Por Nonantzin Martínez
Durante el embarazo, todo el cuerpo se prepara para albergar a un nuevo ser, incluida la piel, nuestro órgano más extenso. A lo largo de las semanas, incluido el puerperio, ella y sus estructuras relacionadas como pelo, uñas y mucosas vivirán transformaciones, se expandirá y será el blanco de las hormonas, por eso es importante que en esta etapa se le procuren cuidados.
La Dra. María Guadalupe Matus Ruiz, médica internista y dermatóloga por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, señala que es muy importante conocer estos cambios, para así poder saber cuándo son normales y cuándo hay que buscar atención médica. A continuación, la experta nos da detalles de los principales:
Aumento en la pigmentación. Casi todas presentarán un oscurecimiento de su piel, sobre todo en las areolas, línea media del abdomen, alrededor del ombligo, axilas, entrepierna, pecas y cicatrices recientes. La mayoría de las veces serán cambios discretos que se resolverán meses después de tener a tu bebé.
Lo que puedes hacer: si la pigmentación es generalizada y se acompaña de otros síntomas como cansancio extremo, debilidad y baja de presión arterial, busca a tu médico.
Lo que puedes hacer: evita la exposición excesiva al sol y usa una pantalla solar mineral de acuerdo con tu tipo de piel (más recomendables que los filtros químicos, en esta etapa). La fotoprotección incluye también usar sombreros de ala ancha –de al menos 9 cm de ala–, buscar la sombra, usar ropa de tela con costuras cerradas y evitar el sol entre las 10 y las 16 horas. Debes saber que la mayoría de las manchas desaparecerán en el primer año después de haber tenido a tu bebé. No se recomienda el uso de productos despigmentantes durante la gestación; posterior a ello, tu especialista en piel podrá darte las mejores recomendaciones.
Lo que puedes hacer: descansa, eleva las piernas, duerme sobre tu costado izquierdo, no dejes de hacer ejercicio y evita periodos largos de pie o con las piernas colgando. Si esto último te pasa, usa medias de compresión para evitar que se hinchen y disminuyas el desarrollo de várices.
Lo que puedes hacer: no existe una crema especial que te ayude a evitarlas, pero sí puedes prevenir que sean menos intensas si cuidas tu alimentación y no ganas más peso del correcto para tu edad gestacional. También contribuye tener la piel bien humectada. Después del parto, tu dermatóloga te podrá recomendar terapias, como el láser, para desvanecerlas.
Lo que puedes hacer: usa ropa de algodón en contacto directo con tu piel y no abuses de los suavizantes. Ten a la mano crema fría para ponerte abundantemente. El baño coloide (de avena o soya) también puede ayudar, pero es importante que acudas con tu médico para que te revise. Evita rascarte.
Lo que puedes hacer: mantenerte fresca y con ropa ligera disminuye el problema.
Lo que puedes hacer: utiliza un shampoo con detergentes (sulfatos) suaves. Evita friccionar durante el baño, al secarlo o al estilizar. Puedes usar una toalla de microfibra, que es más absorbente y disminuye el frizz. No se recomienda realizarse permanentes ni decoloración del cabello en esta etapa, pues aunque no se ha comprobado, es probable que los productos químicos pasen a la circulación y de ahí al bebé. ¡Aprovecha a lucir tu pelo tal cual es, estará en su mejor momento!
Lo que puedes hacer: visita a tu dentista para vigilar la salud de tus dientes. Seguramente te recomendará un cepillo de cerdas suaves y una pasta dental sin mucho mentol. Evita comer cosas muy picantes, muy ácidas o muy calientes para que tus papilas y encías no se inflamen. Respecto a la congestión, esta mejora con atomizaciones de solución salina.
Como has visto, la piel sufrirá grandes transformaciones. La mayoría son transitorias, pero es necesario seguir medidas específicas para este momento tan especial de la vida. No olvides que los cuidados de la piel, como el uso de dermolimpiadores sustitutos de jabón y humectar la piel de cara y el cuerpo con cremas sin perfumes ni pigmentos, incluyen los de tu salud en general: duerme bien, toma suficiente agua y aliméntate sanamente.
Para finalizar, la dermatóloga Matus Ruíz señala que no se recomienda hacerse tatuajes o piercings durante el embarazo, ya que pueden aumentar los riesgos de infecciones, ser muy incómodos por los cambios asociados al embarazo y, en algunos casos, se tendrían que retirar o complicar procedimientos durante el parto o cesárea. Algunos anestesiólogos no realizan anestesia epidural si hay una tatuaje en esa zona por el riesgo hipotético de que pueda aumentar el riesgo de complicaciones por la penetración de las tintas al espacio epidural.
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