Por Nayeli Rueda
Antes de continuar, un breve cuestionario: de niña o niño, ¿cómo se expresaba el enojo en tu familia? ¿Gritaban? ¿Pegaban? ¿Qué pasaba cuando tu mamá o papá se enojaba? ¿Te dejaban de hablar? ¿Te castigaban? ¿Qué hacían ellos si se enojaban? ¿Se alejaban? ¿Se encerraban? ¿Salían a caminar?
Ahora reflexiona tú: como mamá o papá, cómo manejas el enojo con tu pareja y tus hijos. Es importante que te detengas a pensar en qué haces cuando te enojas y cómo canalizas ese sentimiento, pues dependiendo de tus respuestas descubrirás cómo te relacionas con el mundo, explica Patricia Mustri Calderón, directora y fundadora de talleres Clic de Patty Mustri.
Para la psicóloga y maestra en terapia familiar, sentir enojo no es malo, al contrario, es una de las principales emociones que experimentamos los seres humanos y considera de suma importancia aprender a manejarla.
Algunas personas se enojan más que otras. Y eso tiene que ver con el temperamento de cada individuo, pero también con lo que aprendimos en casa cuando éramos niños.
Por eso, si te enojas con facilidad y explotas, y esa emoción te está impidiendo relacionarte de manera armónica con tus seres queridos, “hay un foco rojo y es señal de que como padre y adulto responsable tienes que ver de qué manera puedes estar mejor emocionalmente”, señala la experta en educación socioemocional.
En el día a día es frecuente que los padres se sientan estresados por el trabajo, los quehaceres del hogar y el cuidado de los hijos. Si una mamá o papá no sabe canalizar sus emociones, puede pasar del enojo a la frustración y llegar a la ira.
Una persona que está muy enojada o irritada suele “descargar la ira” en sus hijos y eso es muy peligroso porque puede dañar y violentar a las personas con las que convive.
En el documento Orientación para familias sobre “Autorregulación emocional y alternativas para eliminar la violencia en la crianza”, elaborado por UNICEF y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el cuidado de los padres de familia es tan importante como el cuidado que se proporciona a los hijos pequeños.
Por eso, aunque las circunstancias sean adversas, asegúrate de dormir lo suficiente, comer alimentos nutritivos y mantenerte hidratado, así como buscar compartir tus sentimientos, pensamientos y emociones con otros cuidadores o con un profesional.
Si no sabes cómo manejar el enojo y la frustración, Patricia Mustri te propone algunas estrategias, como:
Mustri Calderón señala que detrás del enojo se puede esconder una tristeza muy grande. Y como los estados de ánimo de los padres repercuten en los hijos, considera muy importante canalizar asertivamente esta emoción, pues de lo contrario va a impactar en el bienestar de los integrantes de la familia.
Si un niño está inmerso en un ambiente de enojo todo el tiempo, sus posibilidades de crecimiento emocional y desarrollo personal se reducen. “Cuando hay mucho enojo por parte de los padres, el clima familiar es muy triste y depresivo, y tendrá repercusiones en la vida emocional de un infante. Incluso, el niño puede repetir esos patrones de conducta a futuro”, concluye.
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