Por Nonantzin Martínez
¡Qué importante es que nuestros hijos e hijas tengan salud! Sin ella, no podrían desarrollarse ni crecer adecuadamente, moverse felices por toda la casa, aprender, jugar, divertirse, observar atentos y maravillarse ante un día lluvioso… vamos, ser felices y plenos. Ni ellos ni nosotros, así de sencillo.
Por eso, mamás y papás tenemos la enorme tarea de conducirlos, en la medida de nuestras posibilidades, por el camino del bienestar. Como coinciden los especialistas en salud infantil, esto inicia, en gran medida, con la prevención, que significa adelantarnos con ciertas acciones y hábitos para evitar que se llegue a un estado de malestar o enfermedad o, al menos, limitarlo.
Consultamos a la Dra. Yolanda Cervantes, pediatra e infectóloga pediatra, miembro de la Academia Mexicana de Pediatría, al Dr. Reyes Haro Valencia, director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño IMMIS, a la doctora en psicología perinatal e infantil, Carla Pérez Martínez, entre otros especialistas, y estos son sus 10 consejos clave a seguir, hoy y todos los día, con tus hijos e hijas:
- Privilegiar la alimentación al seno materno durante los primeros seis meses de vida. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y UNICEF, “la lactancia materna reduce drásticamente las muertes por las infecciones respiratorias agudas y la diarrea, dos de las causas principales de mortalidad infantil, así como las muertes por otras enfermedades infecciosas”. Además, la leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del recién nacido.
- Llevarlos al pediatra de forma regular. En el primer año de vida de los niños y las niñas, las visitas al pediatra deben hacerse cada dos o tres meses, para tener una revisión detallada de su desarrollo y crecimiento, así como para detectar posibles problemas o padecimientos. Posteriormente, las citas se pueden espaciar –una o dos veces al año– y, por supuesto, en caso de que enfermen.
- Vacunarlos y asegurar que su esquema esté completo. La vacunación previene enfermedades y salva vidas. Hoy, con la pandemia por Covid-19, ha quedado más que demostrado que son un recurso vital para la humanidad. Hay que asegurarse de que los menores tengan su esquema de vacunación completo –las vacunas se aplican a partir de los dos meses– y, si se tiene la posibilidad, buscar con el pediatra particular aquellas que no se encuentran en el esquema nacional de vacunación, como las de varicela, hepatitis A o meningococo. Aunque la mayoría de las vacunas se aplican en los primeros años, la vacunación es para toda la vida. Si van a salir de viaje, fuera del país, es conveniente informarse si se necesita la aplicación de algunas para no correr riesgos.
- Proporcionarles una alimentación completa y balanceada. Que los niños coman de manera saludable es garantía de que su organismo funcione de manera óptima y que pueda defenderse de enfermedades de forma efectiva, así como limitar padecimientos como obesidad, sobrepeso, desnutrición, entre otros. El plato del bien comer es una excelente guía para incluir los tres grupos de alimentos en la dieta de nuestros pequeños.
- Hidratarlos de forma adecuada, con agua natural. Mantener una buena ingesta de líquidos ayuda a que órganos y sistemas funcionen de forma correcta. Por ejemplo, la buena hidratación favorece a su sistema respiratorio haciéndolo más fuerte, y esto ayuda a que se enfermen menos de gripa y de otras infecciones, señala el Dr. Franciso Javier Saynes Marín, médico adscrito al Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Ángeles Metropolitano y del Centro Médico ABC Campus Observatorio.
- Motivarlos a que hagan una actividad física de forma regular. Para los niños, hacer ejercicio significa jugar y estar activos físicamente. Esto los ayuda a tener huesos y músculos más fuertes, a mantener niveles adecuados de tensión arterial y colesterol, a alejarlos de la obesidad y de condiciones como diabetes tipo 2 y, además, a tener una actitud positiva. El Dr. Javier Pérez Basave, pediatra de la red AXA Keralty, sugiere que estas actividades físicas se realicen durante 60 minutos, todos los días. Si no se hacen de corrido, pueden repartirse en tres sesiones de 20 minutos, llevándolas a cabo en espacios seguros. Añade que el hábito de caminar se debe empezar a fomentar entre los cinco y seis años, edad en la que podrían caminar entre tres y cuatro mil pasos al día.
- Ayudarlos a dormir bien. Dormir es importante a lo largo de la vida, pero más en la infancia, ya que en los primeros años de vida el sueño favorece el desarrollo físico y neurológico. Esto significa que dormir no solo sirve para descansar, sino para crecer y desarrollarse en forma adecuada, porque al hacerlo se produce la hormona de crecimiento y el desarrollo físico es más equilibrado. Respecto al desarrollo neurológico, durante el sueño se establecen conexiones en el cerebro, y esto ayuda al desarrollo de habilidades como la marcha, el lenguaje, la inteligencia. Idealmente, los recién nacidos deben dormir 18 horas al día. Al año deben tener 12 horas de sueño nocturno con dos siestas durante el día. En edad preescolar, 11 horas con una siesta. Al final de esta edad, las siestas desaparecerán, por lo que los escolares ya no las tendrán y el sueño deberá ser de 10 horas. Hay que facilitarle a los pequeños las condiciones para tener un buen descanso: llegada la noche, reducir los estímulos luminosos y auditivos como videojuegos y pantallas; un baño nocturno también podría ayudar a relajarlos; darles una cena ligera, libre de grasas e irritantes. En el caso de bebés y niños pequeños, la lectura y canciones de cuna pueden contribuir a un mejor sueño. Dormir es una función básica del organismo, pero dormir bien siempre se puede mejorar.
- Llevarlos al dentista y al oftalmólogo. No hay que pasar de largo la visita a estos especialistas, desde los primeros años de vida. Una limpieza y revisión oportuna puede evitar problemas de caries o alertar de otras complicaciones con la dentadura o mordida, por ejemplo. Lo mismo ocurre con el oftalmólogo: no hay que esperar a que en la escuela nos avisen que nuestro niño o niña tiene un rendimiento escolar bajo (muchas veces ocurre porque no ven bien) o percatarnos que necesitan lentes porque se acercan mucho a la televisión.
- Conectar con tus hijas o hijos es clave para su salud emocional. Busquemos criar con empatía, escucharlos, validar sus emociones, darles consuelo y contención cuando lo requieran. Los niños necesitan sentirse comprendidos para tener un desarrollo emocional saludable, así que es importante escucharlos poniéndote en sus pies, darles más comentarios cariñosos que órdenes, instrucciones o comentarios negativos y preguntándote: ¿qué puede estar sintiendo? ¿qué le ayudará a sentirse mejor?.
- Permitirles ser autónomos e independientes, ser capaces de tomar decisiones, animarlos a explorar y a aprender cosas nuevas. Escuchar y respetar sus gustos y sus preferencias les dará mayor confianza y alimentará su autoestima.
A este decálogo podríamos agregar un par de acciones que papás y mamás debemos evitar a toda costa: no creer todo lo que se dice, esto significa que hay que informarse a través de fuentes confiables, como la Secretaría de Salud, la Organización Mundial de la Salud o los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, para “evitar contagiarse de información no verídica”, enfatiza la Dra. Yolanda Cervantes, pues datos falsos, como que “las vacunas causan autismo”, se vuelven una amenaza real para la salud.
El segundo punto a evitar es la automedicación. Si el niño tiene alguna molestia hay que hablarlo con su pediatra o especialista para que le brinde una atención oportuna y se eviten complicaciones, finaliza el Dr. Franciso Javier Saynes Marín.