Tal vez al escuchar el nombre Francisco González Bocanegra lo primero que llega a tu mente es el Himno Nacional de México, y no es para menos, a este hombre se deben las líneas que componen la letra de uno de los himnos más hermosos del mundo (para muchos el mejor). Aprovechando que en enero se conmemora un año más de su natalicio, te invito a descubrir un poco más acerca de la vida de este importante personaje de la historia mexicana.
Este escritor nació casi al mismo tiempo que la nación mexicana (considerando que la Independencia de este país concluyó en 1821), el 8 de enero de 1824, en San Luis Potosí, México. Desafortunadamente no pudo pasar su infancia en ese lugar pues, aunque su madre era mexicana pesó más la nacionalidad del patriarca de la familia. En un incipiente país que apenas había logrado deshacerse del yugo de la corona, los españoles no eran muy bien aceptados y se promulgó una ley que demandaba expulsarlos. Así que los González Bocanegra fueron desterrados de América y Francisco pasó sus primeros años en Cádiz, España.
Por cierto, un dato que seguramente no sabes es que su nombre completo era Francisco de Paula Luciano José Antonio Agustín del Carmen de San Rafael, quizá por eso se decidió a usar el sencillo Francisco González Bocanegra, ¿no crees?
Hacia 1836 la familia pudo regresar a México, en donde Francisco siempre demostró una gran pasión por escribir, de hecho, llegó a ser director del Diario Oficial del Supremo Gobierno. También se desempeñó en la administración pública, pero lo que en realidad le apasionaba era escribir, era un romántico nato, y como el mejor exponente de esta corriente literaria fue un tímido empedernido, tanto que nunca se atrevió a hacer pública su obra, salvo en las ocasiones que se decidió a hacer llegar sus poemas a alguna de sus musas.
Casi diez años después de haber vuelto a su ciudad natal decidió mudarse a la capital del país, quizá con la intención de entregarse por completo a la literatura. En la Ciudad de México conoció a Guadalupe González del Pino, mujer que le robó el corazón y terminó siendo su esposa, a quien le dedicó varias de sus creaciones y a ella se debe, indiscutiblemente, su fama.
Sabedora de las capacidades y habilidades literarias de su novio, en cuanto se enteró del concurso lanzado por el gobierno del presidente Santa Ana para encontrar la letra de lo que sería el Himno Nacional Mexicano, Guadalupe le pidió a Francisco que se inscribiera, pero él estaba renuente, no se creía capaz de lograr una composición a la altura de tal demanda. Muchos dicen que la joven estaba convencida de las capacidades de González Bocanegra así que, decidida, lo encerró en una habitación con lo necesario para lograr el cometido: escribir una pieza digna de ser el Himno que se estaba buscando. Le dejó libros de historia de México, papel, tinta, plumas y quiero pensar que agua y algo de comida, ya que estaría ahí bajo llave hasta no haber terminado el encargo. Cuatro horas más tarde el resultado fueron diez estrofas y un coro magistralmente escritos, que deslizó bajo la puerta de dicha habitación. El heroico poema entró al concurso junto a otras 24 propuestas y el resto, es historia.
Realidad o leyenda, la verdad es que a mí esa historia del encierro me parece encantadora. Esa mujer debió haber estado muy enamorada o haber confiado demasiado en su novio para haber llegado a ese extremo; como haya sido, el resultado fue de verdad imponente, no por nada el 5 de febrero de 1854, en el Diario Oficial se dio a conocer el triunfo de un joven y poco conocido Francisco González Bocanegra.
Publicaba su obra esporádicamente en algunos diarios, entre 1859 y 1860 fue censor de teatro, sin embrago, debido a su ideología política, al terminar la Guerra de los Tres Años tuvo que permanecer oculto del ejército liberal para no ser apresado, y murió encerrado en el sótano de un familiar, cuando apenas tenía 37 años de edad.
Francisco González Bocanegra no solo escribió el Himno Nacional Mexicano, su obra comprende también poesía, muchas publicadas en La Ilustración Mexicana; a su ingenio también se debe el drama histórico-caballeresco Vasco Núñez de Balboa, que fuera elogiado ni más ni menos por José Zorrilla gracias a la extraordinaria versificación lograda por el autor.
No puede quedar duda de que González Bocanegra fue un verdadero artista, su sensibilidad y capacidad retórica se manifiestan en cada línea de su obra cumbre, el Himno Nacional de una nación que se siente inmensamente orgullosa de cada una de las palabras que lo componen.
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