Por Nayeli Rueda
El tiempo pasa muy rápido. Ese bebé que apenas lograba sostener su cabeza, hoy es un niño que va y viene por toda la casa. Hace unos días te preguntó de dónde vienen los bebés y por cuánto tiempo vivió en tu pancita. Tú no has sabido qué responderle… confesarle, o seguir callando, que es adoptado.
Para algunos padres de familia hablar con su hija o hijo sobre su adopción es muy complicado, y prefieren evitar o evadir el tema para no lastimar a su pequeño. Sin embargo, “decir mentiras y ocultar información generan mucho daño. Si acostumbramos a nombrar las cosas por su nombre, tendríamos menos conflictos”, explica la psicóloga y psicoterapeuta Alejandra Pérez Herrera.
La también directora general de la Coalición Universitaria Mexiquense explica que se debe hablar sobre la adopción con toda naturalidad desde que un pequeño llega a la familia y se convierte en un integrante más: “hay que hablarlo desde el momento uno, como algo normal y cotidiano, para que no genere sorpresa en el niño o niña más adelante. Llamar a las cosas por su nombre evitará que se vuelvan un tabú”, enfatiza.
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El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF) señala que “la adopción es el medio por el cual niñas, niños y adolescentes tienen la oportunidad de integrarse a una familia amorosa, que los proteja, propicie su desarrollo integral y ofrezca estabilidad material y emocional”.
La psicoterapeuta Alejandra Pérez Herrera explica que esos esfuerzos por criar, cuidar y proteger a otro ser humano refleja un amor inmenso que vuelve a los padres adoptivos personas con mucho mérito.
Este acto de amor no debe dar vergüenza a los padres ni tampoco a los hijos, es otra realidad, eso es todo. Por eso, desde que un niño adoptado es pequeño y se incorpora a su nueva familia, sus nuevos padres deben expresarle todo el cariño y la felicidad que ha provocado su presencia.
Pérez Herrera aconseja decirle al menor: “eres una niña o niño que tienes dos mamás y papás: una mamá y un papá que te gestaron y los que te cuidamos en el mundo”.
Conforme va creciendo, el pequeño comenzará a hacer preguntas. Si te hace una al respecto, pregúntale tú cinco cosas, de tal manera, que indagues “cuánta información puede manejar y exactamente qué es lo que de la curiosidad saber”.
Si estás en el proceso de decirle a tu hija o hijo que es adoptado, la Academia Americana de Pediatría, recomienda:
Si un niño se entera de que es adoptado, pero por terceros, “sus padres deben disculparse y evidenciar que no sabían cómo hacerlo”. Pero, sobre todo, aclarar a su hijo que el amor hacia él o ella no cambia por ser un hijo biológico o adoptado.
Alejandra Pérez Herrera, maestra en Gestalt, considera que, si los padres esperan a que su hijo o hija sea más grande para hablar de la adopción, los jóvenes se pueden sentir traicionados y pensar que han vivido en un mundo de fantasía, en donde se ha actuado bajo ciertos parámetros que son mentira.
Una pareja que ha decidido tener hijos, ya sean biológicos o adoptados, necesita trabajar las expectativas de la maternidad y la paternidad para tener herramientas de crianza, “y romper con el tema de que los padres biológicos y los padres adoptivos son paternidades diferentes”.
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