Por Nayeli Rueda
Preparar a tu hijo o hija para recibir al nuevo integrante de la familia, y evitar que lo vea como un intruso o alguien que le está robando el cariño de mamá o papá, es parte del proceso a seguir cuando la familia crece.
Para muchos niños pequeños, la llegada de un hermanito es algo terrible debido a que la atención de todos, padres, abuelos, tíos, primos, incluso vecinos, está enfocada en el nuevo bebé. Todavía no nace, pero tu hijo ya está viendo que hay cambios en su cuarto. Por ejemplo, que su cuna ya no es suya; que los papás están comprando ropa y juguetes que no son para él. Y es natural que un pequeño se sienta desplazado o esté celoso, explica la psicóloga Yahaira Montairo, del Servicio de Educación Especial y Psicología Infantil.
Asimismo, podrían existir “regresiones”, es decir, que tu pequeño vuelva a hablar como bebé, que se haga pipí en la cama o que quiera tomar de nuevo en biberón. “El niño quiere volver a ser bebé y regresar a esa etapa de su desarrollo porque observa que, cuando llora su hermanito, mamá y papá corren a cargarlo, lo abrazan y le dan de comer.
Estas regresiones son naturales, seamos pacientes con nuestros hijos e hijas. No hay que subestimar lo que están viviendo y sintiendo”, señala la también maestra en educación especial y con estudios en intervención familiar y disciplina positiva.
El nacimiento de un bebé implica cambios emocionales, tanto para los padres como para el hijo mayor. Por eso, antes de que nazca el nuevo hermanito, hay que prepararlo y comenzar a crear un vínculo entre ellos. Esto evitará que se sienta reemplazado.
En su libro Ayudando a crecer, de 0 a 3 años, Ana Serrano subraya que los padres pueden apoyar para que la llegada de un nuevo hermanito se afronte como una crisis que ayude al niño a crecer y a madurar, porque “cuando hay un mal manejo, podemos contribuir a una eterna rivalidad y amargura”.
Desde que tu bebé está en el vientre procura que tu hijo o hija participe en las decisiones familiares. Puedes:
Una vez que el bebé esté en casa, los padres deben continuar fortaleciendo la unión entre hermanos y estrechar la relación padres e hijos. Para lograrlo, la psicóloga Yahaira Montairo recomienda que el primogénito ayude en los cuidados del bebé. Por ejemplo:
La llegada de un hermanito también va a provocar que algunas niñas y niños –entre los dos y los tres años de edad, particularmente–, presenten conductas disruptivas debido a que no pueden comunicar con palabras sus emociones, por lo que podrían “comportarse desafiantes, frustrados, que hagan berrinche y hasta se pongan agresivos”, refiere la experta.
Si ha pasado un tiempo de adaptación desde la llegada de tu bebé y tú y tu pareja han trabajado en crear un lazo amoroso entre los hermanos, pero el “mayorcito” sigue lastimando al bebé, lo pellizca, le avienta cosas o lo muerde, hay que buscar apoyo profesional.
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