Solsticio de invierno, clima frío y durante los próximos tres meses andaremos bien abrigados con lindos suéteres y bufandas, pasaremos noches acogedoras viendo pelis y bebiendo muchas tazas de chocolate caliente, pero no están de más unos consejitos de formas naturales de mantenerse sano en invierno.
Hasta aquí todo suena muy bien, pero las circunstancias del clima invernal afectan no solo nuestra selección de comidas, bebidas y actividades que hacer con nuestra familia; en realidad pueden alterar algunos de los procesos naturales del cuerpo y afectar nuestra salud, por lo que debemos adaptarnos a las estaciones.
Generalmente en verano nos mantenemos activos y llenos de energía, por lo tanto, el invierno es un buen momento para reducir la velocidad, nutrir nuestro cuerpo y darle el tiempo que necesita para adaptarse a la poca luz y el frío. Y como queremos hacerte la vida un poco más fácil, compilamos una lista de cosas que puedes hacer este invierno para obtener los nutrientes que necesitas y mantenerte a ti y a tu familia abrigados, felices y saludables.
8 formas naturales de mantenerse sano en invierno
Comer productos de temporada
Hoy en día podemos consumir durante todo el año una gran variedad de frutas, verduras y hortalizas debido a su importación y al desarrollo del método de conservación, sin embargo, al consumir alimentos de temporada nos aseguramos de llevar una dieta sana, nutritiva y equilibrada. Los alimentos conservan todos sus nutrientes al estar en el punto de maduración idóneo. Las verduras mantienen sus vitaminas y minerales en estado óptimo y las frutas la cantidad apropiada de azúcar. Su sabor es mucho más intenso ya que no se recoge cuando el alimento está verde o cuando madura de manera artificial. Su color, olor, textura y aroma tampoco están alterados. Además, su precio es más económico.
Mucha vitamina C
Tanto el estrés como las enfermedades imponen una gran demanda a nuestros cuerpos. En invierno es especialmente crucial obtener la mayor cantidad posible de nutrientes de lo que comemos, es decir, de manera natural. Esto ayudará a proteger y estimular nuestro sistema inmunológico o inmunitario, alejándonos de los resfriados y la gripe.
La naturaleza es bastante inteligente. Las frutas de temporada invernal, como los kiwis, las naranjas y las mandarinas, son ricas en vitamina C.
Es bien sabido que la vitamina C aumenta la producción de anticuerpos. Estos son necesarios para ayudar al cuerpo en la defensa contra las bacterias y los virus, manteniéndonos lejos de la tos, los resfriados y la temible influenza.
Comer más alimentos calientes
Durante los meses más fríos también es una buena idea darle a nuestro sistema digestivo un descanso de los alimentos crudos, como las ensaladas. Cocer ligeramente al vapor o saltear las verduras, así como cocinarlas en sopas, guisos, asarlas o ponerlas al horno nos mantendrá calientes y nutridos.
Incluir especias “calientes”
Las especias que estimulan la circulación llevan la sangre a la superficie de la piel y calientan el cuerpo, se conocen como especias calientes.
Hay una razón por la que cuando tenemos frío se nos antoja beber una taza de chocolate caliente o un aromático ponche e incluso un té hindú. En la medicina tradicional china los alimentos se clasifican según su efecto sobre la energía en el cuerpo. Entre ellas podemos destacar:
- Canela
- Cardamomo
- Cúrcuma
- Jengibre
- Nuez moscada
- Clavos de olor
- Pimienta negra
- Pimienta de cayena
Estas especias son una excelente manera de entrar en calor en los días fríos de invierno, son extremadamente densas en nutrientes, ayudan a calmar la digestión, regulan el azúcar en la sangre, aumentan los minerales y mucho más.
Este invierno agrega una pizca de canela a la papilla de fruta de tu bebé, especias en tus guisos o estofados, jengibre en tus jugos, pimienta negra en cualquiera de tus comidas y prueba a añadir nuez moscada o un poco de clavo a tu chocolate. Tal vez te aventures a preparar un delicioso té chai, eso sí, que sea natural y no de polvitos listos para disolverse en agua o leche.
Dormir más
A medida que las noches se hacen más largas necesitamos ajustar nuestros patrones de sueño. Es posible que hayas notado que te cuesta más trabajo salir de tu camita en esta época del año.
Una causa clave de este efecto es la falta de luz natural. En realidad, estás interrumpiendo parte del proceso natural de la hormona del sueño de tu cuerpo. La exposición reducida a la luz natural en invierno suprime el cortisol: la hormona diurna que nos despierta por la mañana. Esta es la razón por la que a menudo al oír la alarma de tu reloj en la mañana, despiertes sintiéndote aturdido.
La melatonina es la otra hormona que regula el sueño y se produce cuando la luz natural comienza a desvanecerse. En verano, cuando la puesta de Sol es más tarde, nuestros niveles de melatonina también se activan más lentamente. La respuesta natural de nuestro cuerpo a esto es acostarnos más tarde. Debido a que el anochecer es más temprano en invierno y hay menos luz en general, estamos realmente más cansados más temprano.
Si es posible, en lugar de despertarte a las 5:30 a.m. y empezar con una pesada rutina de ejercicios, disfruta de esa hora extra de sueño y siente cómo tu cuerpo te lo agradece.
Comer más grasas saludables
El clima de invierno puede resecar mucho la piel. Calentadores, el viento, temperaturas más frías, son todos los principales contribuyentes a hacer que nuestra piel se sienta seca. El consumo de grasas y aceites saludables proporciona a la piel los aceites y la humedad que necesita para mantenerse hidratada y saludable. Algunas grasas sanas que puedes incluir en tu dieta son:
- Aguacate
- Aceite de oliva extra virgen
- Aceite de linaza
- Aceite de coco
- Nueces y semillas crudas
- Pescado azul, como el atún, las sardinas y el salmón.
- Grasa de productos animales, incluida la mantequilla, el ghee y la manteca de cerdo
Es importante comprender la diferencia entre las grasas “buenas” y “malas” y recordar que todo es mejor cuando se consume con atención y moderación.
Mantenerse hidratado
Podemos darnos cuenta de que estamos deshidratados cuando nos despertamos con los labios agrietados o la boca seca, pero es menos obvio ver el efecto deshidratante que el invierno puede tener en el interior del cuerpo. El clima frío hace que no sientas la necesidad de beber agua como en el verano, sin embargo, es igual de importante mantenernos hidratados. Nuestro cuerpo está compuesto por un 60% de agua, por lo que beber cantidades óptimas de agua es esencial para sentirnos bien y tener una salud y energía inmejorables.
El agua transporta nutrientes por todo el cuerpo, ayuda en la digestión, regula la temperatura, facilita todas las vías de desintoxicación, protege nuestras articulaciones, promueve movimientos intestinales saludables, mejora la concentración mental y alivia la fatiga.
Durante el invierno trata de beber un vaso de agua tibia con jugo de limón o vinagre de sidra de manzana antes del desayuno y bebe té y mucha agua durante todo el día.
Practicar la consciencia plena y la gratitud
El bienestar consciente es clave para vivir un estilo de vida saludable, especialmente durante el invierno, cuando muchos de nosotros experimentamos la “tristeza invernal”.
Durante el invierno, a menudo salimos a trabajar cuando todavía está oscuro, regresamos a casa cuando ya está oscuro y, con frecuencia, encontramos que hace mucho frío para disfrutar de las actividades al aire libre que nos gustan. ¡No es raro que eso nos haga sentir un poco deprimidos! Si tienes niños pequeños, también estarás lidiando con mucha energía contenida en el interior del hogar.
El bienestar consciente no es el qué hacer, es el cómo hacerlo. Son prácticas, hábitos, pensamientos y comportamientos que puedes llevar a cabo para adoptar la calma, el equilibrio y la atención plena que te brinda energía y felicidad.
Estas cosas son muy personales, sin embargo, en esencia es el mismo principio: buscar intencional y activamente reducir el estrés.
Aquí te compartimos algunas formas que pueden ayudarte a hacer cambios positivos:
- Date un descanso para comer algo rico y usa ese tiempo para despejar tu mente, ponerte al día con un amigo o leer un libro.
- En familia, abríguense bien y salgan a dar un paseo por un parque.
- Aprendan a meditar. Hay aplicaciones gratuitas que los llevarán paso a paso a ti y a tus peques.
- Lleven un diario de gratitud. Colócalo junto a tu cama y cada noche escribe tres cosas por las que estás agradecido. Puedes hacerlo solo o de manera colectiva con tu familia.
- Fuera la tecnología dos horas antes de acostarse. Esta es la mejor estrategia que tenemos para crear más tiempo de inactividad. También abre espacio en tu día para reflexionar, conectar con tu pareja, leer un libro o tomar un baño.
- Dale nueva vida a los espacios en los que pasas más tiempo: una plantita nueva, mover los muebles de lugar o hacer limpieza de clósets, deshacerte de lo que ya no usan y poner orden en el ambiente.
¡Te esperamos en nuestras redes sociales para que nos platiques si sabes más formas de mantenerte sano en invierno!
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