Por Nayeli Rueda
Cuando una mamá o un papá se entera que su hijo tiene alguna discapacidad, aparecen emociones como tristeza o enojo. Al igual que la muerte de un ser querido, se enfrentarán a un proceso de duelo, ya que las ilusiones y expectativas que tenían no se cumplirán, explica la psicóloga Angélica Cuevas, colaboradora de Servicios Neurológicos.
Los padres que tienen un niño con discapacidad atraviesan una crisis que gradualmente se transforma en un dolor que dura toda la vida, por lo que será necesario aprender a vivir con él ya que siempre estará presente, señala Maria Lucia Carbonari en su libro Ser padres de un niño con discapacidad.
Al paso del tiempo, un cambio de escuela o de residencia, o pasar de la niñez a la pubertad, podrían revivir el duelo de la familia debido a que la discapacidad no es un proceso al que se le pueda “dar carpetazo” o poner punto final.
Para Angélica Cuevas, entre las etapas del duelo y las emociones que se pueden reactivar en la familia están:
- Negación
- Ira
- Negociación
- Depresión
- Tristeza
- Enojo
No obstante, si bien se puede seguir dando vueltas sobre el tema de la discapacidad, ya no será igual. Cada vez los padres estarán más fortalecidos, es decir, “crecerán emocionalmente, tendrán más herramientas y desarrollarán habilidades para lidiar con las pérdidas y el duelo”, apunta la psicóloga.
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¿Cómo saber si necesito ayuda de un profesional?
Para la maestra en psicoterapia, Angélica Cuevas, mamá y papá deberán buscar ayuda cuando se altera su “capacidad de funcionamiento”, sobre todo:
- Si las relaciones interpersonales y vínculos emocionales se perturban.
- Si las emociones son muy intensas y no se pueden manejar de una forma sana y autónoma e interfieren con las actividades cotidianas en casa o en el trabajo.
- Si no se puede lidiar con esta situación y hay una sensación interna de inconformidad.
Los padres de familia deben escucharse a ellos mismos y reconocer que algo no anda bien. Es muy importante que busquen ayuda profesional para superar el duelo adecuadamente, “porque si no están bien emocionalmente, su hijo tampoco lo estará, y es probable que no tomen buenas decisiones para ayudarlo”, añade.
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En busca de la aceptación
Cuando los padres comienzan a reconocer la condición de sus hijos ya habrán entrado en la etapa de aceptación. Una niña o niño con alguna discapacidad requerirán apoyos a lo largo de la vida, los cuales se irán modificando con el tiempo, dependiendo de las habilidades que la persona con discapacidad vaya adquiriendo.
Hablar de aceptación significa asumir que hay una pérdida de las expectativas. Una discapacidad es permanente y no se va a quitar. Pero, “tener un hijo con alguna condición especial no impide experimentar un goce pleno de la paternidad y crear un vínculo de amor”, subraya la psicóloga.
Sobre si una madre y un padre viven de igual manera la discapacidad de un hijo, Angélica Cuevas, quien tiene 25 años trabajando con personas con discapacidad, señala que los hombres suelen preocuparse más por proveer, y consideran que aportando económicamente ya están cumpliendo.
Esta situación puede generar mucha carga emocional en la mujer, ya que las expectativas a veces son distintas. “La pareja debe tener mucha comunicación asesorada y, como familia, necesitarán acompañamiento para fortalecerse”, concluye.
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