Por Nayeli Rueda
La enfermedad venosa o várices es un problema de salud común en la población mexicana. Y en las mujeres, este padecimiento es más frecuente entre los 30 y 40 años, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
Las várices son venas hinchadas y retorcidas que tienen su origen en una disfunción valvular que retrasa el flujo sanguíneo hacia el corazón y se distinguen fácilmente bajo la piel porque tienen un color rojo o azul, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Se asocian al sobrepeso, aunque también puede ser causada por antecedentes familiares y/o deberse a la vida sedentaria. La gestación también es otro factor de riesgo para que aparezcan las várices debido a los cambios hormonales. El embarazo es considerado un estado protrombótico en el que el organismo debe prevenir una posible hemorragia durante la gestación, el parto y el puerperio, señala el ginecobstetra Eduardo Luna Ramírez.
Los síntomas más frecuentes de la insuficiencia venosa crónica (IVC), lo que conocemos como várices, son tener en las piernas:
- Venas como arañitas.
- Pesadez y cansancio.
- Calambres e hinchazón.
Para el doctor Eduardo Luna, del Hospital Ángeles, lo recomendable es que, si una mujer desea embarazarse, pero tiene várices, primero acuda con un angiólogo para ser valorada. “El tratamiento quirúrgico solamente se reserva para mujeres no gestantes. Debe pasar un tiempo en el puerperio para que la paciente pueda tratarse quirúrgicamente en caso de que lo requiera”.
Piernas bajo vigilancia
Durante el embarazo aumenta el riesgo de trombosis venosa, “y si la mujer tiene várices, las preexistentes se pueden exacerbar, así como presentar nuevas. Esto puede poner en riesgo su vida”, enfatiza el especialista.
La insuficiencia venosa crónica puede aparecer desde el inicio del embarazo y empeorar en el tercer trimestre, cuando aumenta de peso la mujer.
Durante los primeros cuatro meses de la gestación, hay un incremento de estrógenos que provoca una elevación del volumen plasmático de la sangre. Curiosamente, aunque este cambio fisiológico protege a la mujer embarazada de hipotensión durante el tercer trimestre, aumenta el flujo de sangre en las venas de las piernas y favorece el desarrollo de insuficiencia venosa crónica.
Te recomendamos: Estas son algunas de las molestias habituales durante el embarazo.
Medidas de higiene venosa
Luna Ramírez, certificado por el Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia, explica que la insuficiencia venosa empieza con un eczema o arañitas en las piernas, que se van acrecentando y, en algunos casos, generar úlceras venosas.
Agrega que no solamente se desarrollan várices en las piernas, sino también en la vulva y en el útero; las hemorroides también forman parte de la insuficiencia venosa. Para minimizar las venas que se inflaman en el recto y ano, se recomienda evitar el estreñimiento bebiendo mucha agua natural y consumiendo frutas y vegetales.
Para prevenir la aparición de várices, el especialista recomienda:
- Mantener un peso adecuado y alimentarse correctamente. Comer sanamente no significa comer por dos ni consumir el doble de comida.
- Hacer actividad física. El ejercicio contribuye a mantener una buena condición física, aumenta la energía, previene la ganancia de peso, mejora la respiración, la resistencia muscular y la relajación, que te ayudarán durante el parto.
- Llevar una dieta rica en fibra.
También existen medidas de higiene venosa, como:
- Evitar estar en una misma posición durante tiempo prolongado. No estar muchas horas de pie ni tampoco sentada.
- Descansar y mantener los pies en una posición elevada durante 15 o 20 minutos varias veces al día ayuda a mejorar el retorno venoso.
- Utilizar zapatos cómodos. Y si es con tacón, que sea menor a tres centímetros.
- Dormir del lado izquierdo, ya que esto disminuye la resistencia periférica.
- Usar medias de compresión elástica son muy eficaces en el tratamiento de insuficiencia venosa crónica. Sin embargo, deben ser individualizadas en cada paciente. Hay de diversas presiones y existen contraindicaciones para su uso, por eso deben ser prescritas por un especialista, puntualiza Luna Ramírez.