Entre muchas otras cosas, Emiliano Zapata es recordado por frases como: “La tierra es de quien la trabaja” y “es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado” pero, ¿quién fue en realidad este líder revolucionario?
¿Sabías que Emiliano Zapata también es conocido como el Caudillo del Sur?
Zapata fue uno de los principales protagonistas de la historia mexicana, particularmente por su lucha y participación en la Revolución de 1910. Aunque se unió al levantamiento armado impulsado por Madero desde el inicio de esta guerra, comenzó a sobresalir precisamente cuando desconoció al que fue su líder moral, no reconoció la validez de su gobierno y retomó su lucha en el sur de México.
El abuso que marcó su destino
Emiliano Zapata Salazar nació en 1879 en un poblado de Morelos llamado San Miguel Anenecuilco y aunque su familia se dedicaba a la ganadería, no poseían demasiadas riquezas, pero sí disfrutaban de una posición económica que les evitaba tener que trabajar de sol a sol como peones o jornaleros en las grandes haciendas e ingenios azucareros de la zona; vivían sin privaciones ni preocupaciones financieras.
En 1888, cuando apenas tenía nueve años, mientras acompañaba a su padre presenció el hecho que marcó el rumbo de su vida: con absoluto abuso de poder un grupo de hacendados del pueblo vecino despojaron de una considerable extensión de tierra a los campesinos que legalmente eran los propietarios.
Y aunque sí hubo resistencia, la diferencia en cuanto a fuerza y armamento determinó quién salió triunfante. Emiliano, muy contrariado por ese abuso preguntó a su papá por qué no hacían algo, Don Gabriel le explicó que no se podía porque los otros eran más, más fuertes y el gobierno estaba de su lado. El joven Zapata estaba tan impactado y enojado que juró hacer lo que estuviera de su parte para devolverles lo que era suyo cuando fuera grande.
Dos años más tarde su mamá falleció y casi un año después también su papá, sin embargo, Emiliano nunca olvidó la promesa que le hizo a Gabriel Zapata y comenzó a involucrarse en temas sobre los derechos de los campesinos, propiedad y distribución de las tierras e inevitablemente se hizo notar.
El despertar revolucionario
En 1906 Emiliano Zapata fue la cabeza de una rebelión contra los hacendados azucareros; tres años después organizó la Junta de Defensa para repartir la tierra entre los campesinos. Gracias a estas ideas de igualdad y justicia llegó a sus manos el Plan de San Luis, creado por Madero, y fue su tercer punto lo que lo convenció de adherirse al movimiento:
- En México las tierras serían devueltas a sus antiguos propietarios, quienes eran (en casi todos los casos) los dueños desde tiempos de la colonia e incluso más atrás.
Conforme lo planeó Francisco I. Madero, el 20 de noviembre de 1910 inició el movimiento armado que hoy conocemos como Revolución Mexicana; mientras Villa y Madero luchaba en el norte y los hermanos Serdán en el centro, Emiliano Zapata fiel a su juramento, lo hacía en el sur del país, todos liderando a los muchos mexicanos que ya no querían una reelección más del presidente Porfirio Díaz.
Al año siguiente el objetivo principal fue logrado, hacia finales de mayo Díaz renunció a la presidencia (después de más de 27 años ininterrumpidos de mandato) y dejó el país, poco después Madero fue elegido presidente y Zapata creyó que con esto el Plan de San Luis se cumpliría al pie de la letra.
Madero tomó decisiones con las que Emiliano no estuvo de acuerdo, se sintió relegado respecto al reparto de tierras, así que ese mismo año desconoció al gobierno maderista y reorganizó a sus tropas, que tomaron el nombre de Ejército Liberador del Sur, muchos eran los inconformes —cerca del 80% de los campesinos en el país no eran propietarios de las tierras que trabajaban— y así miles se adhirieron al ejército zapatista.
El 28 de noviembre de 1911, Emiliano Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que abiertamente renegaba del nuevo presidente y además estaban las bases para una nueva forma de organización en la sociedad, donde los pobres, las clases medias, los campesinos y los obreros, tuvieran los mismos derechos que las clases más adineradas y con poder.
Con el Plan de Ayala la lucha revolucionaria fue más allá de buscar una renovación en la política y las elecciones en México, el movimiento armado buscaba ya, que todo mexicano, sobre todo los que sustentaban la economía nacional (los campesinos, jornaleros y obreros) tuvieran acceso a una vida digna. La visión de Emiliano Zapata siempre fue clara:
“Dar el fallo a favor de la gente humilde sin considerar los procesos legales, pues las tierras eran una necesidad vital de los campesinos, para quienes no tenerlas significaba días de hambre y pobreza al no poder sembrar y cosechar productos de autoconsumo y venta”.
En un golpe de estado, Victoriano Huerta se apoderó de la presidencia y Madero fue asesinado, todo sucedió en 1913; al año siguiente Venustiano Carranza convenció a Villa y a Zapata para unirse en un mismo frente para acabar con el gobierno usurpador, logrado el objetivo Carranza llegó a la presidencia en 1914, pero dos años después comenzó a perseguir a sus antiguos aliados, quienes de estar de lado del nuevo presidente se convirtieron en perseguidos.
Sin importarle ser enemigo del Gobierno Constitucionalista de Carranza, Emiliano persistió en su lucha por recuperar y repartir justamente las tierras; poco a poco tuvo triunfos en algunas regiones del sur mexicano, fueron precisamente las poblaciones que recuperaron la posesión de sus tierras quienes lo respaldaron esos años, pues su condición de enemigo del sistema no dejó de existir.
1919 sería el año de la muerte de Zapata, con engaños asistió a una supuesta reunión militar que le ayudaría a reforzar su ejército, esta sería en la Hacienda de Chinameca, en Morelos. Aunque llevaba una escolta de muchas personas, los techos y escaleras del lugar estaban repletos de tiradores escondidos, en cuanto Emiliano y su gente entraron comenzaron a dispararles y así, murió el caudillo del Sur.
Aunque fue perseguido por los gobiernos de su tiempo, Emiliano Zapata siempre luchó para ayudar y defender a los desprotegidos por eso, hasta ahora, sus ideales continúan y es uno de los personajes revolucionarios más queridos, admirados y respetados de la historia de México.
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