Por Ollin Islas Romo
Aunque casi siempre el cuidado de los hijos ha recaído en las mamás, desde que el ingreso de las mujeres trabajadoras se volvió esencial en la economía familiar, ha sido necesario que se busque ayuda externa. El primer recurso del que los padres han echado mano es de quienes parecen estar siempre dispuestos: los abuelos.
La ayuda de los progenitores de los padres y madres es indispensable en la crianza, al menos en México. Eso reveló el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social, realizada en 2017: en ella se encontró que 55% de los hijos e hijas de las madres que trabajan son cuidados por los abuelos.
En la actualidad, además, vivimos en una situación peculiar que, aunque nos metió en nuestras casas, no nos permite ejercer la crianza plenamente, pues tenemos que continuar con nuestra jornada laboral de manera remota. “Ahora, con la situación de la pandemia, aunque muchas madres han permanecido en el hogar, las abuelas siguen ocupándose de las labores de crianza”, menciona Laura Angélica Tapia Chávez, psicóloga especializada en educación y crianza.
Los conflictos de la crianza compartida
Sin embargo, la ayuda no siempre resulta como la imaginamos. Es muy probable que abuelos y padres tengan perspectivas distintas sobre la manera de criar, las rutinas, las disciplinas y el desempeño escolar. Quizá somos muy rígidos o firmes en nuestras reglas y los abuelos sean más permisivos o flexibles; o tal vez nosotros somos más relajados en torno al uso de dispositivos electrónicos que nuestros propios padres.
Las diferencias entre las perspectivas de crianza pueden traernos diversos problemas, como:
- Dar algunos pasos atrás en algunas áreas. Por ejemplo: si un niño está acostumbrado a limpiar si tira accidentalmente el agua en la mesa y sus abuelos no le permiten continuar con esa costumbre, los pequeños podrían entender que hay oportunidad de no asumir consecuencias cuando algunas personas están a cargo.
- Fricciones constantes. Sin acuerdos previos, las diferencias en las perspectivas de crianza pueden provocar enojo, reclamos, descalificaciones y malos entendidos, lo cual puede fracturar la relación entre padres y abuelos.
- Celos. El involucrar a otros en la crianza puede provocar que los pequeños en algún momento prefieran estar con los abuelos, lo cual quizá genere celos y frustración en algunos padres.
- Culpa y resentimiento. Muchos padres no están de acuerdo con la manera en que los abuelos crían a sus hijos, sin embargo, no se atreven a comunicarlo o a poner límites porque sienten culpa. Después de todo, no es fácil ponerle “reglas” a alguien que te está ayudando. Así, prefieren el silencio y más tarde pueden sentirse resentidos o molestos por las decisiones que los abuelos tomaron en relación con los nietos.
Comunicarnos para criar mejor
Los conflictos derivados de la crianza compartida son normales y tienen solución. Sin embargo, lo mejor es anticiparse para que surjan con la menor frecuencia posible. La psicóloga Laura Angélica Tapia te ofrece estos tips para conciliar de una mejor manera la crianza en familia:
- Comunica todo lo que haya que decir. “Los padres deben comunicar a los abuelos cuál es el estado de salud de los niños y niñas, si tienen ciertos límites para ver la televisión, cuáles son sus horarios y hábitos alimenticios y si han establecido alguna consecuencia específica en caso de incumplimiento de ciertas tareas.
- Ten una plática amorosa con abuelos e hijos para establecer límites. Debe establecerse con los pequeños que los abuelos tienen autoridad, por ejemplo, para ejecutar la consecuencia asignada. Asimismo, los padres también deben explicarles con amor a los abuelos que aunque son parte indispensable de la vida de sus nietos, los padres son ellos y que debe respetarse su papel”.
- Pasa tiempo de calidad con tus hijos. Dales, de vez en cuando, la sorpresa de ir al colegio por ellos; vean películas del gusto de los niños y coméntalas; enséñales a andar en bici; paseen; jueguen; lean. Esto evitará que los padres se sientan celosos de los abuelos”, explica la experta.
- Di lo que sientes siempre, pero con amor. Debes permanecer en comunicación constante con los abuelos. Es importante que los niños vean a sus abuelos y padres como figuras de amor y apoyo, capaces de resolver situaciones de manera sana y tranquila, de lo contrario los pequeños comenzarán a desarrollar situaciones de estrés, de culpa o vergüenza por preferir a unos y a otros, finaliza Tapia.