Un test de pensamiento crítico en la infancia: Eran como abejas frente a las flores, niños y niñas se habían quedado solos con un pastel de chocolate en medio del salón, el cual ponía a prueba su obediencia. Antes de dejarlos (as), la profesora les advirtió que no tardaría mucho y que no tocaran el postre.
Tessa abrió sus grandes ojos, apuntó directo al manjar y dio media vuelta para irse a jugar. Eneko, por su parte, se dirigió hacia la cabina telefónica de juguete, tomó el aparato desesperado y acusó a sus compañeros(as) de querer comerse la tarta, después salió.
-¡No puedo mirar!, ¡No puedo mirar!, decía el pequeño rubio mientras se tapaba los ojos y zapateaba frente al manjar.
El niño parecía tener una tremenda lucha interna entre lo que deseaba y lo que sabía que no podía hacer. Tras solicitar a sus compañeritos que se alejaran del pastel, metió su pequeño dedo en la crema y la saboreó sin reparo, pero al hacer lo mismo Tessa, se mostró en desacuerdo y trató de apartarla.
La Dra. Ileana Enesco es una de las psicólogas de La vida secreta de los niños, adaptación televisiva del documental británico The Secret Life of 4, 5 and 6 Year Olds, y donde Eneko y Tessa dibujaron la escena. La estudiosa del comportamiento humano, que observaba la situación tras vidrios polarizados, explicó que es importante la interiorización de valores, más que únicamente el seguimiento reglas.
“Si una sociedad basa la moral de los niños en la obediencia como valor supremo, entonces, lo que estás promoviendo es un niño que no va a entrar a valorar la norma” explicó Enesco tras resaltar que la imposición de reglas produce lo que se conoce como moral heterónoma, aquella en la que niños y niñas están sujetos a lo que dictan sus figuras de autoridad (padres, profesores, hermanos mayores, tíos, etc.).
Para el biólogo y epistemólogo Jean Piaget, creador del concepto, los pequeños tienen diferentes etapas de aprendizaje y una de ellas es justamente cuando los adultos les imponen su visión y sus reglas para cuidarlos; sin embargo, el conocedor del comportamiento infantil sabía que “el objetivo principal de la educación es crear personas capaces de hacer cosas nuevas, y no simplemente repetir lo que otras generaciones hicieron”.
De esta forma, aunque en la infancia tengamos diferentes etapas de desarrollo, hay que fomentar constantemente en niños y niñas el pensamiento crítico para que sepan qué es bueno o malo para ellos, lo que les gusta y lo que no. Si son obligados a seguir reglas todo el tiempo, y se ignora lo que sienten y desean, se puede inhibir su pensamiento crítico, ese que les sirve para tener discernimiento y tomar decisiones frente a las miles de disyuntivas que se presentan en la vida diaria.
Así, algunos tips de educación sexual afectiva para estimular el pensamiento crítico en niños y niñas:
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“Toda regla asfixia los verdaderos sentimientos y destruye la verdadera expresión de la naturaleza”, decía el poeta y científico alemán Goethe. De esta forma, incentivar el pensamiento crítico permite que los pequeños puedan ser creativos y ponerse en contacto con lo que piensan y sienten, lo cual a veces es difícil en este mundo dogmático, aunque muy necesario para que desarrollen pensamientos y valoraciones propias.
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