Mariana es una pequeña de tres años que solo come ciertos alimentos; además, tienen que estar triturados. Sus papás viven angustiados porque no come bien. Además, cada vez que intentan darle a probar un nuevo alimento cierra fuerte la boca y llora. Este es un caso de lo que se conoce como niños “picky eater“.
Pero la hora de la comida no debe provocar estrés o discusiones: “debe ser un momento familiar y placentero”, señala Analleli Quevedo, terapeuta clínica e integrante del equipo de especialistas de la plataforma Cursos En Salud México.
La experta comenta que muchas veces lograr que los pequeños se incorporen a la dieta familiar no es cosa fácil. Sin embargo, es muy importante que tengan una dieta variada para crecer sanos.
“¡No quiero!”, la frase favorita de los picky eater
Hay familias en las que los niños no quieren comer y los padres se sienten culpables y tienen miedo de que su hijo enferme. La buena noticia es que existen diversas estrategias para lograr que un pequeño aprenda a comer bien y a disfrutar de los alimentos, asegura Analleli Quevedo.
Para la experta en integración sensorial –y quien desde hace 10 años trabajo con el abordaje de picky eater o niños melindrosos–, un pequeño que es quisquilloso al comer es alguien que tiene uno o varios problemas de alimentación, entre estos, rehusarse a comer y/o probar alimentos nuevos o conocidos.
Además, también pueden desarrollar una fuerte afición o preferencia por algunos alimentos o grupos alimenticios muy específicos, así como por marcas de comida, sabores y texturas.
Revisa cuál podría ser la causa
Entre los factores que provocan que un bebé sea un picky eater, la especialista señala los siguientes:
- Factores físicos. Que pueden haberse originado desde la lactancia, como inflamación o estreñimiento; llanto al comer por intentar darle más de lo que quiere, o bien, vómito por la textura de la comida.
- Factores motrices. Los cuales están relacionados con los procesos de masticación, la buena postura y la alimentación independiente con sus manos o cubiertos.
- Factores de integración sensorial. Cuando el niño o niña tienen dificultades para procesar sensaciones y usar el cuerpo efectivamente en el entorno.
- Factores emocionales. La niña o niño puede desarrollar conductas para evitar comer y desesperar a su mamá o papá; entonces, relaciona la comida con regaños y gritos.
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Qué sí hacer y qué no
La desesperación puede llevar a los padres a tomar actitudes que pueden estresar más al niño o niña. No grites, castigues o etiquetes a tu pequeño como “chocante o payaso”. Si fuera el caso, Analleli Quevedo, te recomienda buscar apoyo profesional para no agravar más la situación.
En tanto, puedes hacer lo siguiente:
- Tener mucha consideración y calma.
- Planear y preparar los alimentos en familia.
- Procurar que en la mesa haya pláticas positivas y pasar un momento agradable.
- Presentar los alimentos de manera creativa.
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