Por nutrióloga Raquel Pérez de León
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses. La mayoría de las mujeres pueden amamantar sin ningún problema, sin embargo, al igual que en el embarazo, es necesario cuidar tu alimentación.
Alimentar a tu bebé a libre demanda garantiza que reciba todo lo que necesita durante el día para ser sano y crecer bien. Esto significa que el volumen de leche no se verá afectado por lo que tú comas, sin embargo, su composición sí puede alterarse. Si tu consumo de grasas en la dieta es deficiente, también será baja la concentración de ácidos grasos en la leche. Lo mismo pasa con algunos minerales como el selenio y el yodo, las vitaminas A, D y del complejo B. En general, el contenido de hidratos de carbono, proteínas, calcio y hierro es bastante constante sea cual sea la dieta materna.
De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 043, una dieta completa es la que incluye todos los nutrimentos. Para lograrlo, es importante incluir en cada comida, al menos un alimento de cada grupo del Plato del Bien Comer:
Expertos de la Clínica Mayo recomiendan una dieta lo más variada posible, pues el consumo de alimentos diferentes durante la lactancia cambiará el sabor de la leche materna. Esto le enseñará a tu bebé distintos sabores, lo que puede ayudarle más adelante para que acepte los alimentos sólidos con mayor facilidad.
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El agua representa entre el 85 y el 95% del volumen total de la leche materna. Estudios han demostrado que no por forzar la ingesta de líquidos incrementará la producción de leche. Eso sí, tendrás más sed y necesitarás beber más agua que antes: alrededor de tres litros al día.
Es importante que sepas que aunque cuides tu alimentación, es muy difícil cubrir con todos los requerimientos de vitaminas y minerales para tu salud y la de tu bebé. Lo más recomendable es continuar con el multivitamínico que hayas utilizado durante el embarazo. Consúltalo con tu médico y recuerda que este será únicamente para complementar tu alimentación, y aún así debes comer variada, adecuada y equilibradamente.
¿Sabías que para producir 100 ml de leche necesitas 85 kilocalorías? Durante el embarazo tu cuerpo acumuló reservas extra de grasa, mismas que te servirán como energía para esta nueva etapa.
Si te alimentas correctamente, la lactancia puede ayudarte a recuperar tu peso. Una mujer sana puede perder hasta medio kilo a la semana y, a su vez, suministrar suficiente leche para mantener el crecimiento del bebé. Si te sometes a dietas rigurosas, lo único que lograrás es que tu cuerpo no tenga energía y dejes de lactar.
Ahora ya lo sabes, concéntrate en tomar decisiones saludables y en llevar una dieta completa, suficiente, equilibrada y variada.
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