Por Nonantzin Martínez
La última película que vimos mi hijo y yo fue Luca, de Pixar. Ambos disfrutamos mucho la “magia” de que seres marinos se pudieran transformar en humanos, la bonita complicidad que se formó entre Luca, Alberto y Giulia, y lo rica y justa que puede ser una sociedad cuando confluyen personas diferentes a lo que somos y pensamos. No solo la gozamos, también nos dejó varias reflexiones.
Con otras cintas nos ha pasado algo similar. Puedo poner dos ejemplos clásicos: Toy Story, donde la amistad y la lealtad son valores importantísimos que quedan grabados en la mente de chicos y grandes; e Intensamente, ¡qué forma tan genial de explicar lo que pasa con las emociones!
Sin duda lo que le hemos transmitido a nuestro hijo, desde la familia, lo han reforzado estas historias, y no dudo que también le hayan dado respuesta a muchas más inquietudes.
Lo mismo ha pasado con varios cuentos. Me viene a la mente el de Ardilla miedosa, que con sus sencillas y muy atinadas ilustraciones, así como con el diálogo interno que acompaña al personaje, mi pequeño lector vivió con esta ardillita sus temores –magnificados pero muy válidos– hasta que se dio cuenta que solamente le faltaba un poco de valor para descubrir que su mundo no era tan terrible como imaginaba.
Las películas y los cuentos de personajes fantásticos contribuyen positivamente en el proceso de maduración emocional de niños y niñas. El maestro Manuel Hernández, psicoanalista y director de la clínica y consultoría en salud emocional Descübriéndote, señala que esto ocurre gracias a que “las historias les permiten armar una representación interna del conflicto planteado en el relato, pero sin provocar el dolor que les causaría si lo vivieran directamente”.
Además:
Antes de elegir tú, lo ideal es dejar que tu pequeño escoja la cinta o el cuento, sugiere el especialista. Sin embargo, si quieres que tu hija o hijo trabaje algún tema en especial, puedes persuadirlo, de forma sutil, e invitarlo a ver o leer lo que tú consideres que lleva a la reflexión del tema en cuestión.
Por ejemplo, nos dice el psicoanalista, en la película Raya, de Disney, se aborda la importancia de la confianza y el trabajo en equipo. Si a tu hijo le cuesta trabajo compartir, hacer equipo con sus pares o integrarse, esta cinta sería muy buena para ello.
Algunas buenas ideas que recomienda el psicoanalista Manuel Hernández son:
Qué evitar:
Para finalizar, el experto Manuel Hernández considera que “vivimos tiempos en donde la sociedad se ha ido deshumanizando, el consumismo y la pérdida de valores. Necesitamos recuperar valores como la bondad, la honradez y la fidelidad versus intereses como el dinero, el poder o las series de narcos, y las películas y los cuentos se convierten en una de muchas posibilidades para lograrlo”.
Y otra buena noticia: las películas nos ayudan a los adultos a sanar experiencias, pensamientos y sentimientos, pues nos conectan con el mundo más emocional del lenguaje simbólico.
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