Por Nayeli Rueda
Una mujer embarazada debe tener un trato respetuoso y digno durante el trabajo de parto, pero también estar informada y tomar decisiones sobre su cuerpo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), promueve recomendaciones sobre los cuidados durante el parto para que una gestante tenga una experiencia positiva.
Estas sugerencias son necesarias, y es importante que se difundan pues, en todo el mundo, “muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo en los centros de salud”.
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), la violencia obstétrica, “es toda acción u omisión por parte del personal de salud que cause daño físico o psicológico a la mujer durante el embarazo, parto o puerperio, actos que constituyen una violación a los derechos humanos y reproductivos de las mujeres”.
Para la activista Patricia Sánchez, fundadora de la asociación civil Mi Útero Feliz, este problema de salud pública es poco visibilizado y se normaliza debido a que a las mujeres se les ha enseñado que tener hijos implica dolor y sufrimiento y “deben aguantar”.
La feminista señala que “parir no es igual a sufrir”. Agrega que el parto es un momento importante en la vida de una mujer y la violencia que ejercen algunos de los trabajadores de la salud, desde camilleros hasta las y los médicos, debe erradicarse: va en contra de los derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación.
Entre los actos más comunes de violencia obstétrica, de acuerdo con INMUJERES, se encuentran:
- Gritar o regañar a la mujer.
- Tardar en brindarle atención porque grita o se queja.
- Ignorarla si pregunta sobre el parto o el bebé.
- Obligar a que permanezca en una posición incómoda.
- Decirle frases ofensivas o humillantes.
- Colocar algún anticonceptivo o esterilizaron sin preguntar.
- Negar la anestesia o aplicar bloqueo para disminuir dolor, sin dar explicaciones.
Derecho a decidir sobre mi cuerpo
Patricia Sánchez, maestrante en Defensa de los Derechos Humanos del Centro de Estudios para la Construcción de Ciudadanía y la Seguridad (CECOCISE), por la Universidad Autónoma de Chiapas, apunta que la llegada de un bebé debe ser para la mujer “un momento feliz, cómodo, gozoso y humano”.
Tener un bebé debe ser una experiencia positiva y en todo momento debe imperar el respeto hacia la gestante: “respetar su ritmo y no apresurar el parto o realizar cesáreas innecesarias. Tampoco negar o imponer un método anticonceptivo”.
De acuerdo con la OMS, todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel de cuidados en salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa en el embarazo y en el parto, y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación.
Para Patricia Sánchez, una mujer embarazada también tiene el derecho a la denuncia, por lo que recomienda anotar los nombres: desde el vigilante que las recibe, hasta el médico que las da de alta.
La denuncia (o queja) se puede realizar ante la institución donde se atendió la mujer, y si fuera necesario, ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
La activista señala que, entre los derechos de una mujer embarazada, están:
- Recibir salud gratuita, un trato digno y respetuoso.
- Tener información de qué le van a hacer.
- Dar, o no, el consentimiento sobre un procedimiento.
- Decidir sobre la reproducción y planificación familiar.
Algunas de las recomendaciones de la OMS durante el trabajo de parto, son:
- Permitir que las mujeres decidan sobre los métodos para aliviar el dolor: si quieren o rechazan el uso de la epidural y, si la desean, en qué momento.
- Que la mujer decida la posición para dar a luz y cuándo pujar durante el parto.
- Estar acompañada durante el alumbramiento por la persona de su elección.
- Comunicación entre los prestadores de atención y las mujeres en trabajo de parto.
- Respetar la privacidad y confidencialidad.