En cada visita al pediatra, además de la revisión que el médico hace del estado de salud como rutina, pesa y mide a los bebés para contrastar los datos obtenidos con herramientas que indicarán, de manera general, si el crecimiento del niño va bien y es de forma adecuada de acuerdo con su edad.
Por supuesto, mamás y papás esperamos escuchar que todo está bien y que el crecimiento de nuestro niño está como es esperado. Sin embargo, a veces no sucede así y el médico hace recomendaciones para que el pequeño alcance la talla esperada y revisar, en la siguiente visita médica, que el objetivo se haya cumplido.
Vayamos por partes para entender mejor cómo ocurre esto. “La velocidad de crecimiento es el ritmo con el que crece un niño o niña en un determinado tiempo, durante un año. Este proceso se origina desde que el pequeño es un recién nacido y finaliza en la adolescencia”, explica la Dra. Angélica Martínez, especialista en endocrinología pediátrica y directora médica de la Clínica de Crecimiento Gulliver, en la Ciudad de México.
El crecimiento de los niños
Al hablar de crecimiento nos referimos al desarrollo físico y estatura de una persona, el cual se observa durante la primera infancia, segunda infancia y pubertad. Lo esperado y normal para alguien que está sano, son los siguientes números que a continuación detalla la experta, también miembro de la Sociedad Mexicana de Pediatría:
Primera infancia
- En los recién nacidos, la velocidad de crecimiento esperada es de 20 a 25 cm al año. Crecen alrededor de 2 cm al mes.
- Entre el primer año de vida y los dos años (lo que se conoce como lactante mayor), el crecimiento debe ser entre 10 y 15 cm al año, con un aumento de un centímetro al mes.
- Entre los dos y tres años, el crecimiento debe ser de entre 7 y 10 cm al año.
Segunda infancia. A partir de los tres años y hasta antes de la pubertad, niños y niñas deberían crecer, en promedio, de 4 a 7 cm al año, es decir, aproximadamente .5 cm al mes.
La pubertad es la última etapa de crecimiento para alcanzar la estatura final, señala la Dra. Angélica Martínez. Para las niñas, el ritmo de crecimiento será de 8 a 10 cm al año, y en el caso de los niños de entre 9 y 12 cm al año. En las niñas la pubertad puede iniciar a los 8 años y en los niños a los 9.
Estatura familiar y otros factores
Además de estos datos promedio, la estatura que alcanzarán los hijos dependen de otros factores, explica la especialista: “no todos los niños de la misma edad van a pesar ni medir lo mismo, pues en ellos hay factores personales que van a determinarlo”. Por ejemplo, son muy importantes el peso y la talla al nacer, ya que si un bebé de término –esto significa que no haya nacido de forma prematura– nace con menos peso o talla de lo normal –debe pesar entre 2.500 y 3.500 kg, y medir entre 48 y 52 cm–, quizás necesitará un tratamiento futuro porque puede no alcanzar la talla esperada.
Conozcamos los factores involucrados en el crecimiento de niños y niñas que a continuación explica la especialista en endocrinología pediátrica:
- Talla blanco familiar. Es un cálculo matemático promedio de la estatura de mamá y de papá que dará una proyección de la futura talla de su hijo o hija. Para calcularla hay que sumar la estatura de mamá y la de papá y dividirla entre dos. Si se trata de una niña, hay que restarle -6.5; si es un niño, sumarle +6.5. El resultado es la talla que se podría esperar que alcance el pequeño
- Alimentación. Un niño mal nutrido deja de crecer, por eso es importante que la alimentación sea balanceada, completa y variada, siguiendo un plan de alimentación de desayuno, comida y cena, incluyendo proteína de origen animal y vegetal. Es conveniente evitar la comida chatarra.
- Hábitos de sueño. La hormona de crecimiento, que es una sustancia que regula el metabolismo y el crecimiento del cuerpo, y que es producida por la glándula pituitaria, ayuda a los niños a aumentar de estatura. Esta se empieza a secretar entre las 8 y 9 de la noche, por eso es necesario que los pequeños se duerman antes o alrededor de estas horas, y que tengan de nueve a 11 horas de sueño nocturno.
- Hacer ejercicio. La hormona de crecimiento tiene una secreción pulsátil y el ejercicio amplifica la hormona, así que seguir cualquier ejercicio –no se queden con la idea que solamente el básquetbol lo logra– con disciplina, apoyará positivamente el crecimiento de los menores.
- Enfermedades. Hay medicamentos para el tratamiento de ciertas enfermedades que pueden repercutir en el crecimiento. Es importante informarse al respecto con el médico tratante.
- Pubertad. Se trata del último determinante para la estatura final. Si empieza a una edad temprana, el niño o niña puede dejar de crecer pronto.
Preocupación por una talla baja
Si observamos que el crecimiento de nuestro niño es poco hay que llevarlo a revisión médica. Pero, también, si crece mucho.
Idealmente el pediatra debería hacer una revisión semestral, “la de un niño sano que esté creciendo bien”, pero si el médico o los papás encuentran:
- Que crece lento y tiene una estatura inferior a la del resto de sus compañeros.
- Que es el más pequeño en clase.
- Que no ha cambiado de talla de ropa o de zapatos.
- Que ha crecido de forma acelerada…
…entonces se requerirá la valoración del endocrinólogo pediatra, quien podrá solicitarle un estudio de la edad ósea, que es una radiografía de la mano que indica cuánto espacio se tiene para crecer. “Se trata de un ‘espejo interno’ que nos dice la edad de los huesos. Es un tratamiento poco invasivo, al que se añaden estudios de sangre y hormonales”, explica la Dra. Angélica Martínez.
Si todo sale sin alteraciones, el niño puede continuar con su vida normal, pero si se encuentra que algo no está bien, se le indica tratamiento.
Es muy importante conocer la causa, que puede ir desde una mala nutrición, padecer enfermedades sistémicas (por ejemplo, intestinales, del riñón, hormonales) o tener deficiencia de hormona de crecimiento, que puede ser congénita o adquirida, la cual se puede dar en cualquier momento de la infancia debido a un traumatismo en la cabeza (porque se cayó de la bici o de la litera, por ejemplo), por infecciones en el sistema nervioso, problemas de tiroides o cuestiones genéticas como el Síndrome de Turner, el cual se suele observar en niñas que tienen talla baja. De la causa dependerá la terapia.
En cualquiera de los casos, solo el endocrinólogo pediatra determinará lo que el niño o niña necesita. Lo que podemos hacer como padres es procurar que nuestros hijos e hijas sigan con sus hábitos saludables, no dejarlos de llevar a sus revisiones periódicas y, si hay duda o inquietud sobre la talla, acudir con el endocrinólogo pediatra para que el tratamiento empiece de forma oportuna.
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