Por Ollin Islas
Durante años hemos escuchado que la llegada de un bebé es el momento más feliz en la existencia de una familia y, especialmente, de una madre. Este prejuicio es tan intenso que nos visualizamos a nosotras mismas, hermosas y descansadas, contemplando a nuestros pequeños mientras duermen apacibles y en calma. El escenario es el sueño perfecto.
Sin embargo, la realidad suele ser muy diferente. Cuando el bebé llega, la mayoría de nosotras está asustada, exhausta, abrumada. Incluso, en muchas mujeres el malestar emocional es aún mayor y sufren de depresión puérpera: según un artículo publicado por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, entre 13 y 15% de las madres que se encuentra en el puerperio sufre de depresión posparto. Los autores del mismo artículo reconocen que la cifra puede ser mucho más alta y que en México no se le ha dado la atención necesaria a este tema.
Médicamente, el puerperio, también conocido como cuarentena, es el periodo en el que tu organismo regresa al estado que mantenía antes de que estuvieras embarazada y dura entre seis y ocho semanas. Sin embargo, dicha etapa es mucho más que eso. El puerperio también es un momento lleno de descubrimientos y muchos de ellos no son agradables. Arlette Ballesteros, psicóloga y lactivista que trabaja con las maternidades, explica que “el puerperio puede ser bello, también intenso o incluso doloroso, tenemos que prepararnos para él, para aprender y mirar sus valiosas lecciones desde lo real, lo nuestro, no desde expectativas impuestas y “rosas”. El puerperio es todo menos rosa: es un arcoíris lleno de luces y sombras”.
¿Por qué es una etapa tan compleja? Primero, porque suele haber un choque con la realidad, ya que el puerperio ha sido romantizado durante años. “Nos cuentan algo que no es real, nos venden una maternidad llena de felicidad y gozo, nos bombardean con imágenes de madres angelicales, cuidadosamente arregladas y sonrientes, con bebés angelicales también. Esa no es la realidad, es mejor, más profunda, más intensa”.
Lo que ocurre, entonces, es que muchas madres nos encontramos con sentimientos que no sabíamos que experimentaríamos: resulta que sentimos miedo, cansancio, fastidio, enojo, nostalgia por otros tiempos y mucha, muchísima culpa por no entrar en el molde en el que hemos creído toda la vida que tenemos que encajar. “Muchas mujeres se ven sumidas en la frustración y la culpabilidad. A veces la mamá tiene ganas de llorar y ni siquiera sabe por qué. Hay muchos motivos pero no lo sabe, porque esto normalmente no se habla. Es normal que haya momentos, días, e incluso semanas así; no hay nada de malo, es muy común, pero no se habla de ello”, explica Ballesteros.
En su trabajo de acompañamiento a mujeres, Arlette Ballesteros ha identificado qué puede ser de ayuda para las mamás que transitan el puerperio. Estos son algunos de sus consejos:
No olvides que este es un periodo que pasará: aunque parezca abrumador, el puerperio es un periodo de ajuste necesario que terminará pronto. Tómate de la mano de quien creas conveniente, pide toda la ayuda posible y fluye. Nadie nació sabiendo ser mamá, así que apoyarnos en otros se vale.
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