El 20 de noviembre de 1959 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, por tal motivo es en esta fecha que año con año se conmemora el Día Mundial del Niño. Treinta años más tarde, también un 20 de noviembre, fue aprobada la Convención de los Derechos del Niño, hasta ahora el tratado internacional más ratificado de la historia. Tener un día mundial significa que es reconocida la importancia de la infancia.
Antecedentes del Día Mundial del Niño
En la Convención de los derechos del Niño, que al cumplir 30 años de haber nacido contaba ya con el respaldo de 196 naciones, se enlistan los derechos de los niños en áreas como educación, salud, bienestar, respeto, inclusión y familia entre otras.
México ratificó la Convención de los Derechos del Niño en 1990 y desde entonces mucho es lo que ha cambiado en cuanto a la defensa y procuración de bienestar para la infancia, por ejemplo, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA) aprobada en 2014; el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) que data del año 2015 o las Procuradurías especializadas protección infantil.
El surgimiento de esta conmemoración fue para recordar y enfatizar la importancia de cuidar a los niños, de velar, promover y defender sus derechos, de gestar políticas locales e internacionales en aras de crear mejores sociedades para la infancia; pero al tratarse de una celebración, también se trata de procurar a los niños que estén cerca nuestro un día lleno de diversión y momentos inolvidables, así que ¡manos la obra!
¿Cómo puedes celebrar el Día Mundial del Niño?
En México el 20 de noviembre es un día festivo por ser el aniversario de nuestra Revolución, así que tendrás tiempo libre para festejar a tus hijos, sobrinos, nietos o al niño que alguna vez fuiste y que seguro sigue en tu corazón.
- Si lo tuyo son las fiestas a la menor provocación, este es el motivo perfecto, organízate con tu familia o amigos y hagan un divertido día de campo con pelotas y carrera de costales incluidas, no tienen que salir de tu ciudad, pueden reunirse en un parque, una terraza, o el lugar de su preferencia. Y ya de regreso en casa nada como una sesión de juegos de mesa, caras y gestos o ¿qué tal verdad o castigo? Además de divertirse tendrán un espacio para actualizarse sobre los demás.
- Otra buena opción es hacer un día de cine en casa, elijan las pelis con anticipación para que tengan todo listo, preparen su dotación de palomitas y bebidas favoritas, si el presupuesto lo permite quizá pizzas sean la comida ideal, pero también unos ricos sándwiches caseros pueden ser el complemento perfecto. Por cierto, ¿qué tal enseñar a los niños que las palomitas también se pueden hacer en la estufa?
- Ya que hablamos de cocina y si a tus chicos les gusta la idea ¿por qué no prepara juntos unas suculentas galletas de chispas de chocolate, una exótica mermelada de frutos rojos o su comida favorita? Si son muy aventurados hasta podrían inventar una receta que se convierta en el secreto mejor guardado de su familia. Los peques disfrutan muchísimo comer lo que ellos mismos han preparado.
- Si de aventura se trata, ¿qué tal visitar un museo interactivo? O ir a un parque o centro de diversiones, en tu ciudad seguro hay varias opciones. También pueden salir a patinar, andar en bici, jugar fútbol, o hasta hacer parkour ¡claro, si es que resistes!
De la manera que ustedes elijan festejar lo importante es que lo hagan en familia, que todos opinen para llegar a un buen acuerdo, solo que no olvides que si es día de los niños ¡ellos tienen el voto de calidad!
¿Qué es lo que más extrañas de cuando eras niña o niño?
Convivir y celebrar con nuestros niños es maravilloso, ellos siempre son los mejores maestros que puede haber y no solo por lo mucho que cualquier adulto puede aprender con ellos sino porque, además, nos dan la oportunidad de revivir nuestra infancia y darle un apapacho a nuestro niño interior.
Nos acercamos a algunos niños un poco grandes para saber qué extrañan más de cuando fueron chiquitos y esto es lo que respondieron:
Ximena, 23 años: “No tener obligaciones”
Ada, 35 años: “Dormir en una cama para mí sola y que todo fuera un juego”
Kevin, 24 años: “El tiempo que tenía para jugar con mis amigos y las pocas preocupaciones”
Marcela, 36 años: “Tener a mi abue con vida, mojarme con la manguera en el jardín y salir a patinar por horas”
Gabriel, 23 años: “No tener preocupaciones y responsabilidades de adulto, que tu preocupación mayor sea si realmente te están viendo los reyes magos y sepan que te estás portando mal”
Yolanda, 49 años: “No tener preocupaciones”
Mónica, 51 años: “Las vacaciones con mis bisabuelos y jugar a que era bailarina”
Diego, 24 años: “Mi imaginación, lo fácil que podía generar mundos o aventuras o juegos en mi mente”
Roberto, 51 años: “A mi hermano porque jugábamos y nos cuidábamos mucho”
Daliri, 20 años: “Jugar, que no tenía preocupaciones o veía de otra manera las cosas y los cuidados de mi mami”
Lorena, 50 años: “La convivencia con mi hermano”
Dánae, 34 años: “A mi mamá”
Úrsula, 44 años: “La despreocupación, la felicidad, a mi papá y a los Reyes Magos”
Alejandra, 49 años: “A mi familia, las reuniones familiares llenas de primos y adultos felices. Pero más que nada a mi abuelo materno”
Blanca, 51 años: “Jugar todo el tiempo con mis hermanas y mis primas, era jugar a cantar, a bailar y a escondernos”
Oscar, 23 años: “Mi inocencia”
Nildred, 39 años: “No trabajar y poder correr sin que me duelan las rodillas”
Ximena, 30 años: “Poder dejar mi mente en blanco”
Aldo, 42 años: “Vivir más el presente”
Cristina, 42 años: “No preocuparme por las deudas y a mis abuelitos”
Silverio, 57 años: “Los momentos vividos cuando estábamos todos, mis papás, mis hermanos y aún no había cuñadas. Solo éramos la familia y estábamos muy unidos”
Alejandro, 31 años: “Jugar fútbol a todas horas”
Raquel, 39 años: “No preocuparme por nada, que me daban de comer y lavaban mi ropa, llegar de la escuela y poderme dormir un ratito, salir a jugar”
Jorge, 62 años: “A mis papás”
Nora, 26 años: “No preocuparme por el dinero”
Cecilia, 44 años: “Dormir mucho y salir a jugar a la calle con los amigos”
Wendy, 46 años: “A mi abuelo”
Yolanda, 55 años: “Tener a toda mi familia en casa”
Pilar, 55 años: “No preocuparme por nada. Sentirme segura”
Beatriz, 33 años: “Jugar sin preocuparme de nada… extrañar a papá y mamá y tenerlos siempre”
Ricardo, 50 años: “Jugar en la calle sin problema y las fiestas de fin de año en casa de la abuela, con todos los primos”
Sandra, 36 años: “Vivir con mis abuelitos, jugar y no pensar en el futuro”
Arely, 39 años: “Dos cosas: Los domingos ir por mi guajolota y atole con mi papá después de salir de la primera misa y las mañanas que mi mamá, me vestía para ir al kínder, me dejaba dormir mientras me ponía mis calcetines uno por uno”
Alejandra, 34 años: “Que mi papá me consienta con cositas que me compraba, siempre había una sorpresa”
Nadie tiene claro cuándo termina la infancia, hay uno que otro adulto de 10 años y niños de 70 o más, el secreto está en no perder la capacidad de dejarnos sorprender por la vida, la imaginación y fantasía, la alegría de divertirte con los detalles más inesperados y nunca, nunca olvidar que la vida solo es una y que hay que disfrutar cada día y saber valorar todo lo que tenemos.
No siempre podrás correr detrás de una pelota pero sí al lado de tu hijo, quizá ya no te mojes con la manguera pero sí mientras bañas a tu bebé, tus seres queridos no estarán siempre contigo pero sí en tus recuerdos y en tu corazón. Eso es lo mejor que puedes enseñarle a un niño, a disfrutar la vida que está viviendo porque la vida se vive en presente. ¡Feliz Día Mundial del Niño a todos!
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