Las tareas son una forma de reforzar los conocimientos que los peques aprendieron en clase, por ello es muy importante que los ayudes cuando los realizan ya que no sólo es una forma de mostrarles lo mucho que te importa sino que también es un momento en el que pueden conectar. Un tema que estudian los peques en la primaria es sobre los distintos textos literarios que existen, te contamos qué es una fábula esta explicación para niños te ayudará con tus traviesos.
Una de las tareas más comunes para los alumnos de primaria es sobre los diferentes tipos de textos literarios que existen, hay uno en especial que ayuda mucho a los peques ya que les deja alguna enseñanza. Te contamos de cuál se trata y cómo explicarlo a tus traviesos.
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La fabula es un texto narrativo de ficción, ya que presenta situaciones imaginarias, su principal característica es que los personajes son animales o cosas que presentan características humanas y tiene una enseñanza, la cual se llama moraleja, explica la Coordinación de Educación a Distancia de la UNAM.
Por sus características este tipo de textos es muy didáctico para los niños, ya que se les puede enseñar sobre alguna situación de una manera sencilla y de acuerdo a su desarrollo. Los temas que aborda la fábula generalmente tienen que ver con temas como las mentiras, la avaricia, arrogancia, entre otros.
Otra de las características de la fabula es que cuenta con un narrador que va contando los hechos en tercera persona.
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Al igual que otros textos literarios la fabula tiene diferentes partes, la plataforma Aprende en Casa de la SEP nos explica cuáles son para que las identifiques:
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Para ayudar a entender de mejor manera a tus traviesos sobre este texto literario te dejamos algunos ejemplos de fabulas cortas para niños.
Érase una vez una liebre muy veloz que presumía de ello ante todos los animales del bosque. Un día, se encontró con una tortuga que caminaba muy despacio. La liebre se burló de su lentitud.
—Hagamos una carrera y veamos quién gana —propuso la tortuga.
Al empezar la carrera, la liebre salió disparada, mientras que la tortuga avanzó lentamente. Al ver que sacaba una gran ventaja a la tortuga, la liebre se paró en un árbol a descansar. La tortuga siguió avanzando, poco a poco y sin detenerse.
Cuando la liebre despertó, vio angustiada que la tortuga estaba a punto de llegar a la meta. La liebre corrió y corrió, pero fue demasiado tarde. La tortuga cruzó la meta, agotada pero feliz.
Moraleja: Con perseverancia y con esfuerzo, podemos lograr nuestras metas.
Había una vez un joven pastor que todos los días llevaba a su rebaño a pastar. Como se aburría muchísimo, decidió gastar una broma a los campesinos del lugar.
—¡Que viene el lobo! ¡Auxilio! ¡Mis ovejas!
Los campesinos corrieron a ayudarle, pero no vieron ni rastro del lobo. El joven pastor rio a carcajadas, mientras los campesinos se alejaban muy enfadados. Una semana después, el pastor volvió a gastarles la misma broma.
Hasta que un día, el pastor vio acercarse a un lobo. Aterrorizado, gritó pidiendo auxilio. Pero esta vez, los campesinos no le creyeron y el pastor se quedó sin su rebaño.
Moraleja: Si mentimos, nadie confiará en nosotros cuando digamos la verdad.
Érase una vez un hombre muy rico que vendió todo lo que tenía a cambio de varios lingotes de oro. Y para que nadie le robara, enterró el oro en un bosque. Todos los días acudía al lugar para comprobar que su oro seguía allí, sin saber que un ladrón lo vigilaba escondido.
Una noche, el ladrón desenterró el oro y se lo llevó. Cuando el rico descubrió el robo, dio tal grito que un vecino se acercó a ver qué pasaba. El hombre rico lloraba, desesperado. Entonces el vecino tomó unas piedras, las enterró en el mismo lugar y dijo:
—Aquí tiene su tesoro. Sabe que nunca habría gastado sus lingotes. ¿Qué más le da, entonces, que sean piedras? Así por lo menos dejará de sufrir.
Moraleja: La riqueza, si no se comparte, no vale nada.
Había una vez un lobo muy hambriento que vio un rebaño de ovejas. Un día encontró una piel de oveja en el bosque y tuvo una idea para despistar al pastor.
—Me disfrazaré con esta piel de oveja. Así las ovejas y el pastor creerán que soy una oveja más.
Y su plan funcionó. Al atardecer, el lobo fue llevado al establo con el resto de las ovejas. El lobo se relamió, pensando en el gran banquete que se daría por la noche. Pero, cuando anocheció, el pastor entró en el establo buscando carne para cenar. Y, creyendo que el lobo era una oveja, lo tomó y se lo llevó.
Moraleja: La mentira y las trampas siempre nos traerán problemas.
Una hormiga bebía agua en un río, con tan mala suerte que cayó al agua. Pasaba por ahí una paloma que, al oír sus gritos de auxilio, corrió a salvar a la pequeña hormiga.
—Gracias, amiga paloma —dijo la hormiga muy agradecida—. Si algún día estás en peligro, yo te ayudaré.
Varias semanas después, un cazador vio a la paloma sobre una rama. Estaba a punto de disparar su escopeta cuando, de pronto, la hormiga se metió por debajo del pantalón y le mordió la pierna. Y así pudo la paloma escapar, sana y salva.
Moraleja: Toda buena acción trae más acciones buenas, por ello siempre es bueno ayudar a los demás.
Un verano especialmente caluroso, una cigarra descansaba bajo la sombra de un árbol. Se pasaba el día cantando y bailando, mientras su vecina la hormiga iba y venía cargada de comida.
—¿Por qué no descansas conmigo, vecina? —le preguntó la cigarra.
—Si descanso ahora, ¿quién alimentará a mis crías en invierno? Si fuera tú, recogería provisiones.
Pero la cigarra siguió ociosa. Entonces llegó el frío invierno, y la cigarra no encontró alimento. Tiritando, fue a casa de la hormiga a pedirle comida. Pero la hormiga le contestó que apenas tenía provisiones para su familia. Y la pobre cigarra siguió su camino, pero con la lección bien aprendida.
Moraleja: El esfuerzo obtiene su recompensa, mientras que con la flojera no se consigue nada.
Érase una vez un campesino pobre que encontró una gallina muy especial: cada día ponía un huevo de oro. Desde ese día, su suerte cambió y se convirtió en el hombre más rico de la región.
Pero llegó el día en que el campesino quiso más huevos de oro al día. Y tuvo una idea.
—Si la gallina pone huevos de oro, será porque los tiene dentro… ¿Y si saco todos de golpe?
Así fue como el campesino avaricioso mató a la gallina y, con ella, su fuente de riqueza. Desde ese día se tuvo que conformar con huevos de yema.
Moraleja: La persona avariciosa siempre quiere más, y que debemos valorar lo que tenemos.
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Las fabulas pueden ser muy entretenidas para los peques, y además puedes dejarles una enseñanza de una forma muy didáctica.
Cuéntanos en Facebook qué te parecen estos ejemplos de fabulas cortas para niños.
Este artículo se publicó originalmente en Baby Daily. Puedes leerlo aquí.
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