La maternidad es un reto para cualquiera, como seguramente habrás escuchado alguna vez “nadie nace sabiendo ser padre”, todos aprendemos sobre el tema en el mejor lugar: nuestra casa familiar, con nuestros padres, sin embargo, no falta quien viene a hacernos el famoso Mom Shaming con sus comentarios mordaces, promoviendo esa culpa que se le adjudica a las mujeres si no se adecuan a lo que la sociedad ha impuesto sobre lo que debe o no hacer una madre. ¡Dile no al Mom Shaming!
Lamentablemente es casi una ley de vida que cuando las hijas mujeres se convierten en mamás, son sus propias madres sus más severas críticas, y esto obedece a que por naturaleza hay algo en los padres que les impide ver a sus hijos como adultos (aún cuando ya lo sean), por lo tanto, consideran que sus conductas siempre son perfectibles, sobre todo cuando se trata de cumplir la función que hasta antes de la llegada de los nietos, era exclusiva para ellos.
A esta conducta de juzgar lo que las hijas (nuevas mamás) hacen, generalmente se agrega una conducta igualmente desgastante para ellas: las críticas y comentarios negativos de tías, vecinas, abuelas, primas, suegras, cuñadas, amigas, etc. Es como si toda mujer que ha sido mamá creyera que tiene la autoridad suficiente y la verdad absoluta en lo que a crianza se refiere por lo que las otras mujeres mamás del universo debieran replicar las mismas cosas y actuar de la misma manera.
En años recientes, a esta incómoda forma de juzgar a las nóveles madres se le ha llamado Mom Shaming (avergonzar a mamá), lo que no podría estar mejor aplicado. ¿Quién o qué le da autoridad moral a alguien para criticar y juzgar a una mujer que hace lo mejor que puede por educar a sus hijos?
No estoy en contra de que una persona que ya ha atravesado antes por alguna situación determinada comparta sus experiencias o pueda dar algún consejo, eso es algo que se agradece siempre, pero de ahí a juzgar o criticar a otra persona por las decisiones que toma (o por no hacer lo que se cree correcto) hay una diferencia abismal.
Ser mamá no es una tarea simple, la responsabilidad puede llegar a ser abrumadora y el futuro siempre incierto, si estás cerca de alguien que está empezando este recorrido intenta no olvidar lo que la palabra empatía significa, quizá creas que no lo está haciendo de la mejor manera, pero puedes estar seguro de que hace lo mejor que puede.
Te compartiré algunos consejos que quizá puedan ayudar si de pronto la tentación de juzgar o calificar a alguien comienza a invadirte:
Si estás o has estado en la posición de esa mamá juzgada sabes muy bien de lo que estoy hablando, más aún en la actualidad en que algunas personas se sienten empoderadas por las redes sociales y las tendencias que estas generan, una de ellas, opinar sobre la maternidad de las mujeres (figuras públicas o no) desde una postura de “experto” y muchas veces a manera de crítica severa o juicio de valor que provoca malestar en quien lo recibe, es decir, otra manera de hacer Mom Shaming.
El Mom Shaming es una manera moderna de sexismo que no debiera existir. Como sociedad habría que enfocar nuestros esfuerzos en aprender a tener una convivencia sana basada en el respeto al otro y en la colaboración en busca del bien común.
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