Mamá es única y muy especial, su amor es incondicional. Sus brazos siempre estarán abiertos para consolarnos y darnos fuerzas en los momentos difíciles. Una manera de expresarle lo mucho que la amas es dedicándole unas palabras, por ello recopilamos los mejores poemas para dedicar en el Día de las Madres.
Uno de los festejos más emotivos del año es el Día de las Madres, fecha en la que las familias se reúnen para consentir a las mamás. Aunque todos los días debemos demostrarles lo mucho que las amamos, el 10 de mayo las apapachamos más de la cuenta.
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En México el 10 de mayo es la fecha en que se celebra el Día de la Madre, la historia nos dice que desde 1922, y gracias a una idea de Rafael Alducín, periodista y fundador de Excélsior, quien realizó una campaña para que se celebrara en mayo, debido a que es el mes dedicado a la Virgen -según la tradición católica- y el día se eligió porque en ese entonces los trabajadores recibían su paga de manera decenal, siendo el 10 el primer pago del mes.
El entonces presidente Álvaro Obregón impulsó la conmemoración que se ha convertido en una de las fechas más importantes en el calendario nacional, sin embargo, algunas fuentes históricas indican que el primer Día de la Madre mexicana pudo haberse celebrado en 1913 en Oaxaca, cuando la esposa de un sacerdote leyó la idea en una revista y revivió la tradición.
En cuanto a la historia del Día de la Madre, México fue el primero en impulsar este festejo en América Latina en la tradición de conmemorar la importancia de las madres. De hecho, la devoción hacia este importante rol femenino en las familias llegó a ser tan grande, que en la capital del país hay una gran escultura en su honor, inaugurada el 10 de mayo de 1949 (Monumento a la Madre).
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El 10 de mayo es una fecha para consentir a todas las mamás, qué mejor manera de mostrar todo tu amor y agradecimiento por su apoyo que con unas bellas palabras. Expresa todo lo que sientes con estos poemas cortos para el Día de las Madres.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.
No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquel.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.
¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquel?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.
¿Estás aquí, madre mía?
Porque no te logro ver…
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.
Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar…
El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.
Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…
Galerías del alma… ¡el alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia, y la alegría de la vida nueva.
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre… Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos guía.
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso… yo no sé
qué te diera por un beso.
Madre del alma, madre querida
son tus natales; quiero cantar
porque mi alma de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
que la vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado me siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios le pido constantemente
para mi madre vida inmortal;
porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.
Mamá,
yo quiero ser de plata.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá.
Yo quiero ser de agua.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá.
Bórdame en tu almohada.
¡Eso sí!
¡Ahora mismo!
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido
Madrecita mía,
todito mi mundo
déjame decirte
los cariños sumos.
Mamá es muy especial, por lo que merece ser apapachada todos los días. Estos poemas bonitos para mamá te ayudarán a expresarle lo mucho que la amas y lo importante que es en tu vida.
Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.
Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,
y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.
Para ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbre la casa
sin gastar en luz eléctrica.
Porque creo que en los cielos, arriba,
los ángeles que uno a otro se susurran
no hallan entre sus palabras de amor
ninguna tan devota como “Madre”,
desde siempre te he dado yo ese nombre,
tú que eres más que madre para mí
y llenas mi corazón, donde la muerte
te puso, libre el alma de Virginia.
Mi propia madre, que murió muy pronto
no era más que mi madre, pero tú
eres la madre de a quien yo quería,
y así eres más querida tú que aquella,
igual que, infinitamente, a mi esposa
amaba más mi alma que a sí misma.
Cierra los ojitos,
mi niño de nieve.
Si tú no los cierras,
el sueño no viene.
Arriba, en las nubes,
las estrellas duermen;
y abajo, en el mar,
ya sueñan los peces.
Mi niño travieso,
mi niño no duerme.
Pájaros dormidos,
el viento los mece.
Con sueño, tu sueño
sobre ti se extiende.
Ángel de su guarda,
dime lo que tiene.
Que venga la luna
que a la estrella mece:
que este niño tuyo
lucero parece.
Enseñarás a volar…
pero no volarán tu vuelo
Enseñarás a soñar…
pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir…
pero no vivirán tu vida
Enseñarás a cantar…
pero no cantarán tu canción
Enseñarás a pensar…
pero no pensarán como tú
Pero sabrás
que cada vez que ellos vuelen, sueñen,
vivan, canten y piensen
¡Estará en ellos la semilla
del camino enseñado y aprendido!
Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).
Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos
como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!…
Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:
Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá muerta o viva:
si está en el mundo a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.
Y lo hago así cuando la suerte ruda
como hoy perturba de mi hogar la calma,
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
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La conexión de mamá con sus hijas es única, ya que ambas desarrollan una complicidad que más que madre e hija las lleva a ser amigas. Te recomendamos estos poemas para mamá dedicados por sus hijas, son muy bellos y con un gran mensaje.
Yo dibujo puentes
para que me encuentres.
Un puente de tela,
con mis acuarelas…
Un puente colgante,
con tiza brillante…
Puentes de madera,
con lápiz de cera…
Puentes levadizos,
plateados, cobrizos…
Puentes irrompibles,
de piedra, invisibles…
Y tú… ¡Quién creyera!
¡No los ves siquiera!
Hago cien, diez, uno…
¡No cruzas ninguno!
Mas… como te quiero…
dibujo y espero.
¡Bellos, bellos puentes
para que me encuentres!
Cuéntame un cuento, madre…
Madre: cuéntame un cuento de esos que se relatan
de un curioso enanito o de una audaz sirena;
tantos que de los genios maravillosos tratan.
Esas lindas historias que conoces. ¡Sé buena!
dime de caballeros que a princesas rescatan
del dominio de monstruos dragón, buitre, ballena;
donde nadie se muere y los hombres no matan,
historias en países que no saben de pena.
Cuéntame un cuento, madre, que me quiero dormir
escuchando tu voz, asido de tu mano;
como hansel y gretel, seré en sueños tu hermano,
aunque en sombra andaremos tras de la misma senda
y escribiremos juntos nuestra propia leyenda,
y, tal vez, como chicos, dejarás de sufrir.
No las grandes verdades yo te pregunto, que
No las contestarías; solamente investigo
Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
Por los oscuros patios en flor, paseándose.
Y sí, cuando en tu seno de fervores latinos,
Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro
Te adormeció las noches, y miraste en el oro
Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.
Porque mi alma es toda fantástica, viajera
Y la envuelve una nube de locura ligera
Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.
Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros.
Arrullada en un claro cantar de marineros
Mirar las grandes aves que pasan sin destino.
En tu cuarto asomada a la ventana
antes que yo naciera te adivino
entre felices cantos, más cercana
de los follajes vagos del camino
que de tu casa y de tu fiel belleza.
No te daba mi ausencia esa tristeza
que me dejaste en el jazmín fragante
o en la voz del verano exuberante.
Lentas eran las horas. Me esperabas
y yo he desesperado. Suavemente,
en tus recuerdos, sola, me buscabas
con dicha al alejarte de la gente
y de la pena antigua de aquel coche
que dejaba las quintas en la noche.
El 10 de mayo es un día muy especial para consentir y apapachar mucho a todas las mamás. Recopilamos estos poemas para el Día de las Madres que harán llorar a mamá de la emoción.
La rosa más hermosa
Madre, eres la rosa más hermosa
que adorna mi jardín de la vida,
eres mi sol en los días grises,
mi fuerza en la adversidad.
En tus ojos encuentro la ternura,
en tus manos la protección,
en tu corazón el amor puro,
en tus brazos la seguridad.
Gracias por tus besos y tus abrazos,
por tus enseñanzas y tu paciencia,
por tu cariño incondicional,
por ser mi gran fortaleza.
Eres mi ángel de la guarda,
mi protectora y mi confidente,
eres la persona más valiosa
en mi vida, mi madre querida.
Eres mi luz mi compañía en cada día
eres el ingrediente para mi vida eres
lo mas esencial lo mejor que me ha
pasado en la vida.
Llenas tes mi vida de alegría de sonrisas
le pusiste bellos colores le distes el empuje
a mi corazón que se le estaba yendo la vida
hoy solo late de alegría.
Hoy es grande mi día un día que jamas
creía que volviera a mi vida que alegría
hoy solo vivo para darle mas color a mi
vida.
Gracias a dios y a la vida por agregarte
a mi vida eres el bello sol de mis días eres
el bello color que le hacia falta a mi vida
eres la vida misma.
Gracias por estar hoy mañana y siempre
en mi vida hoy te dedico mis letras por
ser lo mas importante en mi vida eres lo
mejor y lo hermoso que llego a mi vida.
Hoy solo hoy quería que lo supieras que dios
te bendiga en la vida que llene de bendiciones
a la familia que el te a dado los mejores regalos
que es la familia.
¡ Gracias por estar en la mía!
Eres mi sol
Eres mi sol en días grises,
mi guía en la oscuridad,
mi protectora en la vida,
mi amiga en la adversidad.
Eres mi eterna confidente,
mi apoyo y mi inspiración,
eres mi ángel guardián,
mi amor y mi razón.
Aunque el tiempo pase,
siempre estarás en mi corazón,
porque eres la madre perfecta,
mi gran amor y mi gran tesoro.
Eres mi gran amor
Eres mi gran amor,
mi amiga y mi confidente,
mi guía y mi protectora,
mi luz en la oscuridad.
Eres mi sol en días grises,
mi razón de ser y vivir,
mi apoyo en la adversidad,
mi gran amor, mi gran tesoro.
Tu amor es eterno e incondicional,
tu sacrificio y entrega son infinitos,
porque eres la madre perfecta,
la que siempre está dispuesta a darlo todo.
Gracias por ser mi gran inspiración,
por enseñarme a ser fuerte y luchar,
por ser mi gran amiga y compañera,
por ser mi madre, mi gran amor y mi gran tesoro.
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Las mamás son muy importantes en la familia, sus brazos siempre serán un gran refugio, por ello hay que demostrarles todos los días lo especiales que son.
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