Por Ollin Islas
Es un campo de batalla común, motivo de críticas y causa de peleas interminables en los grupos de mamás en Facebook: nos referimos al método de crianza que decides utilizar con tus hijos. Algunos defienden la educación autoritaria e, incluso, el castigo corporal; otros prefieren la permisividad y la ausencia de límites. Y también hay quienes desean colocarse en un punto medio: “ni tan tan, ni muy muy”.
Lo cierto es que en México ha predominado el tipo de crianza autoritaria y violenta. Al menos eso estima la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que publicó que seis de cada 10 menores de 14 años han sufrido algún tipo de “disciplina violenta” en sus hogares. Y los resultados no son tan positivos como los padres que la aplican quieren creer. Según un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), los castigos corporales disminuyen 2.4 veces la posibilidad de alcanzar un desarrollo adecuado en los niños; además, la “disciplina violenta” aumenta 1.6 veces la posibilidad de que los pequeños sean violentos en su vida adulta.
Muchos padres, en un intento por alejarse de la crianza castigadora y agresiva, deciden ubicarse en el extremo opuesto: la crianza permisiva. Grace Padgett, psicóloga experta en violencia intrafamiliar, explica que este método “también es muy común, especialmente en la actualidad. En él no hay reglas ni límites, los niños pueden hacer lo que quieran, ellos son quienes determinan y se les da una libertad total”.
Este estilo de crianza también tiene sus desventajas. Por un lado, se dejan en manos de los niños decisiones para las que es necesario tener cierta madurez y experiencia que ellos aún no desarrollan. Además, es posible que más adelante, al desenvolverse en un mundo en el que prevalecen las normas, presenten poca tolerancia a la frustración y dificultad para adaptarse a diversas situaciones.
Otra desventaja de la crianza permisiva es que, en la mayoría de los casos, para los niños resulta muy difícil adoptar la disciplina que se requiere para alcanzar ciertos objetivos. Como todos sabemos, para disciplinarnos no solo es necesaria la motivación y el entusiasmo: también necesitamos constancia y rutinas.
Si lo que deseamos es encontrar un punto medio entre ambos extremos existe una alternativa: la crianza positiva. “Este estilo está basado en el afecto. Se trata de ser receptivos con los niños y niñas, tenerlos en cuenta como parte de la familia para tomar decisiones que los involucran a todos. Esto se lleva a cabo con firmeza, pero con afecto”, explica Padgett.
Muchas personas confunden este método con el estilo permisivo, sin embargo, no tienen nada que ver. “En la crianza positiva es necesaria la empatía, la comunicación y los acuerdos, pero también se establece claramente cuáles son las tareas de cada quién, qué reglas hay que seguir y cuáles serán las consecuencias en caso de ignorarlas. Estas consecuencias serán el resultado natural de romper el consenso y el bienestar de todos; no es un castigo, es algo que se acuerda previamente entre toda la familia. Esto dista mucho de parecerse al estilo permisivo”, manifiesta.
Nuestra experta te ofrece cinco tips para criar de manera positiva:
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