La sociedad en general está muy estresada y los padres de familia no son la excepción. Pero ser adulto no significa ser solemne, tampoco dejar de jugar y reír con tus hijos. La risa es muy importante para niños y adultos.
Es verdad que las ocupaciones en el día a día pueden ser agobiantes. Sin embargo, hay que procurar entrar en contacto con las emociones de las niñas y los niños, ser como ellos y “reír sin temor a hacer el ridículo”, nos recomienda Octavio Martínez Flores, mejor conocido como el “Doctor Tekiero”, de la Fundación Nahi.
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Esta fundación, cuyo nombre es una palabra de origen chichimeca que significa “yo te quiero, te cuido y te protejo”, tiene como misión llevar alegría, diversión y optimismo a pacientes de todas las edades, que están internados en instituciones de salud.
Está comprobado que la risa produce en el cuerpo endorfinas y encefalinas “que son neurotransmisores opioides producidos por el sistema nervioso central y que actúan como reguladores del dolor, la temperatura, el hambre, funciones reproductivas y del sistema inmune”, explica Martínez Flores, quien es pediatra y combina su profesión con la risaterapia.
También ayuda a disminuir la depresión, la ansiedad y el estrés, aumenta la autoestima y hace más creativas a las personas que lo practican, de acuerdo con el artículo de investigación “Terapias complementarias en los cuidados: Humor y risoterapia”, de María del Carmen Ruiz, publicado en la revista Index de Enfermería.
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La risa nos hace sentir placer y alegría y envía mensajes a los linfocitos, que son las células que se encargan de defender a nuestro organismo de virus y bacterias, por eso es muy bueno practicarla en familia.
“Doctor Tekiero” recomienda apagar el celular y la computadora, pasar tiempo con nuestros hijos e hijas, hacer lo que más les gusta y tratar de que todos se carcajeen. Sugiere que si les estás contando un cuento levantes la voz, hagas expresiones y gesticules.
Para el experto en risa, los adultos crecemos y nos “adulteramos” es decir, perdemos la inocencia y el juego nato. Sin embargo, hay que buscar no perder ese candor. Si mamás y papás se permiten jugar con sus hijos y divertirse, esto les servirá como terapia y liberarán el estrés con el que cargan pero, sobre todo, “pasarla bien y divertirnos, porque los pensamientos positivos provocan un cambio en nuestra actitud y mejoran nuestro estado de ánimo considerablemente”, enfatiza.
A través del juego puedes hacer reír a tus hijos y crear una conexión con ellos. Para fortalecer este lazo afectivo, Octavio Martínez recomienda:
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