Y a ti, ¿te gusta tu ombligo? Te hago esta pregunta porque me di cuenta de que hay muchas personas a quienes no les gusta su ombligo, mientras que a muchas otras simplemente ni les importa, así que me di a la tarea de recapacitar acerca de las cosas que no se saben acerca de esta parte del cuerpo humano, al que las mamás cariñosamente llaman ‘el botón de la risa’. Te dejo estas 10 cosas que no sabías sobre el ombligo.
Literalmente el ombligo es la señal de que tu mamá siempre estará contigo. Durante la gestación, el cuerpo del bebé en desarrollo se alimenta a través del cordón umbilical, que está unido a la placenta, la cual a su vez está unida al útero de la mamá ¿no es maravilloso? Aunque debe ser cortado en el momento del nacimiento, ese huequito es el rastro de que durante nueve meses mamá e hijo fueron uno solo.
El ombligo fue el conducto de nutrientes, pero ¿sabías que tu sangre también viajó por ese cordón al cuerpo de tu mami? Efectivamente, mientras está en el vientre materno, los desechos del bebé salen por el cordón umbilical, pero también la sangre del bebé entra al torrente sanguíneo de su madre y ambas se mezclan. Gracias a eso es posible hacer una prueba genética muy sencilla, en la que se saca sangre a la mamá y se buscan rastros de la sangre de su bebé para poder analizar.
Está cubierto por una sustancia gelatinosa que previene complicaciones en caso de que esté enredado en el cuello del bebé antes de nacer. El cordón umbilical se recubre de una gelatina llamada “airbag de la placenta” cuyo nombre médico es Gelatina de Wharton, que permite ir girando al bebé y desenrollándolo suavemente y sin causar problemas en caso de que venga con el cordón enrollado en el cuello.
Tu primera cicatriz es el ombligo, ¿lo habías pensado? Eso significa que todos los seres humanos tenemos, al menos, una cicatriz, la que por más esfuerzos que se hagan, ¡nunca desaparecerá!
Para algunas culturas el ombligo es un amuleto de la buena suerte, de hecho, se acostumbra guardar un pedacito del cordón umbilical en un saquito de tela roja y ponerlo en la cuna del bebé para protegerlo de las malas vibras. Sin embargo, su valía es mucho mayor que eso, el cordón umbilical contiene muchísimas células madre, las que se pueden convertir en cualquier célula del cuerpo, por eso existen los llamados bancos de cordón (umbilical) o bancos de células madre.
El ombligo puede ser un área sensible: Algunas personas experimentan sensibilidad o cosquilleo en el ombligo debido a la presencia de terminaciones nerviosas en esa área. Estas terminaciones nerviosas están conectadas al sistema nervioso central y pueden responder a estímulos táctiles o cambios de presión. La sensibilidad en el ombligo puede variar de una persona a otra.
Forma única. Desde que un bebé nace ya no necesita su cordón umbilical (recuerda eso toda la vida), de manera que el doctor que lo recibe lo corta, lo sella y deja un pequeño extremo pegado al cuerpo (llamado muñón umbilical). Cuando este ha cicatrizado por completo, se seca y se desprende, ya entonces el bebé tiene su propio y exclusivo ombligo, que puede ser plano, redondo, hundido, saltado, etc. Tu ombligo es como tus huellas digitales, no hay dos iguales.
Puerta de entrada al abdomen. Por su origen neonatal, el ombligo es la mejor manera de llegar a tu abdomen interno sin riesgo alguno, por eso en caso de requerir una cirugía por laparoscopia, esta se realiza a través del ombligo, ya que es una intervención mucho más rápida, menos dolorosa y con menor riesgo de infección que una cirugía tradicional.
Puede perder y recuperar su forma original. Hacia las últimas semanas de embarazo, el ombligo de una mujer prácticamente desaparece debido a lo mucho que llega a crecer su abdomen, sin embargo, después del alumbramiento, con los cuidados y ejercicios adecuados, el ombligo vuelve a aparecer y recuperar su forma.
Nido de bacterias. En diversos estudios médicos se han llegado a encontrar más 2 mil 368 especies distintas de hongos y bacterias en el ombligo, incluso se cree que el número puede ser mayor. Al ser un orificio sin salida, en el ombligo haber pelusas de algodón, polvo, piel, grasa, proteínas y sudor, lo que en conjunto se llama “pelusa de ombligo”.
Fobia a los ombligos. Por increíble que parezca, esta fobia existe y se llama Omfalofobia o sea miedo irracional a ver o tocar ombligos, incluso el propio; por supuesto y como sucede con cualquier fobia, esta debe ser diagnosticada por un psicólogo.
El ombligo puede ser un punto erógeno: Para algunas personas, el ombligo puede ser una zona erógena sensible que puede generar excitación o placer cuando se estimula adecuadamente. Esto se debe a que el ombligo contiene una alta concentración de terminaciones nerviosas, lo que lo convierte en una zona sensible al tacto. Sin embargo, es importante destacar que la sensibilidad y las preferencias pueden variar de una persona a otra.
Herbenick, D., Fu, T. C., Arter, J., Sanders en Journal of Sex & Marital Therapy
Las afectaciones del ombligo pueden ser desde una infección hasta una hernia, por ello es importante procurar que siempre esté limpio y seco, y ante cualquier cambio o molestia acudir con el médico para una revisión oportuna.
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