Por Nayeli Rueda
Después de un tiempo de vivir juntos, Helena y su pareja, ambos menores de 30 años de edad, decidieron que había llegado el momento de ser padres. Pero, tras intentarlo por más de seis meses, no lograron el tan esperado embarazo.
Debido a ello, Helena comenzó a preocuparse y a presentar ansiedad y estrés. Le angustiaba que, mes a mes, las pruebas resultaran negativas, a pesar de que su ginecólogo le había dicho, una vez realizados sus estudios prenatales, que anatómica y fisiológicamente, ella y su pareja estaban sanos, y que lo único que tenían que hacer era practicar.
Su ginecólogo también le dijo que se relajara y dejara de preocuparse, debido a que entre los problemas para concebir está asociado el factor estrés. Y así fue, al octavo mes de intentarlo, y de dejar de pensar obsesivamente en un bebé, Helena logró embarazarse.
Tómalo con calma
Existen diversos estudios que señalan que los factores psicológicos afectan la fertilidad. El estado de ánimo “puede provocar trastornos hormonales e impedir que una mujer ovule, sin que sea causa de infertilidad”, señala el ginecobstetra Alfredo García Solís.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Medicina de la Reproducción (AMMR), el estrés puede provocar problemas de fertilidad, ya que planear un bebé y no conseguirlo puede ser estresante. Y si a ello se unen presiones externas como el trabajo, esto impacta negativamente a la salud general y el estado emocional.
Es importante que las parejas que deseen embarazarse sepan que lograrlo puede tardar algunos meses, sin que eso signifique algún problema de salud.
La doctora Miriam Stoppard, en su libro Concepción, embarazo y parto, señala que:
- La fertilidad varía de una persona a otra y en diferentes etapas de la vida.
- Hombres y mujeres son más fértiles hacia los 24 años.
- En las parejas que tienen relaciones sin anticoncepción, el 25 por ciento de las mujeres concebirán en el primer mes, el 60 por ciento en seis meses, el 80 por ciento en un año y el 90 por ciento en 18 meses.
Buscar apoyo psicológico
Cuando la anovulación en una mujer se debe a una disminución en la producción de estrógeno debido al estrés, convendría buscar asesoría psicológica.
Para el ginecólogo García Solís, primero se debe indagar la causa primaria que está provocando la disfunción ovulatoria, y si es por tensión o ansiedad, acudir con un psicólogo que brinde apoyo terapéutico para disminuir el estrés cotidiano y laboral.
Agrega que la paciente debe hacer mención del estilo de vida que lleva para identificar factores de riesgo psicológicos que comúnmente no se detectan en una consulta de asesoría ginecológica.
La finalidad es que la mujer ovule de manera natural en cada ciclo, pero de continuar con los problemas de anovulación, entonces se indicaría la inducción de la ovulación, dice García Solís.
En el artículo “Anovulación y disfunción ovulatoria e infertilidad”, del doctor Amiram Magendzo, una vez que desaparecen las situaciones de estrés físico o psicológico, se suele recobrar el funcionamiento normal del ovario con la consiguiente ovulación.
Aunque, aclara que “recuperar una vida psíquica armónica precisa muchas veces de la consulta y tratamiento psiquiátrico, que ayuda a identificar situaciones estresantes inconscientes y a construir una mejor relación con el propio yo”.
Algunos consejos para prevenir el estrés, que ofrece el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), son:
- Identificar la causa del estrés.
- Evaluar qué está en tus manos hacer para disminuir el estrés.
- Dormir bien.
- Poner en práctica técnicas de relajación.
- Buscar ayuda profesional.