El cuerpo de una mujer embarazada sufre muchos cambios. Uno de ellos tiene que ver con el crecimiento del abdomen. Antes del embarazo, el útero es del tamaño de una naranja y se encuentra dentro de la pelvis, pero al término de la gestación será del tamaño de una sandía. ¡Increíble! ¿verdad? Muchas solemos usar la faja postparto para sentirnos seguras, pero ¿qué tan recomendable es?
Para Daniela Carrasco, del equipo de parteras profesionales Luna Maya, el uso de la faja no es necesario después de parir “porque el cuerpo es sabio y los músculos comenzarán a trabajar para que el útero regrese al tamaño que tenía antes de la gestación”.
El uso de una faja no agilizará la disminución del útero, pero “sí hará que una mujer se sienta más segura al tener mayor soporte durante el tiempo en que este órgano se vuelve a hacer pequeño y regresa a su tamaño normal”, dice Carrasco.
De acuerdo con la Asociación Americana de Embarazo, en la medida que el útero crece irá empujando los órganos fuera de su lugar y a colocar tensión en los músculos y ligamentos que lo rodean. Incluso, la presión del útero puede causar que el ombligo sobresalga.
Al llegar al término del embarazo, el útero se extenderá desde el área púbica a la parte inferior de las costillas. La buena noticia es que después del nacimiento del bebé, el útero volverá, poco a poco, a su tamaño y a la posición previa al embarazo. No te desesperes, todo a su tiempo. Tienes que ser paciente.
Si después de nacer el bebé, por parto vaginal, una decide fajarse porque así se siente más segura, Daniela Carrasco, enfermera obstetra por la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la UNAM, recomienda que lo haga solamente las dos primeras semanas y que no se la ponga todo el día. Advierte que usar faja únicamente propicia que los músculos abdominales no trabajen y no se ejerciten.
Explica que los músculos todo el tiempo están activos y, al poner una faja, la musculatura abdominal se vuelve flácida, pierde fuerza y tono muscular: “traerá más consecuencias usarla que no hacerlo”.
En la publicación Intervenciones de enfermería durante el puerperio fisiológico, de la Secretaría de Salud, se recomienda informar a la mujer que fisiológicamente los órganos internos y externos se recuperan entre la sexta y octava semana después del parto.
En este caso sí se recomienda utilizar la faja, porque se trató de un proceso en el que se abrieron los músculos y se cortaron partes importantes del abdomen. “Se hace un vendaje compresivo que simula una faja”, señala la experta.
Mientras que en un parto vaginal no se hacen cortes a los músculos abdominales, sino que todo se mantiene en su estado, en una cesárea. esta parte del cuerpo necesita un proceso de cicatrización y fuerza para poder sostener todos los órganos intestinales y abdominales.
Finalmente, ¿cuáles son las motivaciones para que las mujeres que tuvieron un parto vaginal utilicen faja? Daniela Carrasco las enumera:
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