En 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmaba que entre el 10 y el 20% de los adolescentes tenía algún problema de salud mental y que, lamentablemente, estos no eran tratados o diagnosticados adecuadamente. Estas cifras se dispararon de manera alarmante a partir de la pandemia (2020) y todas sus repercusiones. De acuerdo con la Secretaría de Salud del gobierno de México, “cerca de la mitad de las enfermedades o trastornos mentales debutan antes de los 14 años”. ¿Vislumbras la importancia de que cada 2 de marzo sea Día Internacional del Bienestar Mental para Adolescentes?
Precisamente en 2020, con el objetivo de dirigir las miradas del planeta hacia la situación real de la salud mental de los adolescentes, así como a la importancia de procurar que esta sea óptima, The Hollister Confidence Project proclamó el 2 de marzo como el Día Internacional del Bienestar Mental para Adolescentes.
La salud mental en equilibrio es el estado de bienestar que posibilita que las personas puedan funcionar adecuadamente; realizar todas sus actividades y experimentar satisfacción con lo que hacen en los contextos en que se desarrollan”.
No olvidemos que para los adolescentes los hábitos sociales y emocionales son básico y si no están en equilibrio puede haber un desbalance en su salud mental Diversos estudios y estadísticas han demostrado que uno de cada cinco adolescentes presenta una afección de salud mental. Los trastornos que más afectan a los adolescentes son: Ansiedad, alteración del estado de ánimo, déficit de atención y otros trastornos del comportamiento, trastornos de la alimentación (anorexia, bulimia), suicidio, depresión y psicosis, además de conductas de riesgo (consumo de sustancias estupefacientes, prácticas sexuales de riesgo) y comportamientos de autolesión como cortarse o quemarse la piel.
Como padres es fundamental procurar mantener siempre abierto un canal de comunicación con los hijos desde que son niños y empiezan a mostrar independencia, esto favorecerá que, con el tiempo, esa comunicación se haga más sólida y así, cuando la pubertad y la adolescencia lleguen, será menos probable que tu hijo se vuelva un extraño ermitaño que busque mantenerse lo más lejos posible de ti, aunque créeme cuando te digo que pasados los 18 o 19 todo volverá a la calma.
Para que logres entrar en contacto con tu hijo y establecer una comunicación idónea te hablaré de las dos etapas que comprenden este período, la pubertad y la adolescencia como tal, sus características esenciales, cómo acercarte a él y qué es mejor evitar.
Pubertad, de los 11 a los 13 años
Es común que en este momento los chicos tengan constantes cambios de humor, se sientan sobrepasados por sus actividades académicas, comiencen a desarrollar preocupaciones o problemas relacionados con la alimentación y su imagen personal, sientan tristeza o ansiedad, aunado a los numerosos cambios físicos (como la primera menstruación o el cambio en la voz), lo que puede deteriorar su autoconfianza o autoestima.
Su cuerpo y emociones cambian muy rápido, comienza la preocupación por su aspecto físico y la importancia de las amistades, lo que afecta el equilibrio mental y emocional de muchos niños, esta es razón suficiente para que tu hijo tenga siempre claro que puede hablar contigo de sus problemas, sus preocupaciones e inquietudes.
Es muy difícil que sean ellos quienes den el primer paso, para ellos ahora el mundo es incomprensible, por eso te aconsejo que seas tú quien busque el momento para platicar y estar al tanto de lo que piensa, sobre todo para que puedas detectar algún foco rojo. Hazlo de manera natural, quizá mientras están haciendo limpieza o van en el auto, procura que sea una conversación y no un interrogatorio porque eso solo conseguirá intimidar a tu hijo; procura siempre que la comunicación sea abierta, sincera y directa.
Qué puedes hacer:
Qué no debes hacer:
Nadie mejor que tú conoce a tu hijo, si notas cambios de humor o comportamiento diferente, aborda el tema sutilmente, si se ha alejado de sus amigos investiga si discutió con alguno, si su ánimo es otro, pregunta si algo le pasa o si baja de calificaciones investiga si hay algo que se esté complicando en la escuela.
Es completamente normal que a esta edad tu hijo te exprese menos afecto o que parezca grosero, recuerda que con la edad se vuelven más independientes y buscan tener más control, y aun cuando a veces te lleve al límite, siempre déjale claro que lo amas y solo buscas su bienestar.
Adolescencia, de los 14 a los 18 años
Es el previo a la edad adulta, tu hijo está desarrollando su personalidad y está en busca de más independencia y responsabilidad. Socializa cada vez más con sus iguales a través de las redes sociales y en directo, por lo tanto, pasará menos tiempo en familia y más con sus amigos.
En esta etapa es común que los cambios físicos produzcan preocupaciones relacionadas con el tamaño corporal, la figura o el peso y en consecuencia haya problemas relacionados con la alimentación. También puede haber cambios de humor acentuados, ansiedad social y tristeza, lo que podría mermar su autoestima o afectarle de otra manera.
Ayudar a tu hijo adolescente a sentirse conectado con su escuela, su familia y sus amigos; favorece la salud mental y evita las conductas negativas como el consumo de drogas y la violencia. Dedica tiempo para estar con tu hijo, siempre hay algo que pueden compartir o disfrutar juntos: el cine, hacer senderismo, cocinar, viajar, etc. Sé que no siempre será fácil, pero tendrás que recordar lo mucho que lo amas y tener mucha paciencia, tolerancia y autocontrol, ¡por supuesto que vale la pena!
Los trastornos de salud mental durante la adolescencia pueden ir de la mano de otros peligros para la salud, como el consumo de alcohol y drogas, la conducta violenta y las prácticas sexuales de riesgo.
Qué puedes hacer:
Qué no debes hacer:
Es importante que te prepares para la adolescencia desde la infancia. Un niño, además de la escuela, siempre debe tener una actividad deportiva y una artística extra, eso se convertirá en hábito y además de ser benéfico para su salud física y mental, lo mantendrá lejos de vicios, ocio y malas ideas.
Afortunadamente, los adolescentes tienen una inagotable capacidad de resiliencia, con el apoyo necesario logran que las experiencias difíciles que forman parte del proceso de convertirse en adultos los lleven a ser independientes y responsables de su propia vida.
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