Por Ollin Islas
No es ninguna novedad que, en México, la lectura es una actividad rezagada, si es que comparamos las estadísticas con otros países. Según el último Módulo de Lectura, realizado en 2020 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en nuestro país se leen, en promedio, solamente 3.4 libros al año. Estas cifras sobre la lectura reflejan no solo la realidad de los adultos, sino también de la infancia.
No existen datos precisos sobre los hábitos de lectura de niños menores de 12 años. Sabemos que, en promedio, los pequeños inician con la lectoescritura alrededor de los seis años, sin embargo, acercarlos e interesarlos por los libros es un proceso que puede comenzar desde que son bebés. De hecho, organizaciones como la UNESCO han mencionado en diversas ocasiones que la lectura es una actividad central durante la infancia, pues potencializa el desarrollo infantil y nutre y fomenta las relaciones entre adultos y bebés. Así que si tu hijo es pequeño, estás en el momento perfecto.
Dijo el autor Stephen King que “los libros son una incomparable magia portátil”. Y pocas cosas se llevan mejor de la mano que la infancia y la magia. Estefanía Herman, pedagoga, asegura que “la lectura es enriquecedora desde temprana edad para el proceso cognitivo y desarrollo emocional de los niños. Los pequeños lectores tendrán la oportunidad de interactuar en mundos fantásticos donde su imaginación será explotada al máximo”.
La estimulación de la imaginación es un tema crucial en esta etapa de la vida; por ello, incluir los libros en la infancia no solo es positivo sino indispensable. “Esta actividad los ayudará al momento de estudiar y razonar, ya que poseer conocimientos básicos no lo es todo. Además, la lectura implica comprender, pues tenemos que llevar nuestro entendimiento al plano del escritor”, asegura Herman.
La lectura les ofrece beneficios a los pequeños, incluso antes de desarrollar la lectoescritura. Los bebés, por ejemplo, pueden experimentar con libros de tela que tienen dibujos, sonidos y texturas, lo cual estimula la actividad cerebral y fortalece las conexiones neuronales. Por su parte, al escuchar las lectura de sus padres, los niños mayores, que comienzan a adquirir el lenguaje hablado, se habituarán a las palabras y sus sonidos con mayor facilidad, lo cual puede ayudarles a expresarse más rápidamente.
Un beneficio indiscutible de la lectura en la primera infancia es que fortalece el vínculo entre padres e hijos. Si los padres acostumbran a sus pequeños a leerles un cuento antes de dormir o en cualquier momento del día, fomentarán su interés y propiciarán que se asocie la lectura con un momento de atención, cariño y cuidado que los pequeños atesorarán durante toda la vida.
Por mucho que deseemos que lean, es muy importante que no obliguemos a los niños a hacerlo. Utilizar métodos coercitivos para incentivar la lectura puede darnos el resultado contrario. Lo ideal es que siempre intentes acercarlos con amor, amabilidad y respeto.
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