No es necesario estar en medio del desierto para deshidratarse. Basta una infección intestinal con diarrea, fiebre alta, vómito o, la pérdida de agua del organismo, para provocar un balance negativo de líquido, el cual puede ser muy peligros
La deshidratación significa que tu pequeño ha perdido mucha agua y no puede beber suficiente líquido para reponerla de inmediato. La causa principal de deshidratación es la diarrea, aunque también puede ser provocada por las altas temperaturas.
“Cuando hay deshidratación se va el agua con minerales, con nutrientes, con álcalis que nos ayudan a vivir y comenzamos a presentar síntomas. En el niño pequeño la parte blanda de la cabeza, llamada mollerita, se hunde, sus ojos también y su boca se pone seca. En niños mayores que ya no tienen la mollerita también vamos a tener ojos hundidos sin lágrimas y boca seca”, dice el Dr. Bosco Alcívar Dueñas
“El pecho comienza a respirar más profundamente porque quiere deshacerse de los ácidos que nos hacen daño. Se hunde el abdomen, se orina poco y las extremidades empiezan a perder fuerza”, agrega el pediatra.
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Para prevenir la deshidratación es buena opción darle a tu pequeño suero oral. El Instituto Mexicano del Seguro Social, brinda en sus clínicas Vida Suero Oral, pero también puedes preparar tu propia versión en casa.
Necesitas:
Procedimiento:
Simplemente mezcla todos los ingredientes en una jarra como si estuvieras preparando agua de frutas. Se debe consumir a lo largo del día.
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Todos los ingredientes sirven para la recuperación de líquido y electrolitos perdidos.
Agua: Llena la cisterna natural del cuerpo y es el mejor disolvente.
Azúcar: Devolverá la energía a nuestro encéfalo o cerebro, que se mueve con un único combustible que se llama glucosa.
Sal: aquí está el cloruro de sodio, sal común, electricidad, electrolitos, esto es lo que le va a dar la capacidad de moverse a nuestras extremidades.
Limón: es ácido, pero en el momento en que lo exprimimos en un litro de agua se transforma en alcalino y contrarresta la cantidad de ácido que se está generando.
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Los bebés y los niños pequeños pueden deshidratarse rápidamente debido a que son muy pequeñitos. Es por eso que resulta fundamental que si notas signos de deshidratación llames a tu pediatra, porque puede pasar a ser algo muy grave rápidamente.
Cuando los síntomas se vuelven más fuertes puede haber taquicardia, fiebre muy alta, presión arterial baja, compromiso de la consciencia (que el bebé ya no llore) y en casos extremos desenlace fatal.
En niños pequeños (mayores de 6 meses) y hasta en niños mayores e incluso adultos, el suero oral casero es muy útil, pero en bebés lactantes, el pediatra te debe aconsejar cómo debes tratar la deshidratación. Es posible que te indique que aumentes las tomas de leche o el amamantado.
En caso de deshidratación grave es probable que el bebé necesite tratamiento en un hospital. Siempre, siempre, siempre, consulta a tu médico en cuanto te percates de los primeros síntomas para evitar complicaciones.
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