Colocamos una etiqueta a un objeto a manera de identificación, valoración o clasificación. Y, al etiquetar a alguien, le estamos dando “una calificación estereotipada y simplificadora”, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española.
Las niñas y los niños no merecen crecer con etiquetas, sobre todo negativas, porque al decirlas dañas la autoimagen y el autoconcepto que están formándose de sí mismos, y “estarás haciendo que crezcan con esas ideas y que terminen creyéndolas”, opina el psicólogo Victor Hugo Sierra Macías, maestro en terapia familiar por la Universidad Anáhuac Mayab.
Señala que todas las etiquetas son malas, incluso las “positivas”, o mejor dicho, las que adulan a los hijos al etiquetarlos de niños “genio”, “el más inteligente” o, decirles “eres el más guapo”.
Este tipo de rótulos pueden ser peligrosos y dolorosos. “Si el niño un día no saca diez de calificación o no puede resolver un problema matemático, puede llegar a frustrarse, sentirse muy triste y confundido, pues en su casa siempre, mamá y papá le dijeron que era el mejor”.
Es preferible que digas a tus hijos frases positivas, como:
- Recuerda que te quiero.
- Confía en ti.
- Sé que puedes.
- Inténtalo otra vez.
- Cuenta conmigo.
- Estoy orgulloso de ti.
¡No más etiquetas!
Flojo, berrinchudo, mentiroso, sucio, grosero… La lista de etiquetas negativas puede continuar. Sierra Macías, especialista en psicología infantil, recomienda no decirlas a tus hijos porque “perjudican su desarrollo emocional, lastiman su autoestima y hacen que los niños y las niñas duden de sus capacidades”.
Si en casa, un niño crece escuchando etiquetas negativas hacia su persona, es muy probable que ellas destruyan su confianza, que dañen la imagen que tiene de sí mismo y que en la escuela sufra bullying, a consecuencia de esos adjetivos calificativos que le han impuesto desde la infancia.
Si has observado que a tu hijo se le dificulta algo, antes de ponerle una etiqueta, procura indagar qué está pasando en su entorno, quizá solo sea cuestión de apoyarlo un poco, darle un voto de confianza y fomentar el amor propio.
El especialista recomienda decirle que “la práctica hace al maestro”, y que necesita estudiar más para poder resolver los problemas matemáticos, o bien, proponle estudiar juntos.
La autoestima es muy importante, ya que influye en el desarrollo de la personalidad. Se trata del autoconcepto que tenemos de nosotros mismos, el cual “puede dañarse por las opiniones que escuchemos a nuestro alrededor, principalmente de los familiares”, agrega el experto.
Paciencia y autocontrol
Ahora, más que nunca, los padres están muy presionados y estresados. La convivencia con los hijos es de prácticamente 24 horas al día. Además de estar pendientes a su trabajo, deben estar al tanto de las clases virtuales de sus críos, entonces, “hay mucho cansancio y desgaste emocional”, apunta Sierra Macías, pero eso no debe ser motivo para recurrir a etiquetarlos.
Los niños y las niñas necesitan confiar en sus habilidades. Por eso, si eres un papá o una mamá que se la pasa poniendo etiquetas a sus hijos, el experto te sugiere:
- Trabajar la paciencia para no ofender a tus hijos. Necesitas pensar lo que vas a decir a tu hijo o hija, y reflexionar sobre cómo estas ofensas pueden dañarlos de por vida.
- Guardar silencio. Esta en una estrategia muy fácil y práctica de llevar a cabo. Cuando estés a punto de vociferar una etiqueta negativa hacia tu hijo, es preferibles que te detengas y que guardes silencio o que te retires por un momento del lugar.
- Respirar profundo. Hacer respiraciones profundas cuando estés muy desesperado y sientas que la crianza te está llevando al límite es otra buena idea para que evites ofender a tus hijos.