Una de las celebraciones más esperadas por muchas personas alrededor del mundo es el recibimiento del Día de Año Nuevo. Aunque todo sucede el 1 de enero, los preparativos comienzan prácticamente desde que diciembre inicia, algunos salen de viaje para festejar en un lugar que les signifique paz y tranquilidad, otros organizan verdaderos festines en casa de algún integrante de la familia mientras que hay quienes prefieren salir a cenar fuera para no ocuparse de nada más que de la celebración en sí misma.
Esta fiesta no es fortuita, los humanos acostumbramos a recibir con esperanza y expectación los nuevos ciclos, se trata de una nueva oportunidad para corregir posibles errores, persistir en lo que ha funcionado y, sobre todo, para dejarnos sorprender por la vida.
Y tratándose del inicio de un nuevo año, todos esperamos que sea mejor que el que está terminando, por eso hay una cantidad importante de rituales o costumbres en cada familia para hacer lo que está de nuestra parte para que así sea, por ejemplo, el que quizá es el deseo/promesa de comenzar el 1 de enero con actitud deportiva y sana alimentación…
Pero, ¿sabes que el año no comienza en la misma fecha para todo el mundo? Así es, todo tiene que ver con cuál es el calendario por el que una persona o una nación se rige.
En el mundo hay distintos calendarios vigentes. Para la cultura occidental el preponderante es el gregoriano, mientras que para el mundo oriental es el calendario chino, aunque también está el calendario hebreo, los calendarios lunar y solar, el calendario musulmán, etc., etc., etc.
¿De dónde viene el calendario gregoriano?
En el Imperio Romano, el año comenzaba en marzo y duraba solo 10 meses, poco a poco fueron ajustándolo hasta que el emperador Julio César llegó al poder y creó el llamado calendario juliano, que ya tenía una duración de 365 días divididos en 12 meses; aunque su gran innovación fue iniciar el año el 1 de enero, mes llamado así por Jano, dios de lo nuevo y de los comienzos, ya que en esa fecha se tomaban nuevos cargos políticos en su gobierno.
El calendario juliano se mantuvo en uso hasta 1582, cuando el papa Gregorio XIII, asesorado por los astrónomos y científicos de la época, hizo ajustes en dicho calendario para tener mayor precisión en la medición de la cantidad de tiempo que tarda la Tierra en dar la vuelta al Sol y una mejor sincronización con los cambios estacionales. Así nació el calendario gregoriano.
No hay una sola persona que no desee tener buena suerte en el año que iniciará, por eso todos los hogares y los países tienen algún tipo de ritual especial para despedir al Año Viejo y darle la bienvenida al nuevo que los identifica.
Los daneses rompen platos contra las puertas de las casas de sus amigos y familiares para ahuyentar a los malos espíritus y traer buena suerte, por supuesto esto es el primer día del año, así que, si un día estás dándole vuelta en algún pueblito danés, que no te sorprenda la lluvia de platos rotos.
En Grecia se cocina una tarta llamada Vasilópita, que es algo así como nuestra Rosca de Reyes. Esta lleva una moneda dentro y a quien le toque la porción con la moneda, tendrá suerte durante el resto del año. También muchas familias arrojan una granada (que estuvo colgada de sus puertas durante el período navideño) al suelo, como tradición de buena suerte; apagan las luces antes de hacerlo y luego las vuelven a encender para ver cuántas semillas cayeron al suelo. Cuantas más semillas, más suerte durante el próximo año.
Los italianos tienen la costumbre de que pasada la medianoche y después de intercambiar buenos deseos, brindar con vino espumoso que debe ser estrictamente italiano. Algunas familias suelen lanzar muebles por la ventana y cenar lentejas. Todo es para que el nuevo año les sea por demás favorable.
Una de las costumbres que distinguen a los irlandeses en este día es la de golpear las paredes con hogazas de pan con el fin atraer la buena suerte para el año que inicia.
En este lugar el Hogmanay es un fuego que se enciende y se deja arder de la noche del 31 de diciembre hasta el 2 de enero; las calles se llenan de motivos relacionados con este elemento para ahuyentar los malos espíritus.
En varios países de América Latina como, Panamá, México o Ecuador, en la noche del 31 de diciembre se queman muñecos que simbolizan al Año Viejo o a los personajes que durante el ciclo que termina fueron un dolor de cabeza para la nación entera.
En México hay una tradición muy bonita, regalar a las personas que quieres un borreguito que deberá pegarse detrás de la puerta de cada hogar, se cree que estos tiernos animalitos traerán abundancia y dicha a la familia.
En Uruguay se lanzan cubetadas de agua por la ventana hacia la calle. Esta tradición ahuyenta las penas del año que se termina y le da la bienvenida a uno lleno de prosperidad, lo bueno es que en esa parte del planeta es plena época de calor.
Como sea que acostumbres a celebrar el fin de un año y el inicio del próximo, lo mejor es hacer un balance de lo que ya viviste para que te plantees nuevos retos, puedas eliminar lo que no te ayuda y mantener lo que te ha hecho bien.
Recuerda además hacer una limpieza a fondo en lo físico, lo mental y lo espiritual para que pueda llegar a tu vida todo lo nuevo y tengas un muy feliz Año Nuevo.
¡Te esperamos en nuestras redes sociales para que nos cuentes tus tradiciones de Año Nuevo!
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