Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha sentido curiosidad por todo lo que sucede en el cielo: las fases lunares, el movimiento del sol, la existencia de las estrellas, el día, la noche y los cometas entre muchos otros fenómenos; la constante y persistente observación de la bóveda celeste llevó al ser humano a descubrir la intrínseca relación que existe entre el cielo y los ciclos de vida en la Tierra, dando pie a reconocer a la astronomía como la ciencia del universo.
El calendario es el resultado de tales observaciones, pues se descubrió que hay fenómenos naturales que son cíclicos y van de la mano con determinadas condiciones celestes, entonces, a partir de ello se decidió contar los días y llevar un registro de los mismos para tener un orden y estar preparados para todas las temporadas.
Hasta ahora, el registro más antiguo que existe de lo que puede considerarse un calendario se encuentra al sur de Egipto, en Nabta, y se trata de un monolito que, según muchos científicos, pudo haber sido el primer instrumento con que los egipcios medían el paso de los días. En 2007 un estudio hecho por la Universidad de Colorado arrojó revelaciones sorprendentes: el rastreo a través de GPS y satélite indica que el lugar está alineado con las estrellas Sirio, Arturo, Alfa Centauri y el Cinturón de Orión.
Quizá podríamos decir que ese fue el inicio de la astronomía, que es la ciencia que se encarga de estudiar las leyes y movimientos de los cuerpos celestes. Las raíces griegas de la palabra astronomía son aster, que significa estrella y nomos, que se traduce como ley o regla.
Es esta moda de tener días mundiales, internacionales, nacionales, etc., la astronomía se ha destacado pues, no tiene solo un día para celebrarla sino varios; y difieren muchos, justo porque todo tiene que ver con las fases lunares. Algunos coinciden con que es el 7 de mayo, otros le apuestan al 1 de octubre y otros más dicen que debe celebrarse el sábado más próximo al cuarto creciente lunar que puede suceder entre mitad de septiembre y mitad de octubre, por lo que una de las fechas que conmemora la astronomía y su estudio, en el 2022, es este 13 de octubre.
El Universo es un misterio que ha cautivado a la humanidad desde su surgimiento. Civilizaciones enteras que se regían por los astros y sus movimientos en todo lo que hacían; tal es el caso de los mayas, aún ahora no dejan de sorprendernos sus construcciones, entre las que destacan el observador astronómico conocido como El Caracol, que ha permitido a los científicos evidenciar el gran conocimiento que tenían del universo, particularmente de Venus y el mundialmente famoso Castillo de Kukulkán, por donde cada equinoccio el juego de luz y sombras generado por el Sol hace ver como si una serpiente descendiera por su escalinata en la antigua Chichén Itzá, en el estado mexicano de Yucatán.
Los egipcios también alcanzaron un gran conocimiento astronómico, es mucho el material científico y académico que lo constata. Sabemos que algunas de sus construcciones están alineadas u orientadas con distintos cuerpos celestes y los arqueólogos han encontrado muchísimos vestigios referentes a la ciencia del Universo, por ejemplo, el Calendario de Elefantina, el grabado de la diosa Seshat que con ayuda del rey tensa una cuerda para encontrar la perfecta orientación en la construcción de un templo o bien los llamados ‘observadores de horas’ que eran como los astrónomos egipcios, sacerdotes dedicados a observar y estudiar el cielo, solo que en lugar de telescopios usaban un aparato hecho con nervio de hoja de palmera como mirilla y una barra horizontal con una plomada que les permitía corroborar la vertical del meridiano central.
En la tumba de la reina Hatshepsut se ha encontrado el techo astronómico más antiguo, sin duda una pintura clave para comprender la relevancia de la astronomía en el mundo egipcio.
En el Renacimiento, Nicolás Copérnico escribió y publicó su obra Sobre las revoluciones de los orbes celestes, en la que echa por tierra la concepción griega del geocentrismo y la geostática al plantear su teoría heliocéntrica. El científico polaco sostenía que la Tierra no estaba inmóvil al centro del Universo, todos los movimientos de planetas y estrellas se podían explicar mejor partiendo de la premisa de que era el Sol el centro de un sistema que se movía alrededor suyo; aunque en su momento fue una propuesta inaceptable, podemos decir que fue el inicio de una nueva astronómica.
Más adelante el científico alemán Johannes Kepler, que era partidario del heliocentrismo, dedicó parte de su vida a observar el movimiento de los planetas y publicó sus conclusiones, que hoy las conocemos como Leyes de Kepler y hacen alusión a que el movimiento planetario es elíptico y no circular, como se creía en la antigüedad.
Un convencido seguidor de la teoría de Copérnico fue Galileo Galilei, italiano célebre que dedicó su vida a la ciencia, a la que le dio un nuevo auge gracias a sus estudios en el campo de la física, la astronomía y la matemática. Entre sus aportaciones está la de haber mejorado el telescopio, cuya invención se atribuye al fabricante de lentes holandeses, Hans Lippershey; el italiano lo usó por vez primera con fines astronómicos y así descubrió las lunas más grandes de Júpiter, lo que dio lugar al nacimiento de la astronomía moderna.
A partir de entonces, “el desarrollo de la ingeniería y la tecnología ha permitido obtener imágenes del universo y generar conocimientos inimaginables de sus orígenes y evolución“.
Debido a sus conclusiones y descubrimientos científicos, Galileo fue juzgado por la Inquisición y obligado a retractarse de sus teorías, lo condenaron a vivir preso el resto de sus días y murió en 1642. Más de 350 años después, en 1992, el papa Juan Pablo II le retiró los cargos en su contra y pidió perdón por la condena de la Inquisición.
Ya en lo que podemos llamar astronomía moderna, el inglés Isaac Newton construyó un telescopio reflector con espejos metálicos, sin duda un avance significativo sobre los telescopios refractores de su época, dada la dificultad de fabricar lentes de gran tamaño adecuados para estos instrumentos, además, condensó todas las teorías de sus antecesores en su teoría de la Gravitación Universal, introduciendo el concepto básico de gravedad, que marcó un antes y un después en la historia de la astronomía.
Se siguieron descubriendo planetas cono Urano y Plutón (que ahora se considera ‘planeta enano’), se tomó la primera fotografía de la luna, etc.
Y llegamos hasta el siglo XX en donde no podemos dejar de mencionar dos nombres importantísimos: el brillante científico alemán Albert Einstein cuya Teoría de la Relatividad es un modelo del Universo y el astrónomo estadounidense Edwin Hubble, quien descubrió las nebulosas externas a la Vía Láctea, lo cual confirmó la existencia de otras galaxias, además hizo una clasificación de éstas y afirmó que el Universo está en una expansión constante.
Resulta apasionante adentrarse en los secretos que guarda el Universo, poder saber más nos abre la puerta para imaginar cómo es el espacio exterior y quizá así poder entender mejor cómo funciona nuestro planeta, que es apenas una partícula en medio del infinito, de ahí la importancia de que cada 13 de octubre, o el día que prefieras de los destinados, celebremos la ciencia que estudia las leyes que rigen al Universo y todo lo que en él existe: la astronomía.
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