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles.
- Fortalecen el sistema inmunológico.
- Contribuyen al sano desarrollo y crecimiento de niñas y niños.
Finalmente, la doctora Alicia Parra Carriedo comenta la importancia de una dieta saludable a partir de sistemas alimentarios sostenibles, como la que propone el reporte EAT-Lancet: “Dietas saludables a partir de. sistemas alimentarios sostenibles”, que consiste en una ingesta energética óptima, basada principalmente en una diversidad de alimentos de origen vegetal y bajas cantidades de origen animal.
La “dieta planetaria” propone aumentar el consumo de verduras y frutas, de nueces, semillas y leguminosas y reducir –inclusive suprimir– la ingestión de carne roja y azúcar. Este tipo de alimentación es saludable y sustentable. “La cadena de producción de alimentos contribuye al calentamiento global, al desperdicio y la merma de alimentos, a la pérdida de biodiversidad”, concluye la especialista.
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