Por Nayeli Rueda
Jugar a ser grandes es algo que hacen la mayoría de las niñas y niños: se ponen zapatillas, se pintan las uñas, se divierten poniéndose una corbata o usando crema de afeitar. Pero si estas actividades traspasan el juego y se vuelven parte de la vida cotidiana, estamos hablando de hipersexualidad infantil.
Con frecuencia vemos concursos, programas de televisión, publicidad o dibujos animados, que muestran a niñas y niños vistiendo y comportándose como adultos. De acuerdo con la psicóloga Vicenta Hernández Haddad, directora y fundadora de Talleres de Sexualidad Vicisitudes (Centro de Investigación, Terapia y Educación de la Sexualidad), “este exceso en la sexualización de las expresiones, de posturas o códigos de vestimenta, demasiado precoces, tienen que ver con la hipersexualidad. Y la exaltación de la sexualidad hace más vulnerables a las niñas que a los niños”.
La psicóloga considera preocupante ver cómo algunas menores de 10 años quieren tener comportamientos de adolescentes de 16 años.
Actualmente se están acortando las etapas del desarrollo psicosexual como la pubertad y la preadolescencia, que son fases del crecimiento “fundamentales para el autoconocimiento, el autoconcepto y la capacidad de saber qué quiero y qué no quiero”.
El fenómeno de la hipersexualidad infantil se está normalizando y para muestra un botón: en la fiesta de Zoé, de 6 años, ella y sus amigas quieren bailar reggaeton. La música infantil les “aburre”. En la pista de baile las pequeñas mueven la cadera y hacen gestos sensuales, al tiempo que mueven el pecho hacia adelante y hacia atrás.
La erotización prematura de los infantes también se ha introducido en la ropa, accesorios de vestir, juguetes, videojuegos, dibujos animados, etcétera. Todos estos mensajes enseñan a las niñas, principalmente, que tiene que seducir y eso provocará que crezcan confundidas.
A una pequeña, de entre seis y nueve años de edad, no le nace ser seductora. Esta conducta no tiene que ver con su desarrollo psicosexual y su naturaleza. “Pudiera sentirse bien siendo el foco de atención, pero cuando las personas hacen cosas incongruentes, acaban por sentirse muy mal. En lugar de irse fortaleciendo emocionalmente se va vulnerando”, opina Hernández Haddad.
Asimismo, con la hipersexualización en las niñas hay riesgo de que sean seducidas porque aprenden que “para ser valiosas tienen que ser la más atractiva, la más guapa y la más voluptuosa, entre otros atributos físicos. Y eso las hace vulnerables”.
Hay que enseñar a las niñas y niños que, más allá del atractivo físico, una persona vale por el hecho de ser humano y por cualidades que no tienen que ver con la imagen y belleza de una persona.
Hernández Haddad, tallerista y conferencista con más de 30 años de experiencia, aconseja a los padres permitir a los menores pintarse las uñas o maquillarse, pero evitar que ese espacio de juego e intimidad se traslade a un espacio público. Y desde que los niños y niñas son pequeños, orientarlos para que sean responsables de su sexualidad, esto implica:
Para evitar la hipersexualización en niñas y niños, SIPINNA recomienda:
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