Por Ollin Islas Romo
Una de las mayores preocupaciones de las madres y padres cuando las hijas e hijos entran a la edad escolar es que se conviertan en víctimas de bullying. Y no es para menos. Muchos de esos mismos padres y madres sufrieron el acoso escolar en su infancia y han visto a otros sufrirlo también, generación tras generación.
Y es que el bullying es un problema serio, especialmente en nuestro país. Basta saber que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha señalado que, de sus países miembro, México es el que presenta mayor índices de bullying. Entonces, ¿qué hacer frente a la posibilidad de que nuestras hijas e hijos se enfrenten a esta situación?
Un primer paso es identificar el acoso escolar. La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha definido al bullying como “todo acto u omisión que agreda física, psicoemocional, patrimonial o sexualmente a una niña, niño o adolescente mientras se encuentra bajo el cuidado de las instituciones escolares”.
La psicóloga Norma Trejo, con práctica en la Ciudad de México, añade que “el abusador actúa a menudo con la validación o celebración del grupo, que apoya de manera ‘pasiva’ la agresión. Esto ocurre de forma sistemática y estratégica, ya que no se da de manera abierta y evidente”.
Las agresiones que sufre una niña o niño víctimas de acoso escolar pueden ser de distintos tipos:
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Las niñas, niños y adolescentes que son víctimas de bullying pueden sufrir verdaderos infiernos, a veces, en total silencio, pues temen que sus padres intervengan, o bien, la amenaza de que la violencia se recrudecerá si hablan (cosa que suelen asegurar los acosadores) surte el suficiente efecto para que no pidan ayuda.
“El miedo y sentirse rechazada son constantes en la víctima. Esto provoca pérdida de confianza en sí misma, frustración, ira, impotencia y baja estima, entre otras emociones”, explica la psicóloga.
Muchas víctimas también presentan altos grados de depresión y ansiedad, bajo rendimiento escolar y rechazo a asistir a la escuela. Se ha detectado que las víctimas también comienzan a autolesionarse y a pensar en el suicidio.
El bullying o acoso escolar suele estar vinculado a la violencia en el hogar. “La gran mayoría de los abusadores son, a su vez, víctimas. Para redimirse ante sí mismos por el maltrato generalmente recibido en el hogar, asumen el rol de abusadores. Los educadores deben estar alertas a este tipo de conductas violentas, ya que son una señal de problemática familiar, que de inmediato debe ser atendida por la escuela y por profesionales de la conducta”, explica Trejo.
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Combatir y abordar el bullying no es una tarea solitaria. Para lograrlo de una manera eficaz, la mayoría de las veces es necesaria la intervención no solo de los padres de la víctima, sino también de los docentes y la comunidad escolar.
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*Psicóloga Norma Trejo: normatrejo@me.com
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