Alrededor de los primeros dos años de tu hijo, su higiene dependerá al cien por ciento de un adulto (sus padres, abuelos y otros cuidadores), sin embargo, es importante que conforme crece y deja de ser dependiente en lo físico porque ya camina y comienza a dar muestras de sus preferencias y carácter, le empieces a enseñar a cuidar y limpiar su cuerpo. Las rutinas de higiene para tu peque son importantes para mantenerlo sano.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), tener una buena higiene es:
Indispensable para prevenir el desarrollo y la propagación de enfermedades infecciosas, además de ayudar a niños y niñas a llevar una vida larga y saludable.
Inculcar hábitos de higiene en tus hijos pequeños tiene muchos más beneficios que la limpieza en sí misma, estos los verás en su desarrollo psicológico, social y emocional. Ahora bien, mientras más pequeño el niño más paciencia habrás de tener; así como puede haber días de absoluta colaboración te aseguro que los habrá en que tu hijo simplemente parezca no conocerte y no hará caso a ninguna de tus palabras, es ahí donde la resistencia, la paciencia, el amor y la empatía son la clave.
Por ejemplo, cuando tu hijo aprende a sostener un cepillo de dientes correctamente está ejercitando su motricidad fina, sus habilidades motoras gruesas las va desarrollando cuando comienza a vestirse solo. Hay rutinas, como el lavado de manos antes de comer o después de volver de la calle, que ayudan al niño a comprender y asimilar el concepto de las secuencias; todo esto tiene que ver con su desarrollo físico.
Por otro lado, lograr completar por sí mismo los retos de higiene que le vayas presentando nutrirá ampliamente su autoestima, independencia y confianza. Para los pequeños son logros muy valiosos que los hacen sentirse y saberse grandes e independientes, lo que les ayuda con sus habilidades sociales. Que un niño aprenda autocuidado a temprana edad le ayudará a construir cimientos sólidos de la autoestima y consciencia de sí como individuo autorresponsable y autosuficiente, además de ayudarle a crear conexiones sociales positivas.
Recuerda que debes externarle a tu peque de la manera más clara y simple lo básico: mantenerse limpio le ayudará a no enfermar.
Lavar sus dientes evitará que se formen caries, lavarse las manos y bañarse, acabará con gérmenes, virus y bacterias que podrían enfermarlo, tender su cama la mantendrá limpia y libre de basura, usar ropa limpia a diario le reforzará la limpieza diaria del baño, dormir suficiente ayuda a que el cuerpo funcione bien, etc.
Ahora bien, recuerda que más que las palabras, lo que enseña es el ejemplo. No puedes esperar que tus hijos aprendan a lavar sus dientes después de cada comida si tú no lo haces o no pretendas que tienda a su cama cada mañana si tu habitación es una zona de desastre, Cuando de crianza se trata, hay que aprender a tener congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
El primer hábito que los niños aprenden (y desean hacer solos) es el lavado de manos. Esto es algo que aún antes de que caminen puedes comenzar a enseñarle, claro que si es muy pequeño serás tú quien ponga el jabón y manipules la llave de agua, pero ellos aprenden rápido a tallar sus manos; ahora todos sabemos que un buen lavado requiere de 20 segundos, así que también podrías enseñarle a que cante una canción mientras lo hace, de esta manera cuando llegue a su edad escolar no habrá ningún problema en cuanto al tiempo que ocupe en lavar sus manos. Tu misión es enseñarle que debe hacerlo siempre después de ir al baño, antes de comer y al volver de la calle.
La higiene bucal es el siguiente hábito en la lista.
Si a un bebé se le acostumbra que la boca (aún sin dientes) requiere lavado especial con un cepillo especial, cuando sea un chico de dos o tres años que ya camina será muy fácil enseñarle a usar su cepillo con la pasta de dientes que su dentista recomiende. Y ya que hablamos del doctor de los dientes, un hábito, que más que los chicos tú como padre debes adquirir, es llevar a los niños al menos cada seis meses a su consultorio para una revisión y vigilancia de que todo marcha bien, hacerlo le garantiza a tu hijo que cuando sea adulto seguirá con esta saludable costumbre.
Otra cosa que los más chiquititos pueden aprender y practicar es mantener sus juguetes guardados una vez que han terminado su día, si te ocupas de enseñarle que todo debe limpiarse y devolverse a su lugar después de un rato de juego y diversión, le estarás dando las bases para que sea una persona ordenada y limpia.
El baño diario es algo que poco a poco puedes ir dejando que haga solo, claro que merece un poco más de tiempo que el lavado de manos, primero por simple seguridad no habrás de dejar a tu chico solo en la regadera y menos en la tina, los riesgos son numerosos, pero poco a poco puedes ir delegando que lave sus brazos o su pancita y cuando lo consideres prudente agregarás otra parte de su cuerpo hasta que sea capaz de lavarlo todo. Te sugiero que dejes la cabeza hasta el final, los niños juegan siempre y habitualmente sudan mucho, para ellos tallar el cabello superficialmente es suficiente, si lo dejas podría no lavar bien su cuero cabelludo y cuando tomes cartas en el asunto te aseguro no será un buen momento para ninguno de los dos.
Limpiar la nariz merece un comentario aparte, un niño debe aprender la importancia de mantener sus fosas nasales limpias. Debe comprender que, al ser por donde entra el aire a sus pulmones, es el primer filtro y si no están libres de obstáculos podría entrar mugre a su cuerpo y entonces enfermaría. Si acostumbras a tu pequeño a limpiar su nariz a diario, cuando tenga cuatro o cinco años será perfectamente capaz de hacerlo solo. Explícale, desde pequeño, que no debe introducir nada en su nariz, hacerlo hasta que lo razone podrá evitarle algunos viajes a la sala de urgencias médicas.
Las uñas, sobre todo las de las manos, pueden ser la guarida perfecta de la mugre y, con ella, virus y gérmenes que tu hijo podría llevar a su boca… o a su nariz, por eso hay que mantenerlas cortas. Esta es una tarea que habrás de cumplir hasta que tu pequeño sea capaz de manipular el cortaúñas sin riesgo de herirse.
Ropa limpia por favor.
Aunque es poco probable que alguien enferme por usar ropa sucia, sí es antihigiénico; las telas guardan olores que pueden resultar desagradables, además de que es ahí donde se queda una gran parte de las células muertas que se desprenden de nuestro cuerpo a diario. Haz énfasis en calcetines y zapatos, sobre todo en edad escolar, cuando ya los niños pasan más tiempo fuera de casa y con zapatos o tenis todo el día, los pies sudan y eso sí que puede desarrollar algunas enfermedades de la piel. Enseñarle a tu retoño a usar ropa limpia y cambiar de zapatos a diario, siempre será un buen hábito que, además, le construirá una imagen agradable para los demás.
Dormir al menos ocho horas diarias es un hábito que también tiene que ver con higiene. La higiene del sueño se reflejará en un buen funcionamiento de su organismo y de su mente, no te olvides de fomentarla.
Como puedes ver, la higiene personal es algo que jamás habrá de tomarse a la ligera y cuando de tu hijo se trata, mucho menos. Es cierto que enseñarle te llevará tiempo y dedicación, pero por favor no te desesperes, respira hondo y no permitas que la desesperación o el desgano eviten que hagas de tu hijo un humano independiente, autosuficiente y siempre limpio.
Un aliado en la rutina de higiene de tu hijo son los productos Zipora de Baby Creysi. Sus ingredientes dermatológicamente probados son amables para la piel de tu bebé, además contienen un suave aroma a lavanda y manzanilla. Puedes adquirirlos en tiendas departamentales o en línea. Ingresa aquí para conocer la línea completa: shampoo, crema, aceite relajante y agua de colonia.
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