El Braille es el principal medio de comunicación que usan las personas invidentes o con discapacidad visual profunda. Es importante hacer notar que no se trata de un idioma como lo son el español, el inglés, el chino o el alemán, es un alfabeto para que, sin importar el idioma, este grupo poblacional pueda tener acceso a una mejor educación e integración en la sociedad. El Día Mundial del Braille se celebra cada 4 de enero y quisiera profundizar en su importancia.
En 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó que a partir del año siguiente (2019) cada 4 de enero sería el Día Mundial del Braille debido a lo importante que el alfabeto es para la humanidad en general y para este sector de la población en lo particular. El objetivo de esta conmemoración es hacer conciencia sobre la integración de las personas que tienen discapacidad visual y que merecen desenvolverse en igualdad de condiciones sin ningún tipo de discriminación en cualquier grupo social.
La fecha se eligió en recuerdo del natalicio de Louis Braille, creador de este importantísimo sistema de comunicación.
Nacido en Francia, Louis fue hijo de un fabricante de arneses. En 1812, cuando apenas tenía tres años, jugando en el taller paterno sufrió un accidente al picar su ojo con una lezna puntiaguda. La herida se infectó de tal forma que no solo no fue posible controlar la afectación, además la infección se extendió al otro ojo y dos años más tarde el pequeño había perdido la vista irremediablemente.
Quizá en ese entonces el concepto de lo que es la resiliencia no existía, pero no me queda duda de que Braille es un gran ejemplo de ella. A pesar de su nueva condición el chico llevaba una vida normal, jugaba e iba a la escuela como cualquiera, resultando ser un muy buen alumno que hacía uso extraordinario de su memoria para compensar su falta de vista. A los 10 años, gracias a una beca que obtuvo por su excelencia académica, fue a estudiar al Real Instituto para la Juventud Ciega (RIJC) en Francia.
En ese entonces el sistema de enseñanza se basaba en que las letras eran marcadas con relieve en el papel, así que los estudiantes debían recorrerlas una a una con sus dedos para poder leer con las manos.
Fue así hasta que, en 1821, Charles Barbier, capitán del ejército francés, compartió con el Instituto un sistema de lectura táctil que ya había desarrollado para que los soldados leyeran mensajes en “clave” mientras estaban en el campo de batalla, le llamaba “escritura nocturna” ya que, aún de noche, sus chicos no tenían que encender una linterna, con el lógico riesgo de alertar a la tropa enemiga. A Barbier se le había ocurrido que su sistema podía ser de mucha utilidad para los invidentes, ¡y no estaba equivocado!
Este código se basaba en puntos y líneas en relieve en lugar de letras, sin embargo, no tenía signos de puntuación o mayúsculas (lo que no es necesario en una batalla); esto lo volvía complicado en el proceso de aprendizaje del alumnado invidente, pero Braille sabía que esta era una herramienta que definitivamente cambiaría su vida. Se dedicó a perfeccionar el sistema del capitán Barbier y cuando apenas tenía 15 años de edad lo consiguió, redujo el sistema a una base de seis puntos con lo que es mucho más fácil poder hacer la lectura dactilar.
La combinación de esos seis puntos organizados como una matriz de tres filas en dos columnas, que se numeran de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, permite obtener 64 combinaciones diferentes, incluyendo la que no tiene ningún punto, que se utiliza como espacio en blanco para separar palabras, números, etc.
La presencia o ausencia de puntos determina de qué letra se trata. Es un sistema que para los que por primera vez lo leemos parece muy complicado, pero efectivamente no se trata de ver sino de sentir.
“La forma de leer el alfabeto Braille es mover la mano de izquierda a derecha pasando por cada línea. En promedio los lectores de Braille pueden leer de 104 a 125 palabras por minuto”.
Gobierno de México
¿Puedes creer que para llegar a tal resultado Braille usó una herramienta muy similar a la que le causó aquel accidente de la infancia? Por increíble que parezca así fue.
“Para sus puntos en relieve en la hoja de papel usó una lezna y para asegurarse de que las líneas quedaran rectas y legibles utilizó una rejilla plana”.
Actualmente, gracias a la conciencia de inclusión que impera en el mundo, es posible que las personas invidentes y débiles visuales tengan cada vez más acervo en su alfabeto, pero no siempre fue así, basta decir que hasta el momento de su muerte Louis Braille no supo que su sistema se convertiría en un alfabeto que se usaría para la integración de los que, como él, no podían ver; y no solo en la escuela donde estudió sino en el mundo entero y a través de los años.
Hoy no solo hay materiales impresos o indicaciones en los museos en braille, son un sinfín de usos los que afortunadamente existen con este alfabeto para el uso de quienes así se comunican, desde la fecha de caducidad en latas de refresco hasta el famoso cubo de Rubik en Braille, anillos, relojes, tatuajes, ¡y hasta ropa!
Este 4 de enero puede ser un buen día para agradecer por tu vista (aunque uses lentes) y además para que busque un lugar donde aprender este alfabeto que puede ayudarte quizá a integrarte a una A.C., un grupo de apoyo o una ONG para ayudar a que cada vez sean más y mejores las maneras en que todos los seres humanos vivamos en una sociedad sin distinciones.
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